Dolor en el pecho

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Lily Luna no pudo evitar un escalofrío al oír su nombre en los labios del pocionista. ¿Cuánto hacía que no le tenía tan cerca? ¿Casi un año? Le miró directamente a los ojos y creyó quemarse al hacerlo, pero en un fuego tan doloroso como adictivo. Los ojos azabaches eran un pozo de aguas profundas en las que podría sumergirse durante horas sin ser consciente.

-Ha pasado mucho tiempo, pequeña-dijo Snape con dulzura a la pelirroja.

-Y pese al paso del tiempo veo que sigues viéndome "pequeña". La próxima vez intentaré traer un chupete conmigo para darte el gusto-respondió ella con altivez.

Él suspiro con resignación y apartó la mano de la chica como si le hubiera dado una bofetada con las palabras. Ella no pudo hacer otra cosa más que maldecirse por haber perdido ese roce.
Durante varios minutos ninguno dijo nada, se miraban de reojo sin saber qué decir para no meter la pata. Por fin ella decidió romper el silencio.

-¿Cómo está Albus Severus?

-Cambiado...

-¿Cambiado?

-Sí, se ha vuelto un imbécil.

Severus no quiso seguir con la conversación y se levantó de la silla con la intención de volver al castillo.

-Vaya,¿ya se va, profesor? Perdone usted, no sabía que los Potter le resultásemos todos tan imbéciles.

Esas palabras le atravesaron el corazón. Su mente retrocedió muchos años atrás encontrándose con todas y cada una de las críticas de James Potter, el rechazo de Lily a sus disculpas, la insolencia de Harry y James Sirius..¿Ahora también Albus Severus y Lily Luna? Dolió. Llevaba tiempo sin sentir un dolor afectivo como ese.Tocó su pecho junto al corazón para asegurarse de no haber perdido algún trozo. Se dio la vuelta dando la espalda a la pelirroja porque sus ojos habían empezado a chispear un par de lágrimas. Sacó fuerzas se tragó el golpe y se giró hacia la pelirroja para añadir con toda la frialdad que pudo.

-Tienes toda la razón. Por eso me marcho con mi querida esposa. Ella sabrá darme una conversación más que inteligente.

El golpe le fue devuelto a la joven Potter y ella sí que no pudo reprimir los sollozos. Sin embargo, el pocionista ya había desaparecido del lugar.

"¿Por qué me ha dolido tanto? ¡Maldita sea, Severus! Eres una maldita serpiente sensiblona" pensaba Severus para sí mismo.

Llevaba una mano pegada al pecho para no perder el corazón por el camino. Se sentía huérfano y confundido. Aligeró el paso para encontrar a la persona que podía sacarle de ese estado completamente. Corrió. La necesitaba ya, era urgente. Cuando llegó a su dormitorio vio que ella estaba sobre el escritorio preparando cosas para las clases que comenzarían en pocos días.

-Hermione...

Ella no se dio la vuelta para verlo. Seguía escribiendo y anotando cosas, pero le respondió enseguida.

-Dime, querido.

Él se acercó como un cachorro sin dueño hacia ella y le besó el cuello de manera muy suave.

-Severus,ahora no, estoy muy ocupada. Ven con tus labios en la noche-añadió la castaña guñándole un ojo para quitarle la cara de decepción.

Él con absoluta resignación, pero un haz de esperanza se fue hacia las mazmorras para hacer alguna poción y mantenerse distraído. Por el camino encontró a Ben y Adrián.

-Hola papá-dijeron los gemelos al unísono.

-¿Qué estáis tramando vosotros dos con esa cámara?-preguntó Severus con la ceja inclinada hacia arriba.

-Vamos a ser fotógrafo y periodista. Adrián fotografía y yo redacto noticias-aclaró Ben a su progenitor

-Y pretendéis trabajar en El Profeta, ¿no?-añadió el con una sonrisa socarrona.

-Sí. Algún día Ben y yo llevaremos la dirección del periódico-resolvió Adrián orgulloso.

-Yo mientras no os metáis en líos, estudiéis y no terminéis como Rita Skeeter me doy por satisfecho.

-¿Quién es Rita Skeeter?-preguntaron curiosos.

-Ya os contaré, ahora voy a trabajar. Ni se os ocurra meteros en líos o haré poción de higadillos de gemelos.

-Tranquilo, papá. Serpentearemos con buena onda.

Mientras tanto en la enfermería, Lily Luna visitaba a su hermano Albus.

-James junto con mamá y papá se han ido hace unos minutos-dijo Albus Severus.-Has crecido pequeñaja...

Lily suspiró al oír la palabra "pequeñaja" ya que le recordaba a cierta persona que no paraba de dar vueltas en su cabeza.

-Tú tampoco es que sigas igual precisamente-respondió ella con sequedad.

Albus Severus notó el ánimo de su hermana y quiso saber qué ocurría.

-¿Que te pasa, Ly?

-Nada...¿tiene que pasarme algo?

-Bueno..hace unos diez años que no sabemos el uno del otro y no te veo muy alegre de verme.

-Tampoco tú das saltos de alegría.

Esa hostilidad en labios de la pelirroja le confirmaron que Lily Luna no estaba bien, así pues decidió jugar todas sus cartas a una pregunta.

-Es por él, ¿verdad? Por Severus

-No sé a que te refieres. Desvarías. Mejor me voy.

-No estás siendo justa, Ly. Él te tiene mucho cariño.

-Cariño...¿eso de qué me sirve?

-Es más valioso de lo que crees.

-¿Y CÓMO HAGO PARA NO AMARLE? ¿EH?

Lily Luna rompió a llorar sintiendo como la rabia de la conversación anterior con Severus iba siendo sustituida por la aflicción.

Por la noche, Severus volvió a su dormitorio. Hermione acababa de ponerse el pijama y estaba a punto de meterse en la cama. Él la agarró por la cintura y volvió a besarle el cuello. Saboreó el olor a jazmín que durante tantos años le había acunado. Acarició con suavidad la espalda bajo el pijama y...

-Severus, ¿de verdad es necesario? Estoy cansada.

-Ya, lo siento, querida. Descansa.

Hermione le dio un beso en la mejilla, se metió en la cama y poco después se quedó dormida. Severus al contrario estuvo en vela toda la noche. El dolor que había sentido en el pecho se acusó y se sintió muy solo. No pudo evitarlo y las lágrimas conquistaron sus ojos como un río que va a desembocar en el mar.

Continuará...

Severus Snape conoce a Albus Severus Potter 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora