Capítulo 12: Gobernador

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Zoro Roronoa

Desde la habitación que el gobernador me había ofrecido... o más bien en la que me había recluido, pude ver el barco de mis compañeros partir a la primera hora del alba. Si hubiera dicho que quería quedarme habría sido la mayor de las mentiras, no quería estar aquí, pero supongo que por salvar a mis compañeros hacía cualquier cosa y es que era una cabra loca que pensaba poco las cosas y cuya desorientación era inmensa, porque ya podía tratar de huir... seguro que acabaría dando vueltas al mismo punto y me encontrarían, no era nada bueno para orientarme.

De todas formas... aunque consiguiera escapar ¿Dónde iría? No tenía un barco para fugarme de esta isla, no tenía más opción que quedarme aquí. ¿Había hecho lo correcto o no? No lo sabía, sólo esperaba que Luffy al salir de la isla hubiera vuelto a ser el que era, porque llevaba unos días que no había quien pudiera aguantarle. Me sentaba mal pensar así de mi capitán, nunca había estado en este plan, me caía bien y hasta me enamoré de él y todo... por una única noche en la que nos emborrachamos, pero yo sentía que le había amado, al menos... hasta la llegada de Ace y la traición de Luffy. Ace era... simplemente perfecto, tenía un carácter fuerte pero a la vez compasivo, siempre intentaba ayudar a los suyos, sobre todo a su hermano y confiaba en él a ciegas, quizá eso le traía algún problema algunas veces y es que Luffy era un atolondrado que nunca sabía en los líos en los que se metía.

Pensar en Ace me dolía, más que nada por su traición, confié en él, creí en él y en sus bonitas palabras, pensé que podíamos estar juntos, llegué a creer que no le importaba para nada que nos vieran juntos, que sería capaz de hacer lo que nadie había hecho por mí, decir finalmente que era suyo frente a la tripulación, pero no... ¿Cómo iba alguien a querer estar conmigo? Yo era solamente ese pirata fuerte que no se doblegaba ante nadie y que era capaz de hacer lo que fuera, ese que se enamoraba tan rápido y tan perdidamente que no veía las cosas malas que me hacían o me harían, yo sólo quería ver la bondad de las personas y en Ace la vi, no esperé que me traicionase como lo hizo, pero supongo que esta isla afectaba a todos o simplemente... Luffy y él estaban jugando, eran hermanos, no sé como no lo vi antes.

Sé que pensar en Ace me hacía daño, pero también me alegraba, aún podía recordar las noches que pasé con él mirando el cielo, nuestra última noche cuando me decidí a entregarme a él, recordaba su forma de besar y es que era imposible olvidarle, era puro fuego, como su habilidad. Ace era de esas personas que una vez lo conocías, estaría en tu recuerdo siempre. Ace era simplemente especial, creo que me había enamorado de él, de su forma de ser, de su temperamento, de su fuerza, de su dulzura y su carácter proteccionista, me encantaba estar a su lado, todo parecía muy fácil cuando él estaba cerca y te hacía sentir seguro.

Escuché como metían la llave en la cerradura de mi puerta y abrían. Miré hacia la puerta inmediatamente para ver como entraba el gobernador y me indicaba con esa sonrisa suya tan odiosa que le siguiera. Yo no tenía ni idea de para qué tendría que quedarse alguien de la tripulación en esta isla, pero me enfadaba pensar que casi... era como una venta, me habían vendido por suministros y materiales de reparación.

- Vamos sal a comer algo – me dijo el gobernador.

- No tengo hambre – le dije de forma cortante.

- Tienes que comer algo, así que no me hagas repetirlo.

- No me haga repetirlo usted a mí, no tengo hambre, lárguese de mi cuarto, ni siquiera entiendo qué hago aquí – le dije.

- Eres parte del espectáculo – me dijo y no entendía nada.

- ¿Espectáculo? ¿Qué espectáculo? – pregunté.

¡Atrapado! (One Piece, Ace-Zoro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora