Mi nombre es Loki

5. Has llegado muy lejos, hijo.

Desperté con el sonido de un trueno, vi como la lluvia mojaba la ventana, estaba en la cama de Maggy envuelto entre cobijas, hacía algo de frío y mi cabeza dolía levemente. Luego de unos minutos decidí levantarme. Caminé a la puerta y cuando tomé el cerrojo para abrir escuché las voces de Maggy y Adam.

-¿Entonces es definitivo? ¿Te vas?
-Sí, la verdad hace mucho que lo estuve pensando.
-No tienes que hacerlo Adam. Espera que termine mi semestre, me lo llevaré a casa y podrás estar tranquilo.
-¿Y luego volverás con él?
-No, espero conseguir el pase a su mundo.
-¿Cómo?
-No lo sé.
-Maggy, él no es Russell.
-Él no me recuerda a Russell.

Solté el cerrojo y caminé a la ventana, la lluvia me era familiar, al igual que cada trueno. El cielo gris me recordaba a algo o a alguien, uno de los relámpagos me asustó y cerré mis ojos.

-Has llegado muy lejos, hijo.

La voz de una mujer hizo eco en mi cabeza. Abrí mis ojos y los llevé a la cama, allí estaba ella, cabellos de oro y ojos azules, era un espectro luminoso con una belleza maravillosa.

-¿Quién eres?
-Soy Frigga, tu madre adoptiva.
-¿Adoptiva?
-Tu eres mi hijo, mi pequeño Loki.
-No sé quién es usted, perdí mi memoria y no sé quién soy.
-Eres un hombre sabio y poderoso, pero no supiste usar tus poderes de manera correcta.
-Lo siento, no sé de qué me habla.
-Thor te ama más de lo que imaginas, Loki. Continúa con tu vida humana y demuéstrale a tu hermano que aún eres bueno, que tu ambición se ha ido.
-Por favor, no sé de qué me habla. Váyase. -Le exigí irritado.
-Te amo, hijo.
-No soy su hijo. -Dije en un grito de furia.

Ella se desvaneció y luego caí de rodillas al suelo. Maggy entró de inmediato a la habitación, Adam la seguía. Tomé mi cabeza y grité por el dolor.

-Chris, Chris. Mírame. -Maggy me tomó del rostro, sentía mi vista perdida en la habitación.
-No sé ¿quién es? no sé ¿de qué me habla? dile que se vaya, dile que se vaya. -le grité.
-Ya, tranquilo, ya no está, se ha ido, sólo fue un mal sueño. -Ella me dijo con una voz tranquila.
-¿Un mal sueño, Maggy? Se está volviendo loco. Dile la verdad.
-Cállate, Adam. -Exigió Maggy.
-De seguro las almas de las personas que asesinó lo persiguen. -Adam dijo con odio.
-Lárgate de aquí, Adam. -Maggy dijo muy enojada.
-No te dejaré sola con este asesino. -Replicó Adam.
-Cállate. -Le dije furioso y él salió.
-Chris, mírame.

Llevé mis ojos a los suyos. Ella era tan pasiva y dulce, la miré fijamente por unos segundos. Me ayudó a ponerme en pie y luego me llevó a la cama.

-¿Qué sucedió?
-No sé.
-¿Quieres tomar algo? ¿Tienes hambre?
-¿Por qué tu siempre sabes cómo calmar mis miedos?
-Yo... no...

Llevé mis dedos a su mejilla y la acaricié. Ella cerró sus ojos y respiró profundo. Llevé ambas manos a su rostro, eran frías en su piel cálida, deseaba acercarme a ella y... ¿Qué debía hacer exactamente? Ella abrió sus ojos y la vi, estaba confundido.

-Necesito papel y lápiz. -Le dije.
-¿Vas a escribir? -Me preguntó.
-No.

Maggy me llevó a la mesa de la cocina y me dijo que me sentara allí. Consiguió una hoja blanca y un lápiz de carbón.

-No suelo dibujar. Puedo conseguirte un cuaderno de dibujo.
-Está bien con esto.
-Bien, tienes las manos frías, haré un chocolate caliente. -Ella se dirigió a la estufa.
-¿Cómo es que no me tienes miedo?
-¿Miedo? ¿Por qué?
-Soy una asesino.

Maggy se volteó rápidamente hacia mí. Me miró confundida.

-¿De dónde sacas eso?
-Esa es la verdadera razón por la cual me proteges. ¿cierto?
-Maggy sólo quiere protegerte amigo. -Era Adam. -Mira, perdiste la memoria, no puedes defenderte en esas condiciones, debes recuperarte primero.