1. Un trato.

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Sabía que una nueva escuela no iba a cambiar nada, pero no perdía nada con intentarlo, después de todo mamá había hecho todo lo imposible para que me aceptaran.

Me apresuré para no llegar tarde, hacía casi tres meses que habían iniciado las clases y estaba consciente de que todos los grupitos de amigos ya estaban formados y que sería difícil integrarme en alguno de ellos, pero sinceramente no estaba nerviosa, nada podía ser peor que mi anterior escuela.

Entré al salón y... Ninguna mirada se posó en mí. ¿Tan poco interesante era?
Todos estaban en una clase de "actividades primitivas". Chicos corriendo por los pasillos, aventándose basura entre sí de una forma igual a la que los monos se tiran sus heces, algunas chicas pomponeándose como pavorreales y otros... Oh por Dios, otros parecían estar en celo. Y bueno ¿quién necesita ir al zoológico? En la vida siempre vas a encontrarte con muchos animales...

Detrás mío apareció un profesor que con solo verle la cara ya daba miedo y con un ceño fruncido logró calmar a toda la bola de adolescentes haciéndolos sentarse como si su vida dependiera de ello.

-Hoy tenemos una nueva compañera, quiero que guarden silencio y la escuchen ¿podrías pasar al frente y decir tu nombre, de qué escuela vienes, tu edad y tus pasatiempos?

Fantástico, solo tengo que presentarme y no cagarla...

-Me llamo Eréndira, tengo 16 años, vengo de la escuela Rousseau, me gusta la música, dibujar, leer y practicar tiro deportivo con pistola de aire.

Ah, perfecto Eréndira tenías que mencionar lo de la pistola, ahora todos te miran como una psicópata asesina a punto de sacar su metralleta para dispararles a todos.

-Muy bien... Eh... Busca un lugar por atrás y siéntate.

Traté de identificar con mi mirada algún lugar disponible y vi uno al lado de una chica que tenía pinta de ser la típica nerd, pero era eso o estar junto a los animales primitivos, además la chica se veía bastante agradable.

Durante toda la hora nadie me dirigió la palabra, esto empezaba a ponerse un tanto incómodo, hasta que la campana sonó anunciando la siguiente clase y el profesor salió para que el próximo entrara.
De inmediato todos volvieron a levantarse y a hacer lo mismo que hacían cuando los encontré.

-Ehh... Hola

Escuché que mi compañera de al lado me había hablado. Parecía una chica tranquila, llevaba una ropa linda y casual, no como algunas de las otras chicas que lucían unos vestidos y unas faldas cortas como si fueran animadoras de algún casino en Las Vegas. Tenía el pelo largo y lacio de un castaño muy claro y usaba unos enormes lentes.

—Hola
—Eréndira, ¿verdad? No es muy común. Yo me llamo Lucía.
—Lo sé, es extraño. Mucho gusto, empezaba a creer que nadie me hablaría.
—Jajaja ¿por qué creíste eso?
—Bueno... Supuse que todos me temían por el hecho de que se manejar armas
—Ah eso, jaja no lo creo. Todos quedaron impresionados de que vinieras de la escuela Rousseau.
—No le veo lo impresionante
—¿No? Es una de las escuelas más prestigiadas del país. ¿Por qué alguien dejaría esa escuela para entrar a esta?
—Pues... ¿Motivos personales?
—Oh, entiendo, perdón por preguntar.
—No, está bien.
—Así que... ¿Eres emo o algo así?
–JAJAJAJA ¿QUÉ?
—Jajajaj lo siento, es que... La piel pálida, los ojos sombreados, tu ropa negra, sabes usar armas...
—No es lo que parece jaja. Mi piel es muy blanca, suelo tener ojeras cuando no duermo bien, mi madre es policía y de vez en cuando me lleva a sus entrenamientos y la ropa... Era lo único que tenía limpio...
—Jajaja ya veo, de igual forma se te ve bien jajaja.
—Gracias jajaja. Así que... ¿Tú eres hipster o algo así?
—¡¿Qué?! ¿Y por qué crees eso?
—Ummm... Bueno... ¿Tus lentes?
—Jajajaja para nada, los uso solo para leer, olvidé que los traía.—Lucía se quitó sus lentes y pude notar que tenía un lindo rostro, a decir verdad... Era muy guapa. ¿Pero qué mierda? Incluso me había ruborizado por pensar en eso. ¡Piensa Eréndira! ¡Antes de que lo note!

—Y... Ammm... ¿Por qué no habrá llegado aún el profesor?
—Oh, es que el maestro de matemáticas falta constantemente.
—¿De verdad? Qué hermoso
—Jajaja ¿no te gustan las matemáticas?
—Por supuesto que no, soy malísima. En mi anterior escuela teníamos dos horas de matemáticas, una en español y otra en inglés.
—Cielos, yo soy buena en matemáticas, pero no entiendo nada el inglés.
—¿En serio? Es muy sencillo
—Matemáticas también lo es jaja
—¿Qué dices? Por supuesto que no jaja
—Mmmm ¿qué te parece si yo te ayudo en matemáticas y tú me ayudas en inglés?
—Suena bien
—¿Entonces es un trato?
—Trato. —Extendió su mano para estrecharla con la mía y al tomarla nos quedamos viendo fijamente. Era una sensación bastante incómoda. Algo tenía esta chica que me ponía muy nerviosa pero ¿qué?

En ese momento interrumpió un chico bastante apuesto, era alto, delgado, con el cabello negro y largo y con unos ojos verdes muy hermosos.

—Hola chica nueva
—De hecho me llamo Eréndira
—Perdón, es que como no es muy común lo olvidé jajaja
—Jaja no hay problema
—Me llamo Marco
—Mucho gusto
—¿Eres emo?
—Jajajajajaja ¡yo le pregunté lo mismo!
—Jajajaja ¡no! No lo soy, todo es una extraña coincidencia, ¡lo juro!
—Jajaja está bien, yo aveces lo soy— Me guiñó el ojo en señal de que estaba bromeando, aunque por su peinado y sus pantalones ajustados parecía que realmente lo era.

Pudimos tener una agradable conversación entre clase y clase y luego estuvimos juntos en el descanso.
Marco y Lucía de pronto se habían convertido en mis amigos, algo bastante inusual para lo antisocial que soy. Todo estaba yendo tan bien que parecía que nada podía arruinarlo... ¿O sí?

Somos igualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora