Epílogo

9.1K 361 28
                                    

POV NATALIA

No se cuanto tiempo pasó en silencio. Una, quizá dos horas. No la molesté. Me dediqué a observar como el gesto de su cara cambiaba a medida que una película avanzaba en la televisión de mi salón. Sé que estaba concentrada en ella, porque es lo que hace cuando no quiere pensar... pero la película terminó, y con ella el agónico tiempo de silencio. Sacó la cabeza de debajo de la manta con estampado de osos y me miró, larga y profundamente, antes de esbozar una sonrisa.

- Adelante, pregunta.-  Hizo una larga pausa y suspiró, antes de añadir- Sé que lo estás deseando.

- Cuéntame... que ha pasado cariño.

Todavía medio oculta por la manta, comenzó a contarme todo lo sucedido. Aunque aparentemente no se dejó ningún detalle, algo en su tono de voz y en su forma de contármelo me resultaba... extraño. Y por más vueltas que le di durante su monólogo, no pude identificarlo... No me miraba a los ojos, simplemente tenía su vista fija en un pequeño hilo de la manta, con el que jugueteaba nerviosa y que, finalmente, terminó por arrancar. Aquella no parecía Paula, la que días atrás me había suplicado de rodillas en medio de la calle que viera con ella la película del Rey León de nuevo. Parecía como si algo en ella...  hubiese cambiado. Mientras yo intentaba psicoanalizar la situación, ella continuaba narrando los hechos con toda clase de detalles.

POV LAURA

Llevaba cerca de 2 horas llorando. Todavía no había conseguido si quiera que me mirara a la cara, aunque tampoco había insistido demasiado. Era un llanto sordo, interrumpido por momentos de reflexión que no duraban apenas unos segundos. Creo que era la primera vez que veía a Patri así. Me limité a sentarme al lado de su cama y comunicarme con su madre, a base de mentiras, para encubrir la situación. No sabía que más hacer... a si que simplemente cumplía las funciones necesarias que a ella le eran imposibles. 

Abandoné su habitación cerca de las 10 para llevarle algo de cena. Para mi sorpresa, mi teléfono comenzó a sonar en medio del restaurante chino. Cuando vi el nombre en la pantalla a penas lo odía creer, así que simplemente lo dejé sonar. Segundos más tarde, el mismo número, guardado con el nombre de Natalia, intentó de nuevo establecer contacto. Esta vez y ante la idea de que pudiera intentarlo con el número de Patri, decidí responder.

-¿Qué quieres? Mira, yo no...- Antes de que pudiera acabar, ella me interrumpió.

- Escucha. No ha sido conmigo. No puedo decirte nada más, ¿vale? Es algo entre ellas dos. Pero no ha sido conmigo.- Al terminar la última frase colgó el teléfono, dejándome ligeramente confundida.

Volví rápidamente a casa de Patri, y subí las escaleras lo más rápido que pude, no sin antes tener que hablar con su madre e inventarme otra excusa creíble. Al entrar a la habitación, encontré a Patri en la misma posición que cuando me fui.

Traté de establecer primero una conversación con ella, pero me resultó imposible, así que simplemente le narré la conversación de Natalia.

Al finalizar me miró, permaneciendo en silencio, y comenzó a comer lo que le había servido en el plato. Las lágrimas resbalaban por sus mejillas, pero ya no iban acompañadas de lamentos.

POV PAULA

Tras darme una ducha en casa de Natalia, le cojo algo de ropa prestada e intento disimular los ojos hinchados. Ella continúa esperándome en el salón, supongo que creyendo que bajaré con un pijama puesto y que me dedicaré a hundirme todavía más en el sofá. Suena mi teléfono, informándome de que mi billete de salida ya está aquí. Recojo las pocas cosas que necesito y bajo las escaleras, intentando aparentar normalidad. Cuando Natalia se da cuenta de que me he vestido y arreglado, me mira confusa.

-¿Te vas?

-Si, he quedado.

-¿Con...?- Pregunta ella, visiblemente sorprendida

-Lo siento... pero tengo prisa Nat. Mañana hablamos, ¿vale? No te preocupes por mí.

Salgo rápidamente por la puerta principal para evitar que Natlia me interrogue todavía más o pero aún, que me siga. Se que ha llamado a Laura. No estoy molesta ni mucho menos, pero creo que no me ha respetado al hacerlo cuando me estaba duchando. Llego al final de la calle y doblo la esquina, donde un todoterreno oscuro me espera. La puerta del copiloto se abre suavemente y una voz conocida sale de dentro.

-Wow, estás impresionante.-Me halaga. Yo sonrío, me hace gracia la situación.- ¿A dónde quiere ir la señorita esta noche?

-Primero, al estanco.- Afirmo.

-Está bien. ¿Y después?- Continúa preguntando.

-Calla y arranca, tenemos prisa ¿recuerdas? 

-Bueno... lo siento... me gusta disfrutar del tiempo contigo.- Me dice mientras posa su mano derecha demasiado por encima de mi rodilla.

-Sabes que tienes límites. No te pases ni un pelo, Eloy.


Las nubes no siempre saben a chocolateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora