Capítulo 16

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—Demonios, Eliot. ¿Qué te pasó?— sobó un lado de mi mejilla y lo examinaba con la mirada.

Dejé de estar tensa y solté el aire contenido en mi garganta.

La caída en el baño dejó muchas secuelas en mi rostro y trasero.

—Am, um, me di un golpe ayer​— balbuceé al darme cuenta que aún estaba cerca mío y su mano sostenía mi mejilla.

Tranquilízate, Elena. ¡Ahora eres Eliot!

—¿Seguro? No me gustaría verme obligado a golpear a quien sea que te hizo eso— me miró fijamente.

No me mires a los ojos, Connor, así no podré mentirte más.

Desvié la mirada y reí con nerviosismo.

—Por supuesto, nadie me golpearía. Medio college sabe que soy hermano de Shawn y que soy amigo tuyo.

Connor suspiró aliviado.

—Ten más cuidado— alborotó mi cabello como muestra de cariño. —¿Tienes hambre? Supongo que aún no has desayunado​— caminó hacia el donde estaba el desayuno e iba a servirlo.

—No lo he hecho, y huele bien por cierto​— me referí a las empanadas, eso sería nuestro desayuno.

—¿El sábado pasaste en casa de un amigo?— preguntó mientras sacaba las vasijas para servir.

—Oh, sí. ¿Y tú?, ¿cómo estuvo la fiesta a la que mi sobre protector hermano no me dejó ir?

Connor rió y dio un mordisco a la empanada.

—La verdad casi ni pasé con Shawn— Connor fingió atorarse y abrió el refrigerador para tomar a pecho casi medio frasco de jugo.

—¿Ah sí?— recogí mi vasija y mordí la empanada.

Lo vi sonreír tontamente.

—Estuvo bien la fiesta, aunque para mi estuvo increíble​— suspiró y mi corazón se derritió.

—¿Increíble? Suena bien, eh— me burlé de él.

Connor mordió su labio inferior y me golpeó ligeramente la cabeza.

—¿Porqué tan increíble tu noche, Smith?— dije con sorna y me reí al ver la cara de felicidad de Connor al darse cuenta que estamos teniendo mucha más confianza, me había atrevido iniciar la conversación.

Connor volvió a morder su labio y ésta vez puso un brazo sobre la mesa y con su el libre apoyó su frente en su mano, como si pensara en todo.

—Conocí a alguien especial, demasiado— gesticuló con las manos y sonrió ante un vago recuerdo que seguramente lo sabía.

Sonreí de oreja a oreja sin que me viera, por un momento tuve ganas de mandar todo al carajo y decirle la verdad.

—¿Cómo va tu relación con Camila, todo bien?— preguntó de repente.

—Sí, siempre estamos bien— dije como si fuera lo más obvio del mundo. —Pero no, cuéntame de tu noche.

—Mejor dejemos el tema para otra ocasión— cruzó los brazos y los presionó en el mesón, a lado mío. —Dime tú, ¿desde cuándo se conocen?

Me removí en mi asiento, un poco incómoda. No entendía por qué sacaba el tema con diligencia.

—Desde hace mucho.

—Escucha, Eliot. No es que quiera ser un entrometido, pero sabes que siempre querré lo mejor para ti— me miró apacible, como si estuviera a punto de decirme la peor noticia jamás oída. —El día de la fiesta vi a tu novia un poco pasada de tono con otro chico.

Atrapada en la fraternidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora