C u a t r o

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-Sácate esos anteojos, no juegues conmigo- Me amenaza.

-No pretendo sacármelos-Le digo mirando hacia otro lado.

-Bien, lo haré yo.

-¡Basta Zedd!

y entre una lucha de manos, logro tirarlos al suelo, y cuando me agache para agarrarlos y tratar de ponérmelos, me los arrebato de la mano y me miró.

Como si el tiempo se hubiera detenido sus ojos se clavaron en mis pupilas. Eramos solo el y yo y no importaba nada, ni quien eramos, ni que nos había traído hasta este momento.

-Clarie...¿Quién te hizo esto?- Intenta acercar una mano a mi mejilla al observar mi rostro demacrado.

-Zedd...- Niego con la cabeza- Yo... Maxie...

Cierro los ojos esperando sentir su tacto sobre mi piel pero de repente la puerta se abre y del otro lado se encuentra el conserje apoyado sobre se escoba y la directora cruzada de brazos mirándonos no muy amistosamente.

-¿Quieren explicarme que esta ocurriendo aquí?- Dice ella.

Trago saliva y vuelvo a ponerme los lentes.

-Es mi culpa Lawrence, yo la metí en esto- Zedd me defiende.

-No me importa de quién es la culpa, los dos a mi oficina ¡de inmediato!- Dice haciendo que el sonido de sus tacos contra el suelo se escuche por todo el colegio. Absolutamente todo el colegio estaba callado observando la escena. Fulminé con la mirada a Zedd y este se rascó en cuello nervioso.

-Después de ti...

-Ahora se te da por ser caballero- Ruedo los ojos molesta.

-¡Clarie!- Maxie aparece corriendo al final del pasillo- ¿Estas bien? ¿Te hizo algo este raro de m*erda?- me abraza con fuerza y me pega a su pecho.

-Max.. estoy bien...¿Zedd? ¿¡Qué haces?! ¡suéltalo!- Zed salta sobre mi novio golpeándolo salvajemente- ¡Zedd! ¡Basta por favor! ¡Vas a lastimarlo!

NARRA ZEDD

-Estuve revisando tu expediente- Lawrence, me hace señas cuando entro en su despacho de que me siente.

-¿Por qué?- Digo desde la puerta sin dar siquiera un paso mas.

-Pues, soy la subdirectora y es mi trabajo...

-Haz lo que quieras.

-Y que sorpresa! al descubrir que no teníamos tus papeles de la escuela anterior y los llamé, ¿sabes que me dijeron?

-¿Que te ocuparas de tus asuntos?

-Claro que no- Me fulmina con la mirada- Que fuiste expulsado por mala conducta. El cráneo de Maxie Steven esta fracturado, pudiste haberlo matado.

-Bien- volteo y agarro el picaporte.

-No eh terminado Russel.

-Yo si.

-Yo no, siéntate- La ignoro- ¡dije que te sentaras!- Gira produciendo que mi paciencia se acabe, arrojo unos papeles de su escritorio asqueroso de perfecto y ordenado, quedando cara a cara.

-¿Sabes que veo en ti? veo un patrón de comportamiento conflictivo , un pobre...- Dice Lawrence a milímetros de mi rostro desafiante, sin moverse ante mi confrontamiento.

-¿Y sabes que veo yo?- La interrumpo indignado- Una mujer vieja patética que intenta actuar y verse como algo que no es algo que nunca sera. Porque lo único que es en realidad es solo una maldita vieja fea y seca- Básicamente escupo las palabras a lo que su primera reacción es levantarme la mano, una mano que nunca llegará a tocarme.

-¡Lárgate estas estas suspendido! Una semana sin venir a clases y cuando vuelvas te esperan varios castigos Sr. Russel- Se sienta- Agradezca que eh sido buena con usted.

NARRA CLARIE

-Clayton-

-¿Me llamó señorita directora?- Entro sonriente.

-Ahorratelo, no funcionará conmigo. Siéntate

-Permiso- Voleto y mi corazón se detiene al ver a mi padre en el marco de la puerta, vuelvo y me hundo en el sillón deseando que este me trague.

-Sr. Clayton justo a quién quería ver, agradezco su puntualidad. Algo que al parecer su hija no ah heredado de usted. Por favor, pase siéntense- Dice ella amablemente. Mi padre me lanza una mirada al mirarlo de reojo.

Se notaba que la mujer no sabía como era él. Sin embargo, siguió hablando y le explico todo, pero lo exageró.

-Su hija, tiene buenas notas, pero hoy la encontramos en el cuarto de limpieza, con un muchacho.

-Lo lamento mucho, supongo que ella también lo siente. Cuando lleguemos a casa hablaré muy seriamente con ella.

Nos paramos, saludamos a la directora y volvimos a pedir disculpas. Estabamos por salir y ví que se acercaba Zedd.

No te acerques, no lo hagas.

-Clarie.

Ay no! Solo me digne a mirarlo

-No quería causarte problemas.

-Fuck you-Mi padre se acerca y lo empuja lejos de mi.

-Nah, preferiría cogerme a tu hija-

-Es mejor que te vayas, y no te vuelvas a cruzar frente a mis ojos

Zedd totalmente confundido me da una última mirada y se larga de allí; mi padre me mira para que me suba al auto y yo lo respeté. El viaje fue totalmente silencioso, hasta que cuando estaba por la mitad de las escaleras escuché su voz.

-Clarie, ¿Dónde piensas ir?

-A mi habitacion.

-Baja inmediatamente.

Y eso hice.

-¿Te crees una niña rebelde? te acuestas con el primero que se te cruza, eres una zorra-Hace una pausa-Dime ¿Yo te eduque así?

-No me acos...-Me interrumpe.

-Claro, excusas era lo que faltaba- Rueda los ojos.

-Lo siento-.

-¿Lo sientes? He escuchado tantas veces esas dos palabras -Golpea a la pared- Eres igual que tu madre, una prostituta, no saben valorar nada de lo que tienen- Se acerca y toma un mechón de pelo- No vales nada -Me susurra.

-¿Tu si vales algo?-Le pregunto con lagrimas en los ojos-.

-¡Estúpida!-Me pega una cachetada-Mal agradecida-Vuelve a hacerlo- Te di todo -Grita y me empuja para tirarme al suelo.

Caí tan mal que me doble un pie, tenía muchas ganas de llorar del dolor.

-Basta, por favor-Mis palabras salían en un susurro.

-¿Basta? -Me agarra de los pelos y me arrastra hacía la cocina.

Agarra una cuchilla de la mesada y se acerca con ella, en su mano derecha, hacia mi. Hace un tajo en mi pierna, uno pequeño, pero no tardo en gritar. Era insoportable el dolor, luego busco una botella de su whisky favorito, mientras yo lloraba sin más no poder. Toma un largo trago y se acerca, vierte el liquido sobre su mano y ese charquito que tenía entre sus dedos, lo tiro sobre mi cortadura. Ardía, ardía, ardía y mucho. Las lagrimas seguían cayendo sobre mis mejillas. Aunque esto dolía, más duele que lo haga tu padre. Camina hacia arriba y luego de esperar dos segundos escuche el portazo de la puerta de su habitación. Termine de tirar todo mi cuerpo sobre el piso y llorar. Dios, no aguantaba más. Cuando ya no tenía más lagrimas, subí a mi habitación y me puse unos jeans negros y una remera blanca y corta. Quería salir. Necesitaba largarme de allí.

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