Lo primero que vio al abrir los ojos fue a Daphne y también a una multitud de personas alrededor suyo. Quiso girarse con la intención de darle la espalda a la prensa, pero tan pronto como hizo un movimiento un dolor agudo atravesó su brazo izquierdo, soltó un quejido y la agonía que creía haber pasado regresó para seguir haciendo de las suyas. Daphne lloraba a su lado y oyó que su entrenador vociferaba llamando a la seguridad del hospital para evacuar a los reporteros entrometidos.
Practicó un par de respiraciones para relajarse y captó el olor que emanaban todos los hospitales. Olía extraño, pero definitivamente mucho mejor que la hediondez que despedían los cadáveres en descomposición que se hallaban en el pozo. Recordó la pesadilla que había vivido y se puso enfermo de inmediato. Ni siquiera deseaba conservar los detalles, herían su susceptibilidad.
Notó que un vendaje partía de su hombro derecho, seguía hasta envolver su brazo izquierdo por completo y que llevaba un cabestrillo.
—Joseph Masen. —Una voz femenina se hizo presente tan pronto como el bullicio desapareció.
—Soy yo ¿Qué ocurre? —Miró a la mujer.
—¿Es que no ve que está débil? —intervino Daphne de inmediato y tomó una actitud sobreprotectora—. Las preguntas pueden esperar.
—Señorita le recomiendo que salga de la habitación, necesito hablar con él a solas —respondió la mujer y frunció el ceño—. Lo siento, pero esto es urgente, ya aguardamos a que despierte y no veo motivo alguno para seguir retrasándolo.
—Pero si acaba...
—Por favor, lo estoy pidiendo por las buenas. —La interrumpió la fémina de ojos calculadores—. Si usted desea encontrar al culpable y saber la razón por la que su novio se halla en ese frágil estado, le sugiero que coopere con el proceso.
Daphne se quedó callada, él asintió con la cabeza y le ordenó sutilmente que se marchara. Ella se fue con el entrenador y ambos cerraron la puerta al salir, mientras él resoplaba y se incorporaba como podía para atender a la extraña visita.
—Tranquilo, no es esfuerce —dijo, alzando la mano para detenerlo—. Cuando desee que me detenga solo tiene que comunicármelo ¿Estamos? —preguntó y un rastro de amabilidad apareció en su expresión inflexible.
—¿Quién es? —murmuró, desconcertado.
—Oh, cierto. —Ella soltó una risa ligera—. Mi nombre es Meredith Stevenson y soy la detective encargada de su caso. —Extendió la mano hacia él, por lo que no tuvo otra opción que darle un incómodo apretón con su brazo bueno—. Me asignaron hace unas semanas y...
—¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?
—Como unos quince días —contestó, entrecerrando los ojos con sospecha, casi como si aguardara a que se pusiera histérico—. Sin embargo, está vivo y aquello es admirable. —Una sonrisa se formó en sus labios—. Cuando me enteré que logró salir del pozo por sus propios medios, supe que era un hombre fuerte, inteligente y osado. Felicitaciones, señor Masen.
—¿Por qué dice todo eso? —torció el gesto, perdido.
—Porque es la verdad —repuso al instante y suspiró con brusquedad—. ¿Sabe cuántas víctimas encontramos en aquel lugar?
Enmudeció y no quiso adivinar la cantidad de cadáveres que había en el pozo.
—Hallamos diez cuerpos, algunos en pleno proceso de putrefacción y la mayoría ya descompuestos —hizo una pausa mientras el ambiente se cargaba con la tensión de ambos—. Lo que les ocurrió es aterrador y falto de escrúpulos —informó Meredith con una mueca—. El culpable es hábil porque no dejó rastro alguno en todo este tiempo.

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Secretos de Luna llena
Mystery / ThrillerUna serie de cadáveres masculinos con características similares son descubiertos en el fondo de un pozo. Todos los cuerpos revelan una violencia brutal, sin embargo, hay una última coincidencia aún más intrigante. Los homicidios se dan cada luna lle...