Nuevo curso

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Lily Luna atrapó el labio inferior del pocionista entre los suyos para profundizar el beso. Puso sus brazos alrededor de él mientras empezaba el coqueteo entre las bocas de ambos. Ella se sintió realmente feliz y él se sintió querido. Sin embargo, consciente de quién era esa mujer, se separó de ella poco a poco. Tomó aire para tranquilizar el arrebato al que había sido llevado y sostuvo entre sus manos el rostro de la pelirroja.

-No, Lily. Esto no está bien, lo siento.

-Pero Sev...

El pocionista se levantó de la silla y salió de la sala como alma que lleva el diablo. Un par de lágrimas escaparon de sus ojos azabaches, cosa que no pasó desapercibida para Lily, quien se sintió en parte culpable de éstas.

Un par de semana después, llegó el inicio del nuevo curso. Albus Severus había salido de la enfermería, aunque se pasaba el día con Severus Snape comentando diferentes avances sobre antídotos para venenos y enfermedades. Además, dado unos asuntos personales del anterior profesor de Defensas Contra Las Artes Oscuras, Albus Severus se encargaría de impartir la asignatura en su ausencia.
Por su parte, Severus Snape estaba apagado. Lucía unas ojeras oscuras, estaba más pálido de lo normal y parecía distraído constantemente salvo cuando estaba concentrado en las pociones.
Lily Luna había intentado hablar con él en esas semanas, pero no había podido por la falta de ocasiones a solas con él. Tampoco ella tenía un aspecto muy juvenil.
El único en el castillo que llevaba una sobrante sonrisa era Albus Dumbledore, quien se contentaba cada vez que iniciaba un nuevo curso e iba repartiendo caramelos de limón a unos y a otros.

Sarah Snape lucía ansiosa por el nuevo comienzo. Tenía ganas de ver a sus amigos y de acabar por fin los estudios para dedicarse a trabajar. Se dirigía al Gran Comedor para la cena de inicio de curso y la selección de casas de los alumnos de primer año.

-Hey, bicho palo, una sonrisa para la foto-dijo uno de los gemelos Snape.

-Piérdete, idiota-respondió Sarah mostrándole el dedo corazón a su hermano en un gesto bastante grotesco.

Adrián Snape tomó una foto con ese gesto y Ben tomó nota de las palabras de su hermana "Con esto podemos amenzarte por una temporada" y dicho eso salieron corriendo antes de que su hermana mayor perdiera los estribos y les lanzara una maldición.

-Enanos...cuando les pille les haré tragarse su...

Chocó contra algo bastante duro y tuvo que hacer equilibrio para no caerse.

-Podrías mirar por dónde vas, ¿no?-dijo ella todo lo borde que pudo.

-Vaya, veo que alguien tiene un mal comienzo-respondió Albus Severus en tono neutro.

-No tengo tiempo que perder, chao.

-Ejem, ejem. No sé si sabes que ahora soy profesor, Sarah. Me debes cierto respeto.

-¿Perdona?-dijo la chica con cara de escepticismo y levantando una ceja haciendo suyo un gesto que era típico de su padre.

-Lo que oyes. Debes referirte a mí como señor o profesor. Son las normas del colegio.

-Lo llevas claro, guapito. Bájate los humos o no vas a durar ni un día como profesorcito.

-¿Eso es una amenza a docente? Uhmm...creo que eso son por lo menos 15 puntos menos para Slytherin.

-Pero qué...

-Sarah, ve a tu mesa, yo me ocupo-dijo la voz de Severus Snape que había aparecido ante ellos.

-Gracias papito-dijo ella dándole un beso a su padre en la mejilla y dirigiéndole una mirada de superioridad al Potter ojiverde.

Severus Snape se mantenía serio mientras veía desaparecer a su hija en camino del Gran Comedor.

-Más te vale que dejes a Sarah en paz, Potter. Es una alumna magnífica y no ha tenido problema alguno, espero que tu llegada no vaya a torcer ese camino.

-No puedo tener favoritismos, Severus.-añadió Albus Severus con media sonrisa.

-Ni manías...Conozco el carácter de mi hija y créeme que si algo no le gusta te lo dirá sin rodeos.

-¿A quién me recuerda?

-Déjate de jueguecitos, Albus Severus. Sé el hombre serio y responsable que se supone que eres.

-¿Qué te ocurre? Desde hace unas semanas estás más irritable de lo normal.

-Mira...

-¿Qué hacéis aquí?-dijo Lily Luna interrumpiendo la discusión entre ambos hombres

Severus Snape no respondió ni miró a la joven. Durante esas dos semanas había intentado solucionar los problemas con su esposa sin ningún éxito. Ante el recuerdo de Hermione le vino el recuerdo de la conversación que había tenido el día anterior.

flashback

Hermione se acicalaba frente al espejo de su habitació. Severus la miraba con la mirada llena de tristeza.

-Hermione...¿qué nos está pasando?

-No sé a qué te refieres, Severus.

-Lo sabes perfectamente. Nuestro matrimonio se está yendo a la mierda. Tengo derecho a saber por qué, ¿no?

-Todos los matrimonios tienen baches.

-Pues yo no quiero baches, Herms.

-Pareces un crío...

-¿Se puede saber por qué todo lo que hago o digo no te gusta?

-Necesito tiempo, Severus. ¿Crees que podrás dármelo?

-Pero, ¿tiempo para qué?

Hermione suspiró mirándose en el espejo e ignoró la pregunta de su marido quien volvió a insistir.

-Hermione, contéstame, joder.

-¡Tiempo para saber si no estoy desperdiciando mi vida aquí contigo!-gritó la castaña llena de rabia.

fin de flashback

Severus se tocó el pecho y tuvo que hacer un gran esfuerzo para no vomitar. Los hermanos Potter le miraron preocupados, en especial la pelirroja. Hermione dudaba del amor que le tenía y era sólo cuestión de tiempo el que le mandara a la mierda. El pocionista dejó atrás el hilo de sus pensamientos para concentrarse en aquella mujer que jamás le falló: Lily Evans y con esa imagen se recitó a sí mismo un par de versos de Benedetti "Si habito en tu memoria, no estaré solo".
Y sin mediar palabra Severus Snape puso rumbo a la selección de casas de los alumnos de primer año, ondeando su capa y con el corazón guardado en una coraza para que no se rompiese aún más.

Definitivamente, no sería un curso sencillo.

Continuará...

Severus Snape conoce a Albus Severus Potter 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora