Él y solo él.

1.9K 94 18
                                    


Capítulo 31.

Parpadeo sorprendida por la confesión del nombre de aquella chica pelirroja con gafas.

-¿Qué acaso no dirás nada?.-Su tono de voz no es suave como su saludo. Ha cambiado considerablemente a uno irritado.

Tiemblo en mi lugar incapaz de poder decir algo. Sinceramente, no odio a esta chica. Me da miedo. En estas semanas me ha dado a entender que no le gusto ni un poco. Lo cual me aterra más.

-¿Se comió la lengua el gato eh?.-Vacila.-Tranquila, estoy aquí en paz.-

-¿Qué haces aquí?.-Logro decir.

-¿No es aquí dónde estudias ballet niña pija?.-Pregunta.

¿Niña pija? El temor que sentía se ha ido, al darme cuenta de la forma en la que me habla.

-No me llames así loca.-Digo con todo el valor del mundo. Ella parece confusa. Acomoda su bolso en su hombro izquierdo y suspira llevando su mano a la boca.

-No soy loca.-Devuelve la mano a la posición inicial y ríe.-Quizá un poquito.

-Me da igual. ¿Qué quieres?.-Para de reír y se limita a sonreírme hipócritamente.

-Que te larges de la vida de mi ex.-Escupe. Retrocedo por instinto y Monique avanza para quedar frente a mi.-Él no me puede olvidar tan rápido.-Lloriquea.

-Ya lo hizo. Y yo también a él. Si te preocupa que seamos novios, pues quédate tranquila tengo uno al que quiero ¿Sabes?.-

-Yo también te quiero.-Voltee de inmediato hacia la voz que estaba detrás de mi.

Jake estaba con dos barras de chocolates en su mano izquierda mientras con la otra sostenía su mochila a duras penas.

-¿Él es? Debo admitir que no está nada mal. ¿Cómo te llamas guapo?.-Sin poder medir mis emociones, le tiro un bofetón dejándole la mejilla más roja que la de un tomate.

Monique se reincorpora en segundos. Y relame sus labios antes de decir algo.

-¿Me acabas de golpear perra sarnosa?.-Mi novio se pone delante mío y con sus brazos me abraza de manera protectora.

-Y-yo...-Tartamudeo.

-Vete. No sé quien serás, y me importa un bledo. Pero vete.-Ella se cruza de brazos y sonríe.

-Déjame decirte que yo consigo lo que quiero cueste lo que cueste.-Dice antes de voltear.-Adiós Jake.-Y con eso se comenzó a caminar hacia adentro de la Academia.

Los brazos de Jake se sueltan y mi respiración cada vez está más normal. Levanto mi mano en señal de que no quiero preguntas ahora. Él parece comprender y se calla.

Subimos a su auto en silencio. No llamo a mi hermano, lo más probable esque me de una buena gritada al llegar a casa. Cosa que me quiero ahorrar. Pero si mando un mensaje de texto a Gustavo diciéndole lo poco que ha pasado hasta ahora.

-¿Ahora si me contarás que ha pasado?.-

La luz de la luna hace ver su perfil a la perfección. Saco los pensamientos sucios de mi cabeza y tardo minutos en responderle.

-Ella era la loca que me enviaba mensajes al móvil.-Él abre la boca para decir algo. Pero la cierra como si quisiera trasmitirlo antes de decir cualquier estupidez.

-¿Qué quería?.-

-Pues que me aleje. ¿Qué más querría?-Mi cabeza está gacha. Aún tenía la rabia acumulada en mi.

Nunca me la había imaginado de esa manera. Quizá un poco más alta y más formada. Ya que, bueno, admitámoslo...Gustavo no es para nada feo. Pero al contrario, era de baja estatura. 1.55 como máximo. Su cabello lacio y rojizo hasta la cintura junto con las gafas daba a entender que no era ni una pizca de bruta.

-Bloquea el numero ahora mismo.-Di un respingo y volví la vista hacia Jake.-Hazlo Anny, es lo mejor.-Concluyó.

-Vale, lo haré.-Y con eso saqué mi móvil del pantalón. Busqué el número y lo bloqueé tal como había dicho él.

-Ahora señorita, nos espera una noche llena de diversión.-La pervertidad en sus palabras era más que obvia.

Lanzé una carcajada y le golpeé el hombro para que avanzara.

------

-No, se supone que ellos deberían seguir juntos, joder.-Dijo Jake con mil palomitas atoradas en la garganta. Sus ojos estaban hinchados, y su nariz estaba muy tapada. No paraba de sonarla cada vez que se metía otra palomita a la boca.

-No, se supone que yo debería estar llorando, no tú, taradúpido.-Me paré del sillón y alcanzé con la mano derecha el estuche de "El diario de una pasión".

Mierda. La película era buena, lo admito. Pero nunca pensé ver a Jake llorar por una estúpida película.

Saqué el disco y lo guardé con cuidado. Era de la colección de Jeremy, y pues si veía que la había cogido, por supuesto que iba a terminar muerta. Porque sí, a mi hermano le encantan las películas románticas.

Es todo un macho.

-¡No la saques! Ellos deben seguir maldita sea.-Dijo él lloriqueando.

-Arriba nena, nos vamos a mi cuarto a tener una divertidísima guerra de almohadas.-Y cuando dije cuarto no pude evitar reír por su cara de perversión total.

-¿Solo una guerra? ¿No podemos hacer correr a mi Cars?.-Estallé en carcajadas cuando lo dijo. Pero no hice más que negar con la cabeza y subir corriendo a la habitación.

-----

-Te voy a matar aborto de piojo.-Dijo tirándome la almohada por la espalda.

Volteé de inmediato. Y le sonreí tan cínicamente que él alcanzó dos cojines en un segundo.

-Te quiero mi cielo, pero sabes que nadie me gana.-

Y no tiré la almohada. No tiré la lámpara. Oh. Oh. Me tiré yo sobre él.

-¡Maldita sea! ¿Qué comes eh? ¿Un desgraciado puerco? ¡Auxilio!.-Reí encima de él y no me moví.

-Ándale, bien que quieres que siga así aborto.-Dije pícaramente.

-Sólo si me das mil besitos.-Negué.-Vale, vale, sólo uno.-Volví a negar.-Rayos, entonces lo haré yo.

Y las posiciones cambiaron, ahora yo estaba abajo de él.

-Quítate o te rompo los huevos.-Dije.

-Me gustaría que hagas el intento.-Respondió él acercándose a mi.

-Oh claro. Olvidaba que no los tienes.-En un segundo su cara de desconcierto apareció junto con una pícara.-No, ya sé lo piensas y no me gusta.

Y pues se quitó la camiseta.

-¡Ah! Mis ojos. Cúbrete.-Rogué. Aunque una parte de mi quería que Jake se quedará así por siempre.

-Dijiste que no tenía huevos mi amor.-Se acercó a mí oído.

-¡Bien! ¡Bien! Tienes huevos.-Dije rendida. Y su sonrisa de triunfo no pudo ser más grande.

El capítulo es cortisimo, lo sé, y lo lamento, de verdad :(

No te enamores de él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora