Skay subió al avión con la cola entre las patas, Inglaterra era su destino.
Estaba en la parte pos-depresión de su viaje. No había encontrado nada que le gustase y eso la desanimaba para seguir adelante con su plan, luego en el transcurso del viaje le volvían las ganas de seguir conociendo mundo y se le pasaba. Mientras tanto solo le quedaba mirar por la ventana y rogar que a nadie se le hubiese ocurrido comprar el boleto para viajar en el asiento de al lado.
Ella había sido unas de las primeras pasajeras en subir, encontrándose con su asiento libre de equipaje ajeno y con mucho lugar para estirar las piernas y esperaba que siguiera siendo así. Pero su reciente alegría duró poco, ya que ese chico con intensos ojos marrones, gafas de pasta y una guitarra en su espalda se dirija directamente hacia ella. Miró por detrás del chico y al no ver más personas subiendo a bordo se alivió un poco, por lo menos habría un asiento de por medio.
El chico de los intensos ojos marrones dejó la guitarra en el portaequipaje, ocupando mucho más lugar del que debería, y se sentó en el lugar más cercano al pasillo, dejando esa ansiado asiento intermedio.
Ahora solo faltaba esperar.
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Ese pedacito de mundo
Short StoryLas personas normales tienen un lugar donde se sienten a gusto. Skay busca el suyo alrededor del mundo.