"Todos merecen una segunda oportunidad", eso era lo que Azami creía.
Han pasado 15 años desde que la Brigada Mekakushi logró acabar con el Kagerou Daze.
Cada uno hizo su familia y comenzó a escribir un nuevo destino, haciendo que los integrantes del...
Los ojos de Rinto me causaron gran sorpresa, era increíble que se haya guardado eso por tanto tiempo.
— ¡No, Rinto! — gritó Shiro, pero entonces las serpientes salieron de los cuerpos de los demás niños.
Los ojos de todos volvieron a su color normal, entonces Hiyori cayó al suelo y se pudo ver a Kuro, o al menos la mitad de él.
Shiro comenzó a gritar de dolor, su cuerpo estaba cambiando. Rinto la abrazó, pero él se estaba aguantando el dolor.
¿Habían planeado esto?
— ¿Q-Qué es lo que les pasa a mis hijos? — Konoha había tomado a Mary para que no se acercará a ellos.
— Azami, ¿Qué es lo que sucede? — preguntó Kuroha.
Uno a uno los niños fueron cayendo inconscientes al suelo, seguían vivos, pero parecía que no aguantarían mucho sin sus serpientes, ellos consumían la mayor parte de su vida.
— ¡Takako! — gritó Ene.
Todos éramos tan inútiles en este momento. Necesitaba borrar a la serpiente que había causado tanto daño, pero no sabía cómo, ya no tenía el poder para hacerlo.
— L-Las serpientes... — la débil voz de Ayaka. — Úsenlas...
Aquellas pequeñas serpientes rodearon a los gemelos, ambos se encontraban llorando. Yo no podía entender como sabían cuánto poder eran capaces de crear.
De pronto el cuerpo de los gemelos y el de Ayaka, fueron rodeados por una especie de humo negro que los hizo desaparecer. Kuro desapareció con ellos.
— E-El mundo s-sin fin... — extendí mi mano a donde antes se encontraba la serpiente.
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Todo se había quedado en silencio, y me di cuenta de que el tiempo se había congelado. Los gemelos lo habían hecho, Contactar la mirada.
Habían congelado a todos, y se habían adentrado al otro mundo....
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Silencio. Todo se había vuelto tan silencioso... No quería abrir los ojos, tenía miedo de que todo haya iniciado de nuevo. No sabía hasta qué punto Rinto y Shiro podrían reiniciar todo, y tampoco quería averiguarlo.
— ¿L-La calima? — la voz de Kuro, se escuchaba sorprendido. — S-Shintaro...
Abrí los ojos al escuchar esas palabras.
Papá estaba ahí, llevaba una sudadera negra, se notaba cansado... Los ojos llorosos, ojeras, la boca entreabierta. Se veía tan joven, como en los recuerdos que había visto antes.
— P-Papi... — mi voz se quebró, al momento que mis lágrimas comenzaban a salir.
No entendía que era lo que ocurría, Kuro tampoco parecía entender. ¿Qué era lo que los gemelos habían hecho?
