El leviatán es un ser monstruoso perteneciente a la mitología hebrea, mezcla entre una serpiente de mar y una ballena.
Es un ser conocido desde la antigüedad. Es un enorme monstruo marino que simboliza el mal. Se ha llegado a pensar que también puede tratarse de una especie de cocodrilo gigante ya que, en el libro de Job, el leviatán representa al cocodrilo al que hay que dar caza.
Tiene el cuerpo con escamas muy juntas, a modo de escudo protector, dientes afilados y forma de reptil, de hecho, es bastante parecido a un dragón sin alas en su aspecto externo. Sus escamas son de color verde esmeralda o turquesa.
Es capaz de expulsar un ácido vaporizado por la boca, pudiendo provocar así quemaduras corrosivas en sus víctimas. Sus ojos están siempre iluminados, como incandescentes.
Se trata de un ser muy fiero y fuerte. Las historias sobre leviatanes han sido muy famosas entre pescadores, puesto que el leviatán es un monstruo muy temido en las aguas marinas.
El hecho de que el leviatán esté presente en aguas dulces y saladas hace pensar que, tal vez, sean dos seres distintos con el mismo nombre. O, tal vez, exista un leviatán de río y otro de mar.
El término Leviatán ha sido reutilizado en numerosas ocasiones como sinónimo hoy en día de gran monstruo o criatura.
Durante la edad de oro de los viajes marinos, los marineros europeos vieron al Leviatán como una gigantesca ballena-monstruo del mar, o generalmente una serpiente marina, que devoraba naves enteras al nadar alrededor de los cascos tan rápidamente creando un torbellino.