Tom Riddle El Niño Que No Supo Amar

El viaje

En los pocos días que Tom pasó en el orfanato se dedicó a leer todos los libros que había comprado, ya casi se los sabia de memoria, el que más le gustaba sin duda era el que hablaba de las familias antiguas de magos, se fijó que en su nuevo mundo había dos clases, los sangre pura y los sangre sucia, los sangre sucia descendían de muggles y estaba de acuerdo con RL escritor del libro, ellos eran magos de segunda y aunque el provenia del mundo muggle estaba seguro de que sus antepasados tenían que haber sido magos.
Tom tenía unos poderes muy controlados para su edad y era capaz de transmitirlos sin necesidad de canalizar su magia a través de su varita, hablaba parsel , la lengua de las serpientes que eso era una peculiaridad muy rara incluso entre magos, había probado todos los hechizos que encontró en el libro de encantamientos y casi todos le salían a la primera, todo eso hacia convencerlo aun más que el no era un sangre sucia. La verdad que en el libro no había encontrado ninguna pista sobre su apellido pero estaba seguro de poder seguir investigando sobre el una vez llegado al colegio, tenía que haber alguna forma de incluso visualizar a su madre y saber que palabras dijo cuando lo tuvo, para eso era mago, podría seguramente ir a sus primeros pensamientos aquellos que nadie recuerda, seguramente había algún hechizo para ello.

Pasaban Los días muy despacio para el gusto de Tom, estaba impaciente por demostrar su derecho a esa plaza en el colegio, aunque no olvidaba al profesor Dumbledore y sus advertencias, estaba seguro que no se habían caído bien y procuraría cambiar esa primera impresión, seguramente ese señor era un gran mago, demostraba una fuerza inexplicable a pesar de que Tom aun no sabia distinguir esas cosas.
Necesitaba ser aceptado en ese colegio y haría lo imposible para quedarse en el.

Llegó el día de ir a la estación y coger el tren en ese extraño anden 9 3/4 que marcaba el billete, se despidió de la señora Cole y de nadie mas, en eses momento se diò cuenta que en once años no había hecho ni un solo amigo pero tampoco le importaba, ojeó por ultima vez la vieja fachada del edificio y se encaminó hacia la estación que por suerte estaba lo suficientemente cerca para ir andando, necesitaba estar en movimiento.
Cuando llegó a los andenes sabia que no iba a encontrar el que indicaba el billete, después del anden nueve solo estaba el diez como es lógico .
Esperó cerca hasta que observó a dos niños con baúles parecidos al suyo acercarse con sus padres a la barrera que dividía un andén del otro y antes de  un abrir y cerrar de ojos habían desaparecido. Tendría que estar más atento, no había visto si habían tocado algún ladrillo en particular como en el callejón Diagon ni nada parecido. Al rato llegó un muchacho bastante mas mayor que el pero también con baúl pero al parecer esperaba a alguien porque no desapareció, solo se quedó esperando cerca.
– Buenos días, perdona que te moleste pero me he fijado en tu baúl y supongo que irás a Hogwarts, me podrías decir como entrar en el anden?- dijo Tom con toda la seguridad que era capaz de mostrar.
–Claro, solo tienes que atravesar el muro sin tener miedo, supongo que de primer curso ¿no?
–Si, y nadie me explicó esta parte, gracias por tu ayuda, tenía miedo de perder el tren.- Dio por zanjada la conversación, miró hacia los lados para fijarse que nadie lo miraba y avanzó sin miedo hacia la barrera con los ojos cerrados.
Cuando los abrió tenia ante si un precioso tren de vapor, lo primero que pensó en que ya podía creer en todo lo que había visto estos días, montones de estudiantes corrían de un lado al otro, unos despidiéndose de sus padres, otros buscando a amigos o saludando.
Arrastró el baúl hasta el primer compartimiento que encontró vacío, se quitó sus viejas ropas y puso su uniforme pues ya se sentía mas cómodo que con sus ropas muggles.

El tren empezó a moverse y Tom no podía estar más contento, por fin partía a su gran aventura, al mundo al que sentía que pertenecía, mientras estaba absorto en sus pensamientos no se dio cuenta que tres niños habían entrado en su compartimento y lo observaban en silencio.
-Hola, perdonad, estoy tan contento y ansioso de estar ya en el colegio que no me di cuenta de vuestra compañía.- Dijo a modo de disculpa mientras se preguntaba cuanto tiempo llevaban ahí....
- No te preocupes, nosotros estamos igual de nerviosos, me llamo Zeus, Zeus Grey y estos son Abraxas y Digory, los tres de primero.
- Yo soy Tom Riddle.- Dijo mientras se producía un incómodo silencio sin tener mucho mas que decir, estaba lleno de preguntas pero no quería dar a entender que no sabia nada sobre ese mundo mágico y dudaba Que unos niños como el pudieran ayudarle en algo.
El viaje transcurrió despacio, se ve que Hogwarts estaba tan lejos como ponía en Historia de la magia pues ya era mediodía y el tren avanzaba a toda máquina. Zeus era el niño mas avispado o eso le parecía a Tom, le contaron como era vivir en una familia de magos, el miedo que le provocaban no recibir plaza en Hogwarts pues se ve que en los últimos años nacían muchos squibs, palabra que Tom enseguida comprendió que la utilizaban para referirse a gente sin magia con padres magos, al parecer la prima de Abraxas era una de ellas y dudaban si la pequeña Andromeda, hermana de Zeus podía serlo pues a los nueve años que tenía aún no había manifestado ningún poder sobrenatural.
Tom solo les contó de sus muchas proezas sin varita, que se dio cuenta de que tenía un poder especial a los seis años pues los mayores del internado lo habían encerrado en un armario lleno de cucarachas y el deseó que no se movieran y obedecieron , intento salir utilizando las manos y no pudo así que deseó que se abriera la puerta y se abrió y por ultimo deseó que las cucarachas fueran a parar a la cama de los malhechores y supo por los gritos de la mañana que había funcionado dejando a Zeus y compañía boquiabiertos pues ellos aun no tenían control en la magia mientras que Tom parecía dominarla a la perfección.