Tom pidió permiso a la Señorita Cole para ir a comprar su material escolar que esta le dió sin hacer preguntas, algo que a Tom le pareció de lo más raro y suponía que su futuro profesor había tenido algo que ver. Se sentía ansioso por investigar sobre ese mundo mágico y nervioso por ser aceptado, pero esta sorpresa que le habían dado le daba la razón a Tom, el era un niño especial, y siendo un mago como era estaba seguro que sus padres también, ahora se preguntaba aún mas porque lo habían dejado en ese mugriento internado.
Cogió el metro con dirección al Caldero Chorreante, como le había dicho Dumbledore, preguntaría por Tom, al parecer el dueño del bar se llamaba igual que el y eso le molestaba un poco aunque reconocía que era un nombre muy común en Inglaterra.
Según Dumbledore la gente no mágica no veía la entrada del local, y cuando bajó del metro enseguida comprobó que era cierto, la gente entraba en la zapatería de al lado sin fijarse en la puerta negra con aspecto de abandonada que había justo al lado, pasaban de largo con prisa pero ningún muggle se fijaba al parecer.
Entró a lo que parecía un bar con una pequeña recepción, al parecer también tenían habitaciones. Un señor un poco desdentado estaba detrás del mostrador, ese tenia que ser el señor que buscaba.
-Perdone, me indicaron que preguntara por usted para guiarme al callejón Diagon.- le llamó mostrando seguridad, pues no quería que empezaran a hacer preguntas que no supiera contestar.
- ¿Primer año? Dijo intusiasmado el tabernero.-- Debes ser hijo de muggles, no te preocupes hijo,ven por aquí. - lo guió hacia lo que parecía un patio de luces sin ventanas y de ladrillos polvorientos. Tocó con su varita una combinación de ladrillos y se produjo lo que a Tom le pareció una magia hermosa, los ladrillos empezaron a apartarse como si no estuvieran pegados con cemento, girando y haciendo una entrada con forma de arco que daba a una calle con aspecto de bazar tan largo que Tom no alcanzaba a ver el final.
-Muchas gracias, pero yo no soy hijo de muggles, soy huérfano y me crié en un orfanato.- creyó necesario aclararle a ese señor.
- Bueno, entonces supongo que no necesitarás ayuda con tu lista.
Tom abrió su lista y decidió empezar por el orden en la que venía, Dumbledore le había advertido que tendría que comprar casi todo de segunda mano para que le alcanzara el dinero así que como primero venían los libros , dejó de lado la flamante librería con letras doradas y libros de piel en el escaparate y empezó a buscar algo mas modesto que enseguida encontró una donde había varios ejemplares a distintos precios, compró los mas baratos que a pesar de estar desgastados se leían perfectamente y como seguramente habría ahorrado algo se permitió comprar un libro que le llamó la atención, su título " Antiguas familias de sangre limpia" le hizo pensar que encontraría muy útil la información adicional.
En otra tienda de segunda mano compro los uniformes que aunque gastados no estaban remendados. Una capa negra, un sombrero y tres túnicas de diario también negras. La señora de la tienda tuvo compasión de el y le regaló un broche de plata.
Encontró un caldero y los ingredientes de la lista en otra tienda, aunque todo le fascinaba estaba cansado ya y aun no había acabado, se entretenía observando a familias comiendo helados en las terrazas y preguntándose como sería su vida si su madre no hubiera muerto en el parto. Nadie se fijaba en el y eso le gustaba, en su barrio si lo miraban con compasión por su ropa o por saber que era el niño que mas tiempo llevaba en el orfanato.
Ya solo le quedaba la varita y eso si lo quería nuevo, no le parecía bien que algo que pasaría el resto de su vida en su mano hubiera pertenecido a otra persona. La verdad que la tienda de varitas nuevas Ollibander no tenia mejor pinta que las tiendas de segunda mano y parecía vacía.
Nada mas entrar notó como si la atmósfera hubiera cambiado y le picaba la nariz. Se dirigió al mostrador polvoriento y tocó la campanilla.
-Extraño que un muchacho tan joven venga solo a comprar su material escolar.- le contestó un hombre ya entrado en años con unos ojos azules que traspasaban a Tom como si estuviera intentando sacarle una radiografía.
- Perdone, soy huérfano y el colegio me mandó la lista.- dijo Tom sin saber muy bien que tenia que decir. El señor empezó a tomar medidas de lo mas extrañas, desde la cintura hasta el puente de la nariz, el espacio que tenia entre los ojos o el grosor del cuello. Se retiró a la trastienda y volvió con lo que a Tom le parecía unas cincuenta cajas largas y estrechas.
Ollibander le entregó una varita que Tom cogió sin saber que hacer y este le dio señas para que la agitara. No sucedió nada ni con esa ni con las siguientes, Tom se desesperaba pero Ollibander lo tranquilizaba diciéndole que su gemela estaría por ahí, sacó unas tres tandas más Y solo había conseguido en alguna ocasión destrozar algo de la tienda.
- Tengo una que hice hace algunos años, exactamente diez, su núcleo es de un fénix que me costó unos años hacerme con sus plumas, podría decirse que eran sus dos ultimas plumas de su ciclo de vida por lo tanto es una varita poderosa para alguien tan astuto como la criatura, igual puede funcionar.- según Tom toco la varita notó un cosquilleo que recorrió todo su cuerpo y al agitarla saltaron unas chispas verdes que iluminaron la tienda, Ollibander aplaudió con alegría y Tom, orgulloso, sonrió por primera vez en su vida con felicidad.-Se esperan grandes cosas de usted muchacho, espero algún día oír su nombre, ese fénix lo eligió después de llevar tanto tiempo guardado en un cajón lo eligió a usted, aprovéchelo.
-Gracias, solo por curiosidad, mencionó que mi varita tiene mi edad, ¿se acuerda del día que la creó?
-Tengo una memoria previligiada, por supuesto que me acuerdo, capturé al fénix el día de navidad le quite sus dos últimas plumas y a media noche se prendió fuego, justo después de haber creado la varita.
- Entonces mi varita tiene exactamente mi edad más una vida de un fénix.
-Curioso.- dijo Ollibander mientras le empaquetaba la varita.- Recuerda muchacho, una vez más la magia supera a la inteligencia humana Señor...
- Riddle, Tom Riddle , ¿le suena mi apellido?
-La verdad es que no, ten por seguro que me acordaría, aunque eso no quiere decir nada, no todos los magos compran aquí su varita.
- Muchas gracias, si, seguramente mi familia era extranjera y por eso no le suena.
Tom se despidió del señor con un sabor amargo, por un momento había sentido la esperanza de que el señor Ollivander le diría algún dato de su procedencia. Salió del Callejón Diagon despidiéndose de Tom el tabernero y volvió al orfanato donde esperaría los últimos días antes de su entrada en ese mundo que tanto le atraía y necesitaba.
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Tom Riddle El Niño Que No Supo Amar
FantasiaPretendo escribir la historia de Voldemort en sus primeros años, desde su concepción. Espero que OS guste ;-) Los personajes de esta novela son propiedad de JK Rowling menos aquellos que no OS suenen Espero que quien la lea OS guste, y me lo hagáis...