Parte 12. ¡Aki!

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Parte 12. ¡Aki!

-Perfecto pues, hoy día te vienes conmigo

-Lose –Asentí un poco seca, la verdad es que Aki tenía algo que me hacía sentir un poco nerviosa pero podía hablar. Nada que ver cuando tengo a Lauri frente mío.

-Nos la pasaremos bien, ya verás.

-¿Es verdad que no te gustan las alturas?

-No, para nada

-¿Pero le temes a la altura o le temes caer?

-Uhm... -Quedo pensativo –Muy buena pregunta. Tendré que analizarlo

-¿Me puedes decir la hora, por favor?

Presiono un botón del radio y apareció la hora, eran casi las nueve de la noche. Vaya que se va rapidísimo el tiempo cuando la pasas bien

Luego de un camino tranquilo, llegamos a su casa, no era tan diferente a la de Pauli y Eero, lo bueno es que aquí no había pasillos.

-Hoy dormirás en el cuarto de mi hija, ella y su madre no están aquí en Helsinki y es que la verdad la otra habitación no está arreglada.

-Es verdad... Tú vives en Espoo

-Yep, y ellas están ahí

-Oh bien

Entre a la habitación y estaba decorada como si fuera una chica de quince años, tenía posters de bandas de Rock y un bajo.

-Am, ¿Cuántos años tiene tu hija?

-Tiene siete años

-Uau...

-Lose, nada que ver con niñas de su edad que decoran su cuarto con princesas y cosas rosadas, ella desde pequeña le gustaba mucho escuchar música hasta ahora. Su banda favorita es Red Hot Chilli Peppers como a mí –Sonrió

-Uau, ¿y tu esposa?

-Uhm, ella es muy diferente, nada que ver con Tinka, mi hija.

-Oh ya veo

-Si, por lo pronto acomódate, yo pediré pizza para cenar

Me acerque a los póster que tenía la niña, habían algunos que hasta estaban firmados, y yo apenas los compro a $20.

En sus paredes tiene dibujado los logotipos de algunas bandas, se ve genial.

Es una niña muy Rockera, me gusta.

Luego de un rato me cambie a algo más cómodo, y fui a donde Aki.

-En un momento llega la pizza

-Bien –Nos sentamos en un sofá de su sala mientras él veía televisión.

Voltee a verlo de reojo, traía un pantalón color negro, algo ajustado, una camiseta color gris y encima una chaqueta de color café. Su cabello estaba peinado de lado y sus hermosos ojos azules miraban hacia enfrente, estaba guapísimo.

Lo mire por un rato, mientras observaba los gestos que hacía: sonreía o a veces entrecerraba sus cejas un poco serio. Todo él estaba muy, muy bien.

Se escuchó que tocaron fuera de su casa y salió, luego de un momento venía con dos cajas de pizza y un refresco. ¡Qué rico!

-Bien pues, como sé que ustedes las mujeres hacen dieta; allá en la cocina hay ensalada –Me dijo burlón

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