Operación Petarse a Sánchez (parte 1)

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Viernes, día clave en la OPERACIÓN PETARSE A SANCHEZ

Era el día clave, el momento preciso, la hora M: M de Marhuenda, que no desalojaba el plató de Al Rojo Vivo ni con agua caliente y varios ejemplares del Manifiesto Comunista. Puede que todos los maquiavélicos planes de Albert hubieran fallado miserablemente, pero aquel día todo tenía que funcionar.

Albert estaba apiñado en uno de los conductos del aire que pasaban por encima del camerino de Sánchez, con su traje de camuflaje robado a la Guardia Civil y una bandana a lo Solid Snake sujetándole el flequillo, todo ello de color naranja por alguna extraña razón. Desde la rejilla del respiradero, los ojos de águila de Albert podían observar cómo una maquilladora retocaba la cara del líder del PSOE, que no paraba de corregirla constantemente intentando darle lecciones de colorete y base.

-No, no, ¡muy mal! Así no resaltas la masculinidad de mi mandíbula...

Albert rechinó los dientes. Seguro que Sánchez estaba poniéndose guapo con la intención de deslumbrar a Iglesias con su sex appeal. La maquilladora se fue resoplando. Albert pensó que ésa era la ocasión para terminar con Pedrolo. Sacó un destornillador tamaño híper-reducido del compartimento secreto situado en la entrepierna de sus pantalones y comenzó a desatornillar la rejilla. Todo habría salido bien de no ser porque ésta no estaba sujeta con tornillos, sino con clavos más grandes que la afición del líder naranjito por los polvos pica pica. Albert tardó casi media hora en darse cuenta y, para cuando lo hizo, Sánchez se había pirado. Después de llorar durante otros cinco minutos, el mandarino más kawai de España se escurrió por el respiradero hasta encontrar el que estaba encima de plató. El programa ya había empezado.

-¡Es que no me dejáis hablar! -decía Marhuenda-. ¡Claaaro como vosotros lo sabéis todo y yo no sé nada!

-Pero Paco -le habló Ferreras-, si llevas desde que ha empezado el programa habla...

-¡Aquí o eres rojo y súper progre o no se puede decir nada!

Albert suspiró con cariño. En otros tiempos Paco había sido uno de sus ídolos (con eso de ser un catalán de Catalunya que sabe hablar catalán pero es MUY español), pero desde que no paraba de llamarle naranjito sociata su admiración por el director de la Razón había caído por los suelos. Marhuenda había desarrollado una teoría definitiva respecto al líder de Ciudadanos: si el color de su partido era el naranja, y el naranja está en la misma escala de colores que el rojo, Albert tenía que ser por cojones un izquierdoso en la sombra.

Albert se fijó en la persona sentada frente a Marhuenda: Inda-chan, su colaborador en la sombra, también estaba ese día.

-¡Podemos! ¡Venezuela! ¡Anarco-chavistas-leninistas! ¡Irán! ¡Gulag! -decía, soltando espuma por la boca.

Pero ninguno de estos interesaba realmente a nuestro amado héroe yandere. Sus instintos asesinos estaban fijados en el apuesto sociata que se hurgaba la nariz de una forma muy poco sexy.

Un extraño brillo rojo titiló en las pupilas de Albert. Uno podría haber pensado que era la ira contenida, pero en realidad se le había metido un mosquito al ojo.

-¡Maldito bicho! ¡Seguro que te mandan los separatistas! -gritó, mientras se lo intentaba sacar, librando una batalla épica hombre vs insecto.

El conducto empezó a temblar debido a los forcejeos y, debido a que estaba en medio de un combate a muerte, Albert no se dio cuenta de que estaba empezando a ceder...

CONTINUARÁ...

NOTA DE LA AUTORA: ¡Siento mucho el retraso, pero estoy de exámenes! En cuanto acaben esta semana, espero actualizar más a menudo. :D

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