−Sarah ya te lo conté muchas veces −dije frunciendo el ceño.
−Está bien no te enojes −rodé los ojos.
Le había repetido muchas veces lo que paso ayer en la supuesta cita con Matheo y como termine en el departamento de Cristhofer.
−Vale está bien. Vamos a la mesa –asentí.
Estábamos en la preparatoria y los chicos ya estaban sentados esperándonos a Sarah y a mí.
−Hola chicos −sonreí.
−Hola lindas −dijeron.
Como siempre mi comida estaba lista con su bandeja en la mesa.
− ¿Quién lo trajo hoy? −pregunte curiosa.
Nadie dijo nada.
−Fue un amigo tuyo −enarque una ceja.
− ¿Que amigo? −volví a preguntar.
−No sabemos su nombre −dijeron.
Asentí. Tome la bandeja y me levante. Camine al basurero y lo deje.
No iba a comer de alguien que me podría hacer daño otra vez, ya lo intentaron y no lograron hacerme daño.
Las chicas murmuraban y los chicos de mi mesa estaban sorprendidos.
− ¿Porque has hecho eso? −pregunto alguien a mi atrás y gire.
Era Cristhofer con su ceño fruncido.
−Lo hice porque no sabía quién lo había dejado −dije.
−Era yo el que te lo dejo −dijo él.
−No mientas −dije.
−No lo hago −sonrió.
−Igual la cena está pendiente −dije− Igual gracias y a la próxima deja tu nombre −gire y camine hacia mi mesa.
En la mesa estábamos hablando de quien sería la próxima víctima de Matheo y no había duda que sería Emily o Sarah.
Sonó el timbre y todos nos dirigimos en grupo con los chicos del equipo de futbol.
−Hola Theo. Hola Samantha −me miro mal Theo.
− ¿Porque golpeaste a mi hermano? −pregunto.
−Yo no lo eh golpeado. El me golpeo a mí -dije.
−El nunca tocaría a una mujer −dijo serio.
−Pues yo tengo testigos. Por culpa del estuve inconsciente −enarque una ceja.
− ¡¿Él te golpeo?! −grito Kendall enojado.
Asentí.
−No le hagan nada. El solo quiere popularidad y no se la daremos −gruñí y camine hacia el salón.
¿Porque Matheo no podía ser como su hermano? Theo no era popular pero era carismático y tenía una novia que lo quiere de verdad.
Me senté como siempre con Cristhofer que me miraba raro. Escribí en un papelito.
Espérame en la salida. Xime.
Lo pase y lo agarro. Me miro y me mando una sonrisa de orgullo a cambio le saque la lengua.
Las clases acabaron y tarde un poco en salir del salón. Tome mi bolso con mi celular.
Salí y me encontré con todos esperándome.
− ¿Que sucedió? -pregunte.
−Te esperábamos −respondió Kendall.
Rodé los ojos.
−Gracias −sonreí.
Caminábamos todos conversando y riendo en grupo. Nos despedimos todos y abrase a Sarah.
− ¿Que deseas Xime? −pregunto.
−Quiero cambiarme en el auto y tú te lo llevas −dije.
−Me llevare el auto y tú antes te cambiaras de ropa allí ¿Verdad? −pregunto y asentí.
−Está bien ve a cambiarte −dijo y corrí.
Entre en el auto y me puse la camisa blanca larga y el short azul que me había dado Cristhofer. Arregle mi cabello, me maquille y me puse unos zapatos altos color blanco.
Sarah entro al auto.
−Adiós. Estaré con Cristhofer. Te quiero −dije.
Iba a salir del auto y Sarah hablo.
−Xime sea lo que sea que estés asiendo. Cuida tu corazón, no quiero que te lastimes −dijo y asentí.
−Te quiero y dile que si te hace algo hare que sufra sin sus hijos −dijo.
Rodé los ojos y salí del auto.
¿Cuidar mi corazón? No me iba a enamorar de eso estoy segura, ¿Pero por qué estoy haciendo esto?
−Ximena −dijo alguien y mire.
Era Cristhofer con ojos preocupados.
−Hola −sonreí.
Se relajó un poco y sonrió.
−Veo que querías ir a mi departamento muy sexi −rodé los ojos.
−Bueno vamos −dije.
Subimos a su auto y estábamos en silencio.
Recordé que los insultos de él y a Zoey que había ido a su departamento el día de mi pequeño desmayo.
−Mejor déjame en mi casa −solté seria.
− ¿Que? −pregunto.
−Para el auto −dije y obedeció- Gracias y adiós −salí del auto.
Empecé a caminar y busque un taxi.
*Narra Cristhofer*
No entiendo a las mujeres: me pidió que la espere, se vistió hermosa y ahora se baja del auto. ¿Está loca? ¿Es bipolar?
Dios esta chica la hubiera preferido nerd. Así nadie la vería y seria solo para mí.
Ni siquiera se acuerda de mí.
Avance el auto hasta donde estaba ella sentada en un paradero de buses. Abrí la ventanilla, la vi con sus piernas templando y su cabello cayendo sobre su rostro.
Oh Dios está llorando. Mi corazón se destruye al verla tan frágil.
Baje del auto y le puse seguro. Corrí hacia ella y la abrase. Se tensó y luego se relajó.
− ¿Que paso pequeña? −pregunte.
Lanzo un suspiro y levanto sus ojos. Estaban cristalizados.
−Nada −susurro.
−No mientas. Nadie llora porque no le ocurre nada −dije.
Una risa leve salió de sus labios.
−Ven vamos por unos helados −asintió.
Espero que uno de estos días se acuerde de mí y me perdone por lo que dije.

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De Nerd A ¿POPULAR?
SonstigesCambiar siempre es bueno, algo beneficioso para Ximena Adams.