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Estábamos los cuatro sentados en fila. Bueno, en la fila de tres estábamos, Chanel junto a la ventana, Daniel junto a Chanel y yo junto a Daniel, osea, yo iba del lado del pasillo, y al otro lado del pasillo se hallaba Víctor.
-Explicame porqué estoy en un avión con destino a Argentina gracias a un hijo de puta de pene pequeño- esa era Chanel, tan dulce como siempre.
-Que alguien me explique también - dijo Daniel.
-Es que no vamos por Ezequiel- dijo Víctor y los tres lo miramos-. Vamos para que mi hermana le pueda sacar la virginidad que se le siente a tres kilómetros.
Enrojeci de la vergüenza y los tres estallaron a risas.
-¡Yo no soy virgen!- exclamé.
Daniel golpeó mi hombro con su palma con compasión.
-Yo te creo osito.
-¡OSITO!- exclamó Chanel riendo.
-Osito, osito, osito- repetía Víctor.
-¡No me digan así!- enrojecía.
-Osito- dijeron al unisono.
Los odio.

Crónicas De Un IncomprendidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora