jeleanor ;; wylmite

C u a t r o ;

«Cuando me miras a los ojos
Y me dices que me amas
Todo está bien
Cuando estás aquí a mi lado.»

—¿Por qué es tan difícil? —preguntó la castaña mirando a su amigo.

—No es difícil, solamente tienes miedo —contestó cerrando la puerta de su casillero y recargándose en ésta.

—¿Por qué no puede venir y hablarme? —preguntó ignorando las palabras de su amigo.

Max golpeó el hombro de su amiga ganándose un gruñido de su parte.

—Mujer, ¿en qué siglo vives? —negó con la cabeza soltando un suspiro.

—¿Crees qué tenga que ir yo y hablarle? —preguntó mordiendo su uña nerviosa.

—Exacto —sonrió y posó su mano en el hombro de la castaña —y esta es tu oportunidad; Joe acaba de entrar a los sanitarios.

—¿Y quieres qué entre ahí? —preguntó sorprendida.

Su amigo miró hacia el techo soltando un suspiro.

—No tonta; te digo que lo esperes afuera y le diga lo que sientes.

—Tienes razón —dio un pequeño paso arrepintiéndose y volteó nuevamente hacía su amigo —Yo creo que mejor mañana le digo.

—Oh no señorita —negó Max tomándola de los hombros y haciendo que se volteara —; irás hasta ahí, esperando que salga Joe y hablar con él.

—Pero...

—Pero nada y para que veas que soy un gran amigo —sonrió y empujó a Eleanor hasta estar fuera del baño —, me esperaré contigo hasta que Joseph salga.

Se quedaron unos minutos esperando que el pelinegro saliera pero se tardaba mucho y eso hacía que la castaña se sintiera más nerviosa.

—¿Qué es lo que le tengo que decir? —preguntó sin percatarse que alguien salía del baño.

—Solo di lo que sientes —se encogió de hombros sonriendo.

—Claro... solo llego y le digo “hola Joe, soy Eleanor y te amo desde hace mucho tiempo” —contestó con sarcasmo rodando los ojos.

Su amigo soltó una carcajada por la cara que el chico tras Eleanor hizo.

—Oh claro, ahora es gracioso ¿no? —preguntó irritada cruzándose de brazos.

—Lo siento, tengo que irme —soltó de repente y se acercó a su amiga susurrándole en el odio —: deberías voltear para atrás.

Sin esperar una palabra; se fue de ahí dejando a su amiga confundida.

—Pff, que buen amigo es —gruñó.
—¿Me... me amas? —preguntaron a sus espaldas.

Sintió como el aire se le escapaba del cuerpo al reconocer esa voz; tapó su rostro con sus manos negando a voltear a ver al chico.

—Eleanor... —su nombre salir de esos labios la hizo temblar, pero se negó rotundamente a voltear.

Unas manos quitaron las suyas de su rostro y como éstas acunaban sus mejillas para levantarle el rostro.

Sus ojos conectaron y sin poder evitarlo, sonrieron.

—¿De verdad me amas? —volvió a preguntar el pelinegro.

—Yo... yo... —desvió la mirada sintiendo sus mejillas arder.

El pelinegro se acercó un poco más hasta sentir sus respiraciones chocar diciendo las palabras que la castaña siempre esperó —: Yo también te amo —susurró mirándola fijamente a los ojos —y se siente tan bien el saber que tú también sientes eso...

—Te amo Joe —correspondió sin apartar su mirada —cuando estas aquí a mi lado, me siento mas segura.

Acortaron la pequeña distancia y se besaron; se besaron con tanta ternura y amor que sentían el uno por el otro.