Capítulo 13

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La mañana y tarde del día sábado, literalmente, había salido corriendo como un maratón de carreras. Los muchachos estaban casi listos para salir de la fraternidad al regocijo del desenfreno.

—¿No está muy anticuado?— les comenté riéndome, al mismo tiempo que disfrutaba la comodidad en mi cama. En realidad se lo veía guapísimo, parecía que había salido de un cuento. Connor frunció el ceño y miró mal a Shawn.

—Todo es tu culpa, Parker. Te dije que debimos separar más temprano los disfraces para evitar esto— se señaló a sí mismo. Estaba disfrazado de príncipe, como el príncipe Adam cuando dejó de ser una bestia y volvió a ser el mismo príncipe encantador que siempre aparecían en caricaturas. Ahora mismo estaba dudando si sólo aparecían en caricaturas o en la vida real también.

—Luce bien en ti— Shawn lo elogió burlonamente. Él también estaba recostado en su cama y por momentos despegaba sus ojos del celular para decir algún comentario gracioso, y por cierto, también se veía muy apuesto vestido de Batman, sólo que aún no se ponía su antifaz.

Los contemplaba en mi cama de piernas cruzadas y fingiendo no estar más emocionada que ellos, realmente iba a ir.

—Espero que encuentres a tu Bella, príncipe Smith— dijo con sorna, estallando a carcajadas. Connor salió de la habitación despidiéndose de mí rápidamente e ignorando completamente a mi fastidioso hermano mayor.

Minutos más tarde, Camila ya había llegado trayendo consigo unas maletas, Shawn le preguntó por qué y ella le dijo que eran cosas de chicas, lógicamente que solo él escuchó.

En estos momentos todos nos encontrábamos en el living de la fraternidad porque se esperaba la llegada de Ally, quién para mi sorpresa también se irá junto a ellos.

Mientras conversaba con Cami, mi celular sonó y en la pantalla decía Alan.

—¿Ya se fueron?— era su tercera llamada, me estaba esperando en la parte trasera de la fraternidad con mi disfraz que aún no tengo idea de qué sea.

Me levanté con disimulo y le hice señas a Camila que esperara, por otro lado Shawn se veía ocupado en su celular.

—En unos minutos, falta poco— susurré, al mismo tiempo que me refugiaba entrando en una habitación de entretenimiento que se encontraba vacía y cerrando la puerta detrás de mí.

Se escuchó un resoplido del otro lado de la línea.

—Bien, te espero— dijo de mala gana y me reí.

—Gracias, te amo muchito— lancé un beso y una pequeña carcajada a la vez que cerraba la llamada.

Tendría que formular bien mis pasos antes de accionar, no quería que nadie salga perjudicado de este ansioso plan que para mi gusto parecía de película.

—¡Ya nos vamos!— escuché la voz de Shawn llamándome del otro lado de la habitación, y enseguida salí de mi escondite improvisado.

Lo acompañé hasta la entrada principal y por momentos tuve que mirarlo con reproche. Shawn ni se inmutaba ante mis mirada asesinas y llenas de enfado, él disfrutaba verme encerrada en la seguridad de las paredes de la fraternidad. Estuve a punto de decir algún comentario grosero o sacarle en cara que había jugado con mis sentimientos pero mis ideas se disolvieron al captar mi atención en la persona que estaba solo a unos pasos cerca de la puerta principal, la recibí con una gran expresión de sorpresa y seguramente la boca de Shawn cayó al piso. La delgada y perfectamente distribuida figura de Alicia, quién vestía un traje ajustado completamente de negro dando crédito a cada curva de su buen cuerpo se aproximó a nosotros, siempre admiré su estrecha cintura junto con su gran trasero. Nos saludó a penas nos había visto con una sonrisa de labios, ella tampoco se había puesto aún su antifaz. Miau, era Gatubela.

Atrapada en la fraternidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora