-Osea, a ver si lo entiendo. Después de pasar escasas 5 horas juntos ya pretende liarse contigo, y tú en un intento desesperado de que te deje en paz le gritas que eres lesbiana- Dice Natalia mientras repasa en voz alta lo que le acabo de contar. Está sentada en la silla de mi escritorio mientras yo intento no morirme encima de mi cama.
-No exactamente. En realidad le dije que tenía novia. Y fue sin querer.
-Pero no tienes novia.-Continua analizando ella.
-No, pero no estaba la situación como para explicarle mi "relación". Y gracias por el apoyo psicológico que ahora me brindas...
-Bueno, estamos analizando esto objetivamente. Y objetivamente, Patri no es tu novia. ¿y que te dijo él?
-Pues... Conseguí apartarme de él y me metí en casa sin esperar a que me contestara. Me da bastante igual lo que piense la verdad.
-¿Y si dice algo?
-Yo también lo había pensado. No se, no creo que venga a nada que lo cuente, pero de todas formas no me gustaría que las chicas se enteraran por otro.
-Yo que tú esperaría a ver que pasa mañana en clase para tomar una decisión.
-Empiezo a estar harta de tomar decisiones...- Digo yo hundiendo la cabeza en la almohada.
-Y por eso me llamas a mi a las 11 de la noche entre semana para que te ayude.- Dice ella mientras se acerca a la cama.
-Bueno, no te quejes, vives aquí al lado, escasos 15 minutos andando. Además, te puedes quedar a dormir y lo sabes. ¿A quién iba a llamar?- Digo yo mientras la abrazo por la espalda.
-Lo sé lo sé, he dejado mis cosas en la habitación de invitados.
-No ves que linda, que ya te tengo enseñada.- Digo yo mostrando una gran sonrisa.
-Ala, como si fuera un perro. ¿Me voy eh?
-Que no, que yo te quiero mucho jolin.
-Bueno, por que ya es tarde y tu madre cocina muy bien, si no...
-Ah, que piensas que te voy a alimentar...- Digo yo intentando mantenerme seria.
-Claro que no, si por ti fuera dormiría en la caseta del perro con una manta. Ha sido tu madre la que me ha dicho que en 10 minutos me sube unos macarrones.
-Pero como puedes mentir tanto... si siempre duermes en mi cama. Muy poca gente tiene ese privilegio.
-Paula, no nos engañemos, lo haces por que sino tendrías que prepararme otra cama.
-Bueno, y que tendrá que ver... además calla un rato, que yo debería estar afectada por mi empujón fuera del armario.
-Tú lo que tienes es mucho cuento. Mira, si está claro que lo estabas deseando. Además, sabes perfectamente que ninguna de tus amigas te va a tratar diferente. Cris, Carol y Claudia te conocen desde siempre y sabes que nunca te dejarían de lado por tu forma de ser. Laura parece una chica muy abierta.Y Sandra... es especialita, pero muy buena persona. Y te quiere, igual que el resto. Así que relájate y deja que tu madre me traiga la cena.- Sentencia Natalia cogiendo aire.
En efecto mi madre no tarda en aparecer por la puerta con un gran plato de macarrones, dos refrescos y dos tenedores. Después de preguntarle a Natalia como le va la vida se retira sigilosamente y vuelve a dejarnos solas.
- Sigue pensando que nos los comemos entre las dos...- Dice Natalia mientras deja el que seria mi tenedor a un lado.
-Normal, no se como puedes comerte todo eso al final del día.- Le digo yo señalando a la enorme montaña de pasta de su plato.
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Las nubes no siempre saben a chocolate
Novela JuvenilA sus 17 años, Paula vive una vida bastante tranquila. Dentro de lo esperado. Hasta que una nueva vecina le hará descubrirse a si misma y, como consecuencia, a sus propios demonios hasta ahora escondidos.