RELATOS

ÉL

Esos ojos azules siempre habían estado ahí, al fondo de la clase, escondidos detrás de unas viejas y talladas gafas que llevaba para ver la pizarra desde hacía más de seis años. Eran del mismo azul que sus grandes ojos; un azul que te hacía sentir seguro de tus propias ideas, pero si mirabas bien podías sentir escalofríos de su mirada fría y neutra.

Era un chico peculiar, de esos que pasan por la calle y te es imposible ni fijarte en él, en sus llamativos ojos azules y en el rizo de oro que le caía en la frente, sobre su ceja izquierda. Pero por mucho rato que estuvieras mirándolo no podrías llegar a ver las pecas que tenía al rededor de sus mejillas, era como si alguien hubiera salpicado un pinzel sobre su cara, acabando así el cuadro más bonito del mundo. Tampoco llegarías a ver el hoyuelo que se le forma en la mejilla derecha, ni de que color son las gomas de sus aparatos, de hecho, nunca sabrías que lleva aparatos, nunca sonreía.

Podías llegar a pensar que tenia muchos amigos, que era popular y que le encantaba llamar la atención en clase. En ese caso te estarías equivocando. Era un chico reservado, tímido y con pocos amigos, todo el mundo sabía que aquellos misteriosos ojos guardaban un secreto, todo el mundo sabía que él no era de fiar, todo el mundo sabía que él no sabía amar. Y a pesar de todo, yo me enamoré de una sonrisa que sólo había visto una vez en mi vida.