D i e z

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-¿Viniste con alguien?- le pregunto a Zedd una vez que estamos en vereda. El niega con la cabeza aún aferrándose a mi hombro, entregándome las llaves de su auto.

Caminamos tres cuadras, entre tropezones y caidas cuando finalmente llegamos a su auto.

Un Volvo negro, tal y como me lo imaginaba. No es que lo haya echo.

Abro la puerta del acompañante y con algo de dificultad, Zedd consigue sentarse en el.

Doy la vuelta al coche, me siento del lado del conductor.

Maldito idiota ¿como tuvo el descaro de hablarme de esa manera? Encima de haberme pateado accidentalmente, ni siquiera se detuvo a ver como estaba.

Mi rabia aumenta cuando recuerdo como golpeaban a Zedd salvajemente por el simple echo de ser distinto, mientras Max se desquitaba por haberse acercado a mi. Detesto que maltraten a la gente, se creen mucho cuando les falta tanto para ser algo.

Suelto mi labio, que sin darme cuenta llevo mordiéndolo un rato. Me sobresalto al sentir una mano caliente sobre mis piernas.

-¿Estas bien?- Sus ojos verdes me miran preocupados, asiento obligándome a mantener la mirada en la calle-¿Te hizo daño?

-Estoy bien Zedd- le contesto quitando su mano de mi muslo. Mi piel se enfría rápidamente deseando volver a sentir su calidez. Sacudo la cabeza, deteniendo el auto enfrente a su casa. Me acerco a su puerta y tiro de el para ayudarlo a ponerse de pié-¿Hay alguien en tu casa?- El niega, caminando hacia ella.

Con algo de dificultad introduce la llave, la hace girar para luego cerrar la puerta a nuestras espaldas. Camina hasta los pies de la escalera, sujetandose con una mano de la baranda y con la otra de mi. Llegamos a su habitación y el se tira sobre su cama. Gruñendo por el dolor que sus movimientos bruscos le producieron.

Con delicadeza le quito las zapatillas y me siento al costado de su cama.

-¿Quieres agua?- el asiente señalando con la cabeza una botella sobre su mesita de luz.

-Gracias- dice bebiendo un par de tragos y volviendo a ponerla en mis manos. El se acomoda boca arriba y cierra los ojos. Se ve tan angelical, tan dulce que no parece ser el rebelde que vive al lado de mi casa. Le corro un mechón de la frente, el sonríe de costado. Me acerco, deposito un beso en su mejilla y me aparto para irme pero el me agarra por la muñeca frenándome en seco.

-No te vayas- sus ojos verdes brillan haciéndolos lucir todavía mas llamativos de lo normal- Por favor, quédate aquí.

Asiento, no es que quiera quedarme. Es que se supone que debería estar en casa de Camile y no me parece muy buena idea aparecer en mi casa con este vestido. Luego de dar por sentado que le he mentido para ir a una fiesta.

-Esta bien, no me iré a ningún lado- digo pasando una mano por su cabello- con una condición- el suelta un bufido- que me dejes desinfectarte eso- señalo su rostro.

-¿Estas loca?

-Bien, adiós- digo parandome de la cama a lo que el vuelve a tomar mi brazo.

-En el baño hay agua oxigenada- rueda los ojos.

-No me tardo- sonrío saliendo de la habitación.

-Ya te extraño- dice irónicamente volviendo a rodar los ojos.

-Callate, no seas maricón- digo apoyando la gasa sobre su seja. Zedd, que esta sentado contra el respaldo, intenta escaparse golpeandose contra este- confirmado, lo eres.

-¿Disfrutas verme sufrir?- su mirada se clava en mi mientras yo ejerzo algo de presión en su pómulo- Mierda- dice llevando sus manos a mi cintura, agarrándome con fuerza. Un grito se escapa por mis labios, por lo cual el frunce el ceño, levantando mi remera dejando mi abdomen al descubierto- Mierda- sus ojos se abren de par en par observando mi moraton violeta. Tomo mi remera y vuelvo a ponerla en su lugar, el me mira impaciente. Deseando una explicación. Llevo la gaza a su labio, quitándole la sangre, pero su mano aparta la mía haciendo que mi mirada impacte con la suya- ¿Fue él? ¿Ese imbecil te hizo eso? ¿Y tus piernas el otro día? Diablos, voy a matarlo- se para, camiando en circulos llevándose las manos al cabello.

-Zedd- intento calmarlo tomando su rostro entre mis manos, me mira a los ojos- Me golpeó sin querer cuando me metí entre ustedes dos recién.

-¿Y tus piernas? Esos tajos...y tu tobillo- noto que intenta desviar la mirada.

-Me tropecé en la cocina, nunca dejo el cajón de los cubiertos cerrado- miento encogiendome de hombros, se que no me cree pero tampoco insiste.

-¿Te duele?- roza con su mano mi cadera produciendo en mi pequeños choques eléctricos.

-Un poquito- frunzo la nariz, quitándo su mano. El desaparece por el pasillo, como al parecer lo hizo su dolor, volviendo con una crema entre las manos.

-Siéntate- me ordena y eso hice. El se arrodilla enfrente mío, quedándo entre mis piernas. Luego levanta levemente mi camiseta. Aunque el moratón es tan grande que se ve obligado a subirla hasta toparse con mi corpiño. Luego saca un poco de crema y la unta en mi cuerpo. Clavo mis uñas en su brazo.

-Esta fría- digo viendo como una media sonrisa se dibuja en su rostro y se muerde un labio, me fuerzo a desviar la mirada.

Sus dedos rozan mi piel con suavidad, haciendo pequeños circulos en mi abdomen, como jamás nadie lo ha hecho. Lleva su otra mano a mi muslo, produciendo que mi corazón se acelere.

-¿Te sigue doliendo?- niego con la cabeza, sientiendo mis mejillas calentarse. El sonríe, mojando sus labios- mis manos son mágicas, no hace falta que lo digas- ruedo los ojos.

-¿Que hay de ti? ¿No te duele?- el niega con la cabeza, sin quitar sus manos de mi.

-Ya estoy acostumbrado, fue mas el rostro que mi cuerpo- vuelve a dirigir su mirada a mi abdomen.

-Pero no podías moverte- frunzo el ceño extrañada.

-Digamos, que el caballero de tu novio me golpeó donde no hay que golpear- suelta una pequeña carcajada en el momento que suena un trueno y luego la lluvia impacta contra el techo. Noto como sus brazos se entumecen y cierra los ojos con fuerza.

-¿Puedo irme ya?- digo intentando apartarlo pero el me retiene.

-De ninguna manera, yo he cumplido con el trato. Te he dejado hacer tus practicas barbáricas con mi cuerpo, ahora tienes que quedarte.

-Okey, tu duermes en el piso- asiente sin problemas- ¿Me prestas algo para dormir?

-Yo no tengo problema si duermes con eso- hace una pausa- o sin- señala mi vestido, por lo que lo golpeo en el hombro suavemente- Bien- bufa- saca lo que quieras.

El echa una frazada al suelo con un par de almohadas. Yo me paro y busco en un cajón hasta encontrar un short y una remera manga corta. Camino hasta el baño.

-Mierda- abro los ojos al notar que los "shorts" son unos jodidos boxers. Me goleo la frente. Salgo del baño hasta la habitación tirando de la remera para taparlos. Llego al borde de la cama y me meto en esta sin que Zedd se de vuelta a mirarme- Buenas noches- digo pero no obtengo respuesta.

Los minutos pasan, los relámpagos aumentan y lentamente consigo olvidarme de todo lo ocurrido en la noche mientras el sueño se apodera de mi.

-Buenas noches- siento su voz contra mi piel temblando y luego su brazo en mi cintura, con cuidado de no tocar mi moraton tira de mi hacia él- Por cierto, lindos boxers.

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⏰ Última actualización: Feb 13, 2016 ⏰

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