Capítulo 9

3.6K 267 2
                                    

Miré directamente a los ojos de la persona que me estrechó contra la pared.

—¿Qué?— fue lo único que se me ocurrió decir. La persona frente a mí puso los ojos en blanco.

—Lena, no me hagas lamer tu brazo de nuevo para recordarte quién soy— me soltó y esta vez frunció el ceño de brazos cruzados. Traté de recordar quien fue la última persona que me lamió el brazo... Espera, eso no es normal. —Toc, toc, ¿Elena, estás ahí?— dio golpecitos en mi frente y lo miré suspicaz, no puede ser.

—¿Alan?, pero qué— recuerdo que lo conocí por una apuesta que hizo con sus amigos, él como se creía el más valiente de todos, se atrevió acercarse a mí, pidió mi brazo y lo lamió. Eso fue hace siete años, es decir que lo conozco desde los nueve años.

—Sólo porque me haya cambiado de instituto no significa que no siga siendo tu mejor amigo— callé unos segundos para procesar sus palabras. Ah, sí. Di un golpe en sus bolas.

—¡¿Estás loco?!, ¡sabes lo nerviosa que soy!— le reclamé.

—Tranquila, nena, aquí estoy yo para espantar a tus acosadores— dijo doblándose por la mitad y agarrando su ingle para aguantar el dolor.

—Tú eres un acosador— él hizo una mueca de dolor.

—¿Hubieras preferido que te lo pregunte en clase de educación física?

—¿Estabas ahí?

—Claro que lo estaba, pude ver como brillabas... y luego siendo Elena— golpeé su brazo. —¿Ahora eres trans?, porque no me importaría ayudarte a ser hetero— guiñó un ojo.

—No lo soy, gran idiota. Lo qué pasa es que— me percaté que estábamos en un lugar muy escalofriante para ser nuestra primera charla hace mucho tiempo.

Alan Cooper, mi mejor amigo desde que entré a primaria. Siempre fui su cupido, y él me contaba de sus aventuras amorosas. Recuerdo que también una ocasión me ayudó a filtrear con James quien resultó ser mi primer novio. Habíamos perdido contacto total cuando el imbécil se cambió de instituto y me jodió la vida. Para Camila y a mí no fue fácil aceptar que se fue, estuvimos un tiempo deprimidas porque nunca más tuvimos contacto con él. ¿Las redes sociales? Las cerró. Tiene mucho que explicarme.

—¿Quieres almorzar conmigo?— pregunté.

—Uh, lo siento guapo, pero sólo me interesan las mujeres— di una risotada y le di un empujón.

—Te iba a invitar pero lo jodiste, Cooper— puse los ojos en blanco y lo empujé para seguir caminando en busca de un restaurante cercano.

—¿Sabes?, tenía miedo de estar equivocado y me dieras una paliza, claro si fueras un verdadero hombre— comentó riéndose.

—¿De verdad?— me reí a carcajadas.

—Sí, pero tu cuerpo me dio confianza— dejé de reír y lo miré frunciendo el ceño. —Me dije a mí mismo: si el tipo es Lena, genial; si no, está muy flaco y no se puede defender.

—Sonaste como un criminal— lo miré con desaprobación y ahora él rio a carcajadas.

—Estoy muy feliz de verte— me sonrió y me abrazó por los hombros.

—Yo no— refunfuñé por su breve ofensa de hace poco, al mismo tiempo que lo empujaba lejos de mí.

—Ahora lo entiendo, ¿nunca superaste que no pasó nada entre nosotros en el pasado?, sólo te veo como una amiga.

—Claro, ¿eso justifica el que hayas investigado minuciosamente a James acerca de su vida pasada? Parecías un admirador secreto psicópata.

—No me podía creer que Elena Parker consiguió novio— dijo con una mano en el pecho. Fue inevitable reírme a carcajadas y saltar a sus brazos.

Atrapada en la fraternidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora