S i e t e

25 2 0
                                    

-Tal vez no sea tan mala idea después de todo- pienso al ver a la rubia abrir la puerta, una media sonrisa se dibuja en mi rostro al verla. Aunque la suya se desvanece en el momento que nota mi presencia.

-¿Que quieres?

-Hola Zedd ¿Todo bien?- ella se cruza de brazos y sin contestarme levanta una ceja impaciente- Veo que volvimos a lo de siempre... Vine por las clases.

-Es una broma- se ríe- ¿Cierto?- se preocupa al notar que era de verdad.

Ella rueda los ojos y se hace a un lado dejándome pasar.

-No nena ¿Por qué estaría bromeando?-Hago una sonrisa inocente.

-No me llames nena -Dijo colocando su mano en su frente. Estaba enojada. Lo sabía. Podía notarlo- Tengo que hablar con mi profesor, esto es imposible, no soy capaz de hacer...-La interrumpo.

-¡Hey! Espera -Ella me mira- Necesito estas clases, por favor.

-Pero... Es que... Tú...-Revolea los ojos-Bien, pasa.

Cuando se hace a un lado, la vi aterrada, como si no quisiera hacer esto. Tenía miedo.

-¿Está todo bien?-Le pregunto con una ceja fruncida.

-¿Por qué no lo estaría?-Baja la mirada.

-No lo sé, yo solo pregunto.

-Calla y entra.

Y apenas lo dijo, lo hice. Su casa era fría. No tenía muchos muebles y parece más grande por fuera que por dentro. Cuando apenas entramos al comedor, sentí un escalofrío en mi espalda. Tenía los vellos de punta. Me giro a verla. Le regalo una pequeña sonrisa.

-Toma asiento-Me ofrece y obedezco como buen alumno.

Pasamos un par de horas sin pelearnos y ella me explico algunos temas y admito que le he prestado atención y entendí. Ella se levantó de la silla y fue hacía la heladera, sacando una botella de agua.

-¿Quieres?-Levanta la botella en mi dirección.

-Claro-Le sonrío- Es bueno no gritarnos por un rato -Rió, pero no tengo respuesta.

Cuando se acerca hacía mí para darme el vaso, se resbala y cae. Cuando reaccioné, me agaché para ayudarla. Pero, de repente, me quede viendo el tajo de su pierna. Era chiquito, pero...

-¿Vas a ayudarme o te quedarás viendo mis piernas?-Se puso nerviosa. ¿Pero de qué?

-Lo siento.

La tomo de la mano y la ayudo a limpiar su desastre. Luego, volvió a servirme agua en otro vaso y nos recostamos en su sillón para descansar cinco minutos.

-Juguemos a las veinte preguntas.

-Que sean cinco-Dijo sin mirarme-.

-Bien, tú ganas. Pero no empezare yo.

-¿Color favorito?-Prende la televisión pero la pone en "mute"-.

-Azul-Sonrío-.

-¿Por qué vistes de negro?

-Me gusta.

-¿Tocas otro instrumento? Además de la guitarra-Susurra lo último.

-Batería.

-¿Con cuantas te has acostado?

-¿Acaso te importa a ti? -Me tiento-.

-No es tu turno.

-No las cuento, no lo sé. ¿Celosa?

-Quisieras-Pone su mano en su barbilla y con su dedo índice delinea sus labios- ¿Tu mayor sueño?

-Tener una banda -Me relamo los labios- Mi turno ¿Por qué sales con Max?

-Tal vez porque me gusta -Me dice con un tono sarcástico-.

-¿Estás segura de que le quieres?-La miro atentamente-.

-Esa pregunta es un poco estúpida.

-Nunca me has contestado.

-Sí, muy segura.

-¿Qué es lo que buscas en un hombre?

-Que sea atento y cariñoso.

-¿Max lo es?

-¿Qué tienes contra él?

-Nada solo lo veo como un muñeco: falso y sin sentimientos.

-¿Tu no lo eres?-Me pregunta.

-No es tu turno -La imito y ella sonríe.

-¿Hace cuánto están juntos?

-Meses, no llevo la cuenta-Dice despreocupada.

-¿Por qué todos los días tienes moratones nuevos?-Dije totalmente serio-.

-Ya hiciste tus cinco preguntas-Dijo volviendo a ser la misma de siempre- Ahora por favor, necesito que te vayas-Mira el reloj- Es muy tarde.

-Oh vamos.

-Es en serio-Comenzó a temblar.

Cuando se escucharon las llaves del otro lado de la puerta, Clarie me agarró del brazo y me arrastró a la entrada. Pero de repente se congeló. Miro a la dirección que ella lo estaba haciendo. Su padre.

-¿Qué hace este idiota aquí? ¿No te dije que te alejes?-Se nota que apenas podía mantenerse parado.

-Ya se está yendo, le tuve que dar clases.

-Que se largue ahora Clarie, estarás en problemas.

Luego de ser empujado y echado de la peor manera, me quede viendo su puerta. Era extraño. Jamás vi una situación parecida. Caminé hacía mi casa y cuando fui a mi habitación comencé a tocar la guitarra. Trataba de componer algo nuevo, me era imposible, estaba pensando en ella y en todos sus gestos y su miedo cuando apareció ese hombre. Pero después de un rato me levante y tan solo mire por mi ventana a la suya. Estaba la luz prendida. Y dio la casualidad que ella saco su cabeza por la ventana. La mire, estaba ¿llorando? Y su labio estaba sangrando.

-¿Por qué lloras?- ella se sobresaltó, al parecer no se había dado cuenta de mi presencia.

-¿Me estas espiando?-Con la manga de su remera se seca las lagrimas y luego la pasa por su labio, pero al pasar por este, sus ojos se cerraron con fuerza.

-Tu labio está destrozado ¿Qué te pasó?

-Creí que ya no estábamos jugando a las preguntas-Miró para otro lado-Me caí y me di contra el suelo.

-Clarie, mírame-La ignoro.

-¿Qué quieres?-Sus ojos conectan con los míos-.

-Dime que sucede.

-No te importa, no me molestes, hazme el favor de no seguir preguntándome-Dijo cansada de mi cuestionario.

-Bien lo siento.

-Solo vete a dormir y mañana haz como si hoy no haya pasado nada. Nos vemos Russel-Cierra su ventana y su cortina. Pero mi vista no se alejaba de allí. Tenía muchas preguntas en mi cabeza. ¿Qué es lo que sucedía? Cuando apagó la luz, me dirigí al baño y me cepille los dientes. Luego me acosté y a partir de ahí perdí la noción.

|Comenta y vota|

DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora