Capítulo 31

3.6K 153 4
                                    

Le conté todo a Melina.

—Tendrás que hablar con Raquel, lo sabes, ¿no?

—Sí... Mañana, hoy estoy cansado —le dije.

Cuando acabamos de contarnos todo, Damian vino. Melina hacía mala cara pero no huyó, y al sentarse Damian les hice hablar las cosas, se arreglaron y se fueron al cuarto a celebrar que estaban bien, y yo me quedaba sólo, y eso lo odiaba, aunque a veces lo necesitaba para pensar. Paseaba por el campus no se veía a nadie, era aún pronto, las 0:00, se estaba bien paseando sin un rumbo fijo, sin tener que pensar en nada, en nadie, sin problemas, estaba tan agusto mirando las estrellas y oyendo los grillos, estaba sumergido de lleno en un silencio y tranquilidad absoluta, hasta que mi móvil vibró. En la pantalla se observaba un contacto desconocido, de normal no lo cogería pero hoy no tenía nada que hacer, lo cogí.

—¿Sí? —dije sin oír ningún ruido, quizás habían colgado o era una broma que era lo más habitual.

—Da... Davi... ¿David? —una voz entrecortada me hablaba, estaría llorando?

—Sí, ¿quién pregunta por mí? —estaba confuso, no sabía quien era y como era que sabía mi nombre.

—Lo... Siento... Siento todo... —la voz se quebraba cada vez más.

—¿Perdona? ¿Quién eres y que sientes? No entiendo nada —solo me rondaba una pregunta la cabeza y era, quien podría ser esa chica.

—Siento haberte dejado ir —rompió a llorar.

—¿Dejarme ir donde? Puedes explicarte mejor y dejar de llorar y ah decirme quien eres —no sabía de que hablaba esa chica, no sabía quien era, su voz me sonaba pero no podía saber de quien era.

—No... ¿No sabes quién soy..? —parecía decepcionada.

—Pues, siendo sincero, no, estas llorando y no logro reconocer bien tu voz, quizás si dejases de llorar y te explicases... —me iba a desesperar si no me decía quien era.

—No puedo parar de llorar David, te he perdido... Te he perdido para siempre y te amo y creo que a pesar de todo tu me amas aún, fuimos por mucho tiempo un infinito de pié y tumbado... Quiero recuperar lo que eramos... David... Yo te amo... —lloraba mientras hablaba.

Ya sabía quien era, pero no quería creerlo, no quería creerme más mentiras, no quería más daño, así que simplemente hice lo que ella, le mentí.

—Lo siento, no se de que me hablas, quizás te has equivocado de David —le contesté seco, frío, borde, como se merecía.

—¿Como que no te acuerdas? Estuvimos un año juntos hasta que... Te acusé de algo que era mentira que más tarde hice yo...

—Ya te he dicho, no sé, ni quiero saber quien eres, lo lamento, pero para mi ni existe un infinito ni de pié, ni tumbado, y si alguna vez ha existido, estará muerto, y así estará bien, no vuelvas a llamar, no hablo con desconocidas, adiós —colgué.

El pecho me dolía, no... Otra vez no... Esto debe ser una mentira o algo... A lo mejor todo era una pesadilla, ella no me había llamado y me había dicho eso que tanto esperé durante 2 años, esto sólo es un mal sueño.

Me pellizqué fuerte, pero nada seguía en el mismo lugar con un dolor en el brazo. Todo había sido real, decidí irme a mi habitación y no darle más importancia, pero se la daba no podía pensar en otra cosa que no fuera esa llamada, esa voz, esas disculpas, ese te amo... No podía parar de pensar en ella...

Quédate, puede que te quiera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora