De Regreso

144 7 1
                                    

No sé cómo explicar los siguientes días, solo se que An y yo eramos inseparables, aprovechabamos cada momento que teníamos a solas, todavía no le pedía que tuviéramos una relación formal pero poco me faltaba.

Estábamos en el sofá, ella tenia la cabeza en mi regazo mientras leía un libro y yo cambiaba los canales buscando algo interesante que ver, pero no había nada, me detuve en el canal de noticias y me di cuenta que aun buscaban a Jay y Anie, pero pase de canal y le di poca importancia. El sonido de la puerta abrirse resonó en todas la casa, mire la puerta y era Jay entrando, el aun no superaba la ruptura, pero An estaba mas que feliz, gracias a mi y a mi amigo claro está.

Jay se sentó en uno de los sofás de la sala y nos miro fijamente, An se dio caí de eso y cerró el libro para incorporarse y dejarlo en la mesita del centro, me quito el control de las manos y lo puso junto a su libro, se levantó del sofá, y se sentó sobre mi regazo así quedando yo en medio de sus piernas, sonrió y yo igual, pose mis manos en su trasero y ella sus labios en los míos para comenzar a besarme con pasión, se que lo hacía apropósito pero aun así disfrute de cada segundo del beso, abrió su boca para mi y yo di paso a mi lengua, ella soltó y pequeño gemido al sentir mis manos presionar su trasero, Jay se levantó y subió las escaleras y escuche el asote de la puerta de su habitación al cerrarse.

Narra Jay

Cerré la puerta de un golpe que resonó en toda la casa, escuche la puerta agrietarse por el golpe tan fuerte, creo que un poco más y se cae rota. Me mire en el espejo y tenia la cara roja del enojo y mi ojo de caníbal estaba bien presente y brillando de un rojo increíblemente intenso, me sentía mas que cabreado.

Quería matar a Cold, quería destrozarlo, abrirlo por en medio y sacar todo lo que tenga adentro, estaba haciendolo apropósito, estaba tocando a Anie frente a mi apropósito, no tengo ningún derecho a enojarme porque fue mi culpa, yo la perdí, yo la engañe por un minuto de placer, ella podía darme eso todo eso y más, podía darme amor y ella me había sido fiel.

Que imbécil soy.....

- ¡Cold! - la escuche gemir, eso me hizo golpear la pared rompiéndola, mis nudillos sangraron pero después se sanaron, luego recordé que Cold y Coraline tenían un saco de box en su habitación que usaban para desahogarse, salí de mi habitación y fui a la de Coraline

- ¿me prestas tu saco de box? - le pregunte al entrar

- como sea - dijo sin dejar de mirar la revista

Me acerque al saco de box, me quite la camisa, me envolvi mis manos de vendas y comencé a golpear el saco. Escuche los gemidos de Anie y golpee el saco más fuerte, la piel negra del saco comenzó a agrietarse, en ese momento vino a mi la imagen de la noche en la que la engañe, otro golpe, cuando tuvimos sexo por primera vez, otro golpe, todas aquellas noches que la lleve a cenar, las noches que lloro y yo la consolé, los días que reíamos y jugábamos sin parar, el costal se rompió mas. El sudor comenzó a gotear por mi cabello negro callando en mis vaqueros azules, sentía las gotas de sudor correr por mi espalda y hacerme un cosquilleo, como ella lo hacía con las llamas de sus dedos cuando yo estaba recostado en la cama boca abajo sin camisa.

Volví a golpear el costal con más fuerza cada vez, las manos me dolían, pero las heridas podían sanar, al menos las físicas, la piel se rompía cada vez mas y dejaba ver la arena que había dentro, a este paso le compraría un nuevo costal a Coraline

- Mas tranquilo amigo - dijo Cora pasando la página de su revista de moda, entonces con cada golpe que daba pronunciaba una palabra

- ¡No! ¡Puedo! ¡Estar! ¡Tranquilo! ¡Cora! - golpeaba mas fuerte el costal y el sudor emanaba mas rápido de mi cuerpo.

Caníbal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora