RELATOS

SIN TI

*Drama*

Me encuentro con mi marido Isaac en el coche de vuelta a casa, después de una espectacular cena en su compañía. Hoy hacemos tres años de casados. Estamos cantando, riendo, haciendo tonterías como siempre. De pronto veo una luz blanca acercarse a nosotros. Giro mi cara para verla de cerca, pero es demasiado tarde. Hemos chocado contra un coche. Giro mi cara para ver a Isaac, y lo veo con los ojos cerrados y mucha sangre por su cara y cuerpo. Estas son las últimas imágenes que veo antes de cerrar los ojos y caer en un profundo sueño.

Abro los ojos. Miro a mi alrededor y me encuentro en una habitación blanca. Dirijo mi vista a mi cuerpo y muchos cables están conectados a este. De repente aparece un hombre de bata blanca. Supongo que el doctor. Se acerca a mí y me empieza a alumbrar los ojos con una pequeña linterna mientras me hace preguntas. Imágenes de un accidente aparecen en mis pensamientos. Isaac. Le pregunto al doctor por él y me mira con compasión. Tengo miedo. Se me ocurren muchas cosas que hayan podido pasarle, pero la peor es que se haya muerto. "Lo siento, su marido ha perdido mucha sangre y necesitamos un donante", dice el doctor antes de salir por la puerta. Lágrimas brotan de mis ojos. Siento como mi mundo se desmorona. Es imposible. Una mujer entra con una bandeja en sus manos. "Necesita comer para reponer fuerzas", me dice. "Necesito ver a mi marido", le respondo yo. "Lo verá después de comer", insiste. Coloca la bandeja en una pequeña mesa que después acerca a mi cama.

Cuando termino de comer, me levanto con la ayuda de la enfermera. Caminamos por varios pasillos hasta que nos detenemos en frente de una puerta. "Ya puede pasar", dice la mujer antes de irse. Abro la puerta y reconozco una silueta encima de una cama. Mi marido. Me acerco lentamente y al llegar, él abre sus ojos e intenta sonreírme, pero le cuesta. "Ven, acércate", me dice en susurros. Hago lo que me pide y me da un beso utilizando las pocas fuerzas que le quedan. "No me puedes dejar", le pido. "Te quiero mucho cariño, estos tres años han sido los mejores de mi vida gracias a ti. Has hecho que mi vida cobre sentido. Pero ahora es el turno de que otro tenga lo oportunidad que he tenido yo." "No me puedes dejar", digo con lágrimas y omitiendo lo que me ha dicho. "Eres muy joven, serás feliz. Nunca olvides que te quiero, te cuidaré desde donde esté. Pero prometeme que harás tú vida junto a otra persona." "No te puedo prometer eso", respondo. "Te quiero", es lo último que dice antes de dejarme sola.