We'll be friends forever, won't we?

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- Mueve tu precioso culo, niña.- me gritó el chico con pelo naranja, yo lo mire y comencé a correr hacia la siguiente base.

Trate de hacer mis zancadas más largas y rápidas pero el shortstop al parecer tenía otros planes para mí, después de haber atrapado en el aire el batazo que Lou dio, el pequeño chico estampo la pelota por completo en mi estómago. Sofocada caí al suelo, llenándome de tierra y por si fuera poco mis piernas se enredaron con las del chaparro y callo sobre uno de mis costados. Maldita suerte.

- Aléjate de mi chica, enano infeliz.- Al abrir mis ojos lo primero que vi fue a mi mejor amigo golpear la nariz del shortstop haciendo que este se llevara las manos al área golpeada y soltara la pelota de béisbol, esta callo justo en frente de él. Yo no pude desaprovechar la oportunidad y me levante de un salto a patear la pelota. Esta dio a parar justo en sus partes. Los ojos azules de mi mejor amigo Lou me miraron.

- ¿estás bien, nena? - dijo dándome una mano para levantarme.

- Te he dicho que no golpes las bolas altas, son fáciles de atrapar. – él se encogió de hombros.

Lou y yo habíamos sido pochados, así que hemos perdido los últimos dos Outs que quedaban. Ahora nos tocaba pichar. Fui a pararme en el montículo de tierra apretando mi abdomen con la mano que no tenia el guante.

- ¿Puedes respirar bien, L.A.?- me pregunto el pelirrojo parado detrás del home.

- Cierra la boca, cerillo, estoy bien. ¿Y tú?- le dije mientras me preparaba para lanzarle una bola.

- Estoy listo – dijo mientras se ponía la careta- ¡Lánzala! – me grito al acuclillarse.

Cuando me tocaba cerrar, antes de que el bateador estuviera en el home siempre hacíamos un lanzamiento de intimidación que consistía en mí lanzando la pelota lo más rápido que mis hombros me permitan y en que Lou apenas la atrapara y fingiendo estar lesionado. Intimidación, bebé. Era una cosa tonta pero la mayoría de las veces ponía a los bateadores a sudar.

Estábamos en la pizzería haciendo bromas en Omegle. Después de terminar un juego siempre comíamos pizza. Pepperoni con champiñones.

- Nada mejor que un millón de carbohidratos para festejar, nena.

- Brindo por eso, Zanahoria – le conteste empujando mi vaso con whisky cerca del suyo, un poco de refresco con alcohol salió disparado cuando los chocamos.

- Tienes suerte de tener un par de pechos porque si no te hubiera ahorcado desde los 6.- me dijo con la boca llena de pizza. Extrañamente Louis solo dejaba que yo lo molestara con cosas sobre su cabello rojo, nadie más. Un día de juego, un ampayer viejo y amargado le dijo cabeza de culo de mandril. Se desató una guerra que terminó con el viejo en urgencias y Louis expulsado de esa temporada.

Le arroje una servilleta hecha bola que le dio justo en la punta de la nariz.

- Consiguete un novio- me ladró pero yo reí, amaba a este chico.

Louis y yo nos comportamos como hermanos, todo el tiempo nos molestamos, peleamos y nos gastamos bromas pesadas, pero obviamente hacemos que el diablo se santigüe cuando algún pobre tipo osa molestar a alguno de los dos.

- Púdrete, rojo -Le saqué la lengua y él rodó los ojos.

- Dame el whisky, bebé.

Lou era primo del hermano de la novia del amigo de la dueña de la pizzería, eso daba como resultado: hacer lo que pinches quisiéramos en el lugar.

Comíamos pizzas gratis, bebíamos alcohol en el lugar, teníamos una mesa especialmente para nosotros en la pared de la esquina al final del local y controlabamos la música que sonaba e incluso hacíamos fiestas con el equipo.

Como Louis dice: somos los reyes el lugar.

Mi mejor amigo apago la pantalla de su computadora portátil, la cerró y la metió en su mochila de entrenamiento.

- Es hora de ir por Apolo, bebé.- yo asentí y me puse a guardar nuestras cosas en las mochilas y a limpiar la mesa de los restos de las orillas de las pizzas.

- En unos días empezaran los juegos del campeonato ¿no crees que deberíamos de comer más saludable? – le dije mientras contaba las cajas de las pizzas que nos habíamos comido. El miró su barriga y después la mía.

- Tal vez no tenga cuadros en el abdomen como tu novio, bebé, pero siempre llegamos a las finales. – lo miré, Lou sonrió algo arrogante y me empujo fuera de la pizzería.

Gira al sol.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora