La tragedia

20 0 0
                                    

A punto de dar a luz, Mérope , decidió dejar de moverse de un lado a otro pues ya casi no podía ni atarse los cordones de las viejas zapatillas que llevaba, había oido a una muggle contarle a otra que había una casa que llamaban orfanato donde acogían a madres solteras y sin recursos como ellas, así que decidió ir al lugar y esperar a media noche para llamar a la puerta, pensaba que cuanto menos gente la observara mejor, paso la tarde intentando expiar a la gente que entraba y salía del edificio. Oyó conversaciones y sacó conclusiones, el sitio era un buen lugar donde los niños huérfanos esperaban que los adoptasen, por lo tanto tenían personal cualificado en el cuidado de niños algo que le gustaba pues estaba segura que tardaría en recuperarse del parto, había niños que no eran huérfanos si no que su madre los dejaba allí porque no los podían mantener y esperaban unos padres mas pudientes, se enteró también de que había niños repudiados por sus progenitores ya fuera por vergüenza o alguna historia similar, algo que encajaba con ella pues Tom repudió a su hijo por no amarla a ella. Estaba segura que si le pasaba algo a ella ese era un buen destino para su retoño.

Ella se daba cuenta que estaba muy enferma, le costaba respirar con normalidad y tenia una delgadez muy acentuada, no tenia fuerzas necesarias ni para emplear magia, cada vez que tocaba su varita no sentía el típico cosquilleo, hasta la magia la había abandonado pero ella, incansable, no tenia intención de rendirse. Tendría a su hijo, se recuperaría y empezaría una nueva vida sin necesidad de padre, ni de familia, ella seria su propia familia.

Cuando oscureció se fue hacia la puerta al mismo tiempo que unos dolores la embargaron por todo su ser, casi no le dio tiempo ni de tocar la campana cuando el dolor le hizo caer al suelo.

Una chica joven pero robusta abrió la puerta y enseguida alerto a otra que con su ayuda la levantaron y la acompañaron a una habitación con una cama de hierro pequeña donde la acostaron y fueron a por paños húmedos, la señorica Cole que así se llamaba avisó a una partera, que entró dando instrucciones al resto de las chicas.
- shhh! No hables- le dijo a Mérope.- tienes que guardar fuerzas, estas muy débil y se acerca la hora de tener a tu bebe, cuando sientas la contracción intenta empujar con todas tus fuerzas, cuanto antes acabemos, antes podrás descansar.
Una hora bastó para que naciera un precioso niño de ojos negros y pelo oscuro, la genética había sido complaciente con Mérope, no había un solo atisbo de los Gaunt en todo el cuerpo del bebe.

Mérope se dio cuenta que se acercaba su final, tenia una hemorragia imparable y una fiebre altísima, pidió que le dejaran ver a su bebé, la señorita Cole se lo puso en brazos - dime niña, ¿tienes familia?
- No, ya no tengo, el niño se llama Tom como su padre y Sorvolo como su abuelo, su apellido es Riddle .
- Te estas despidiendo, ¿no piensas luchar por tu hijo?
- llevo meses luchando por el, desde el momento que supe que estaba dentro de mi, solo estoy aceptando mi destino y ese es el motivo por el cual esta noche vine aquí, ahora lo veo claro.
- La vida es muy dura pero intenta aguantar, este niño te necesita...
- Gracias por todo, por lo de ahora y por lo que vendrá, en unos años quizás vengan en su busca, intente que no se lo lleven, que sea feliz- a Mérope le costaba hablar y sabía que su final estaba cerca, el niño no lloraba, se mantenia quieto y serio sin apartar los ojos de su madre, la señorita Cole decidió que no se podía hacer nada mas por la pobre chica, solo esperar, así que decidió salir de la habitación para que ella disfrutara de su hijo. -Estaré al otro lado de la puerta, si me necesitas solo llama.

Mérope se quedó a solas con Tom mientras notaba el poco tiempo que tenia.- Naciste después de todo, me siento orgullosa de todo lo que tuve que pasar para al fin verte la cara, eres igual que tu padre y no voy a verte crecer, estoy segura que algún día te enterarás de tu historia mi pequeño, ese día te vengarás por mi. De tu padre, por no querernos. Harás eso por mi y yo estaré aun mas orgullosa de ti desde donde esté. Quiero que sepas que el amor que siento por ti es real.- después de eso le diò un beso y cerró los ojos, dejan se llevar por el cansancio y sabiendo que no despertaría jamás.

Tom Riddle El Niño Que No Supo AmarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora