Capítulo 33

3.4K 134 2
                                    

No me podía mover, quería correr y huir lejos de allí, de ella, pero no podía, mis articulaciones parecían de piedra, pesaban mucho y estaba inmóvil.

Estaba a escasos pasos de mi, se me estaba rompiendo todo por dentro, no podía dejar que se notase, apreté los puños fuerte y miré al suelo, no podía ver su cara, no debía, ni quería, sino me destrozaría aún más.

Ya estaba delante mía, podía ver sus pies, mi corazón latía mas rápido que de normal y me estaba cabreado, no quería que estuviese cerca mío.

—David... —dijo la chica que estaba delante mía.

No dije nada, quería que se fuese, solo eso.

—David, quiero arreglarlo... —me acarició mi mano izquierda.

Notaba sus finos dedos, ese tacto que tantas veces he sentido, esos dedos que tantas veces han recorrido mi cuerpo... Pero no quería notar nada.
Me quedé inmóvil, lleno de sensaciones y sentimientos confusos.

—David en serio... Mira me al menos —me apretó la mano fuerte.

Sentía su calor, la calidez de esas manos, de ese tacto, de ella...

—¿Tú quién eres? —era la voz de Raquel.

Daba gracias a dios por que ella estuviese ahí, se puso a mi lado y me cogió de la mano, cosa que hizo que la otra chica me soltara.

—Solo quiero hablar con David, no quiero amigas, adiós —tan seca y tan borde como siempre, nadie cambia.

—Mmm... Yo creo que mi David no quiere hablar contigo, así que adiós a tí —dijo, dado por concluida la conversación.

Nos alejamos de ella, estaba débil, temblaba y Raquel me lo notó, pasé mi brazo por detrás de su cuello y ella el suyo por mi cintura.

—Gracias... —le susurré como pude.

Me acarició la cara y me sonrío.

—Tranquilo, pero ya me puedes contar quien es esa y que te a hecho porque la mato —me cogía fuerte.

Sonreí ante su comentario. No dije nada en todo el rato hasta que llegamos a su habitación y me tumbe en la cama soltando un gran suspiro.

—No me apetece hablar ahora, ¿puedo dormir?

—Sí claro, es como si fuese tu habitación —me respondió con una sonrisa adorable.

—Pero quiero dormir abrazado a tí por favor ven, no quiero sentirme solo...

—Tranquilo pequeño —se tumbó a mi lado y me abrazaba fuerte. —No vas a estar solo, me tienes a mí.

Sonreímos y al mirar su cara, y sentir sus caricias todo se quedó tranquilo, era una de las pocas chicas que no me ponía nervioso, era como mi hermana mayor. Me límite a cerrar los ojos y a caer en un profundo sueño estando a su lado.

Me desperté aún me estaba abrazando a ella, estaba mirándome con esos ojos azules tan bonitos, le dediqué una sonrisa y besé su frente.

—Buenas —me desperté. —¿Qué hora es rubia?

—Las 6 de la tarde, has dormido bastante.

—Un poquito solo —sonreí.

No me quería ir de allí, estaba a gusto sin nadie que me agobia se.

—¿Puedo dormir aquí hoy? Estoy cansado...

—¿Quieres dormir más o te gusta mi compañía? —sonrió.

—Las dos cosas hermanita, ¿puedo?

—Siempre puedes pero hazme sitio en la cama y cámbiate anda.

—¿Qué me pongo?

—Lo que te pusiste la primera vez que te conocí.

—Sácalo a ver.

Me sacó la ropa.

—Huele a mi aún, ¿por? —Pregunté algo divertido.

—Me encanta tu olor y por eso aún guardo esa equipación.

—Yo quiero algo a cambio eh.

—Que quieres, a ver, dime —no se imaginaba que iba a pedir.

—A cambio, quiero...

Quédate, puede que te quiera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora