Adaptación

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Llegaron a Londres y encontraron un bonito apartamento que complacía las necesidades de Tom, una habitación grande con un cuarto de aseo, una zona de estar amplia, con un sofá antiguo y una cocina bastante apaña, aunque Mérope no entendía muy bien el dinero maggle sabia que era bastante costoso para lo que ellos se podían permitir, Tom tenia que buscar un trabajo y ella moverse por la ciudad con las pociones que podría vender a los muggles , esto ultimo no estaba permitido en el mundo mágico pero solo vendería pociones para dormir,para la tos o con pocos efectos secundarios, mas o menos todos relacionados con la salud para no levantar sospechas. Pero aun así tenia sus serias dudas de poder mantener ese apartamento, habían visto algunos mas modestos pero Tom se había empeñado en ese.
Mérope era feliz, lo único que le molestaba un poco eran los malestares del embarazo y por esa razón, Tom, no estaba buscando un trabajo, la intentaba cuidar las 24 horas del día, el parecía feliz al lado de ella y ella estaba dichosa. Bajaban a desayunar a la cafetería de enfrente, daban un largo paseo y comían en algún restaurante modesto de las afueras, volvían al anochecer exhaustos pero contentos, en ocasiones Tom no entendía lo que estaba haciendo hasta que ella le daba poción, una felicidad falsa de la que Mérope no parecía aceptar la realidad.
Así pasaron unos tres meses y el dinero se agotaba y lo que era peor para Mérope, sus ingredientes para la amortensia también así que convenció a Tom para que fuera a buscar trabajo y ella iría al Callejón Diagon a abastecerse .
Esa mañana Mérope se aseguró de darle suficiente poción a Tom para que volviera junto a ella se despidieron con un beso y ella fue directa al Callejón Diagon , por el camino se tomo un poco de poción multijugos para que no la reconocieran, algo que le sentó muy mal porque la poción no esta pensada para dos personas y la transformación aparte de ser muy dolorosa no conseguía ocultar su embarazo y por lo tanto tuvo que esperar a que se pasaran los efectos y disfrazarse con ropas y algún hechizo. Entro en el Caldero Chorreante muy tarde pasada la hora de comer así que tendría que apurar sus compras para llegar temprano a casa, fue a la tienda de hiervas mágicas y a la botica, muerta de cansancio se topo con el joven Albus Dumbledore un alquimista que recientemente había derrotado a un mago tenebroso que en otro país había sido muy temido y se comentaba que este año empezaría a dar clases en el colegio Hogwarts de magia y hechicería al que no había podido asistir la pobre Mérope.
-Su padre la esta buscando Señorita Gaunt.- la señaló Dumbledore.- y a juzgar por su estado me temo que puedo imaginar el motivo por el cual no estaba en su casa esperándole.
Mérope se echó a llorar y le contó toda la historia a Dumbledore.- Puedes estar tranquila, soy un gran defensor de los muggles y no te voy a delatar, te daré un consejo: la magia al igual que el dinero no compra la felicidad, tu mente no aguantara en esta aventura tuya, seria mas oportuno que afrontaras tus fallos.-
- No puedo ni quiero renunciar, Señor, el lo es todo para mi, y tengo previsto dejar de usar magia pero aun no es el momento, estaré bien no se preocupe, muchas gracias por no delatarme, me tengo que ir, la vida muggle me espera.- se dio la vuelta y salio del Caldero Chorreante sin mirar atrás, nerviosa y preguntándose como ese señor al que su padre odiaba con todas sus fuerzas la había reconocido.
Llego a casa y ahí estaba Tom, muy enfadado por su ausencia y pidiéndole explicaciones del porque estaban viviendo en un sitio tan lejano. Habían pasado muchas horas desde su poción y ahora no sabia como actuar, preparó chocolate mientras Tom no dejaba de chillarle y acusarle de brujería con los ojos llenos de lágrimas. - Tòmate esto y te prometo que mañana por la mañana nos iremos a casa.- le dijo para que se calmara, automáticamente desde el primer sorbo Tom dejó de gritar y le dio un beso tan apasionado que parecía habel olvidado la ultima media hora.
Mérope se prometió a si misma encontrar otra solución para sus cortas separaciones pues parecía que el muchacho no lograría una jornada laboral sin cuestionarse que hacia en Londres.

Tom encontró un empleo durante las mañanas y a Mérope le pareció los justo para a la hora de la comida volver a la poción, ella cada vez detestaba mas esa poción, el tiempo pasaba y ellos parecían felices, y aunque ya escaseaba el dinero Tom no se daba cuenta, tuvo que ser Mérope la que se lo hizo ver, necesitaban una casa mas apropiada a sus ganancias pues pronto tendrían una boca mas que alimentar, así que empezaron a buscar otro apartamento y encontraron uno perfecto de precio, de una sola estancia con un aseo separado por un biombo que aunque a simple vista daba pena instalarse en el, Mérope estaba segura de poder dejarlo bonito, tom solo tenia que verlo recién desayunado para creer en ella. El problema era la odiosa casera que hacia tantas preguntas que Mérope tuvo que echarle un hechizo confundus para que no hiciera dudar a tom. Al parecer hacerle preguntas a tom hacia que este dudara sobre sus decisiones.
El cambio les llevo menos de una tarde pues tenían muy pocas cosas que trasladar y la decoración del nuevo apartamento Mérope la pensaba hacer a los pocos pues su embarazo cada día la tenia mas cansada.
Llevaban seis meses juntos desde su huida y Mérope estaba segura que había conseguido su sueño, nada estaba saliendo mal, solo le quedaban tres para tener al niño y luego estaba segura que tom la querría por siempre, a pesar que de vez en cuando tuvieron alguna discusión y Tom reclamaba todas sus dudas ella conseguía hacerle tomar chocolate con la poción y siempre acababa ganando, eso le daba las fuerzas necesarias para seguir adelante, no se daba cuenta que cada día tenia que dormir mas, y estaba mas cansada. El embarazo estaba yendo cada día peor, en vez de estar mas gorda como es norma general ella estaba más delgada, pocas veces conseguía retener en su cuerpo una comida entera pero aun así tenia todas las esperanzas de que todo iba a salir bien.

Tom Riddle El Niño Que No Supo AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora