Capítulo Once

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Una hora y nada.

Ninguno se había movido de la habitación con la esperanza de que Topher mágicamente despertara, pero a cada minuto que pasaba lo creíamos más difícil.

Yo no paraba de deambular de un lado a otro, no había forma de que me estuviera quieta, si frenaba, sino ocupaba mi mente con algo, sabía que una parte de mi iba a romperse.

Volvía a sentirme impotente, por más conocimientos que tuviera, por más cosas que hiciera parecía que nada era suficiente. Últimamente por más de que rindiera no lo hacía como antes y todo, absolutamente todo, me sobrepasaba. Ya ni Matthew tenía la capacidad de calcarme. Mi angelito... Sentía que habían pasado un millón de años desde la última vez que lo había visto y no era así. Apenas hacía tres días que había estado a su cargo pero habían sucedido tantas cosas que ya nada era igual.

Quizás una vez que todo esto pasara debería pensar en tomarme unas vacaciones lejos del pueblo.

_ ¿En qué piensas hermanita?

_ En nada Dom, en nada...

_ Va a reponerse, no te preocupes- comento Eric cálidamente

_ Así es, sino te prometo que voy a buscar la forma de devolverlo a la vida solo para tener el placer de matarlo yo- agrego mi hermano con su humor característico aunque sabía que lo que intentaba expresar era que esperaba que él se recuperara si aquello era lo que yo quería.

_ Thea, basta, ven conmigo- dijo Will quitándome la ropa que acomodaba en el ropero por quinta vez mientras me arrastraba hacía la otra esquina

_ Déjame

_ No voy a dejarte, puede que no sea asunto mío, pero no voy a seguir viendo como haces eso una y otra vez. Necesitas parar- me lo dijo con severidad pero a su vez con todo el amor que sentía por mí

_ Si lo hago siento que voy a explotar

_ Prometo que nada va a pasarte

_ ¿Cómo lo sabes?

_ Porque eres más fuerte que ninguno de nosotros

_ No sé si...- no podía terminar la frase, no quería

_ Quizás solo haga falta un poco más de tiempo para que él despierte, ¿sí?- dijo Will intentando tranquilizarme al mismo tiempo que me reconfortaba en un abrazo.

Con todos tenía una relación muy distinta. Eric era quien me apoyaba en lo profesional y confiaba ciegamente en mí, quien me peleaba y al mismo tiempo me cuidaba y quien no tenía drama en que yo estuviera con quien quisiera mientras esa persona me respetara, cuidara y amara. Habíamos aprendido a llevarnos a la perfección y conmigo él era distinto, más abierto y confiado.

Dom era el típico hermano mayor celoso y sobreprotector, y a la vez mi mejor amigo, era una de las personas que más me conocía y entendía, y era a quien yo más necesitaba. Desde pequeños habíamos sido muy unidos pero su transformación nos había acercado aun más. Sin embargo, por ahí nos faltaba demostrarnos todo ese cariño que nos teníamos con acciones. Éramos más de pelearnos que de abrazarnos.

Y con Will siempre habíamos sido muy cercanos. A pesar de que por ahí él se ponía en una posición que no le correspondía porque no era más que un amigo, la mayor parte del tiempo sabía cómo tratarme y como cuidarme. Era dulce, gracioso y extremadamente tierno conmigo; y por lo general era quien más se atrevía a contradecirme en cualquier aspecto.

Era por eso que había sido él quien se había acercado a frenarme y tranquilizarme. Incluso, en medio de los entrenamientos que solíamos tener con la manada Will y yo nos abrazábamos bastante. No era que yo lo hiciera para ilusionarlo, porque desde el principio le había aclarado que nada iba a pasar entre nosotros, sino que esa era la relación que nosotros habíamos decidido tener. Él podía salir con quien quería y hacer lo que deseaba mientras no pusiera en riesgo su vida y aun así tener conmigo la mejor relación del mundo. Él optaba por seguir intentando seducirme pero la verdad era que no le faltaban mujeres y ya solo lo hacía a modo de juego. Era extremadamente guapo y sabía cómo seducir a quien quisiese, bueno, a todos menos a mi porque yo no podía evitar verlo como a un hermano.

Bleu RivièreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora