Capitulo 10

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Me encuentro corriendo por el bosque, esquivando árboles, arbustos y ramas. Estoy huyendo, pero nose de que, y tampoco puedo detenerme. En la mitad del camino un gran hoyo se abre en el suelo y Snow se materializa de la nada, con su actitud de serpierte. Pero no esta solo, en sus brazos tiene atrapado a Peeta, que lucha por safarse de él, sin clavarse la daga que el otro sostiene en su mano.

De repente y solo por un instante los ojos de víbora del presidente se posan en mi, y es entonces cuando siento que un objeto afilado me atraviesa por la espalda y sale por mi estomago. Siento como si algo se rompiera en mil pedazos dentro de mi, y me doy cuenta de que han matado a mi bebe.

Peeta aun en los brazos de Snow y con la daga apuntándole al cuello, chilla, grita y forcejea para liberarse, pero es muy tarde, de su cuello comienza a salir demasiada sangre y cae al suelo. Muerto. Snow me a quitado a dos de las personas mas importantes en mi vida.

Comienzo a llorar y gritar el nombre del chico del pan, como si él aun fuera capaz de oírme. Lo último que logro escuchar es la risa sádica del presidente y todo se torna negro.

-No, no, no!Peeta!, Peeta!-me despierto gritando y llorando. Inmediatamente la puerta se abre y entra él quien al verme corre hasta mi.

-Katniss!, ¿estas bien?¿el bebe esta bien?¿que ocurre?-me pregunta preocupado.

-Si...si...estoy...estoy bien, solo fue una pesadilla-digo tartamudeando casi en un susurro y con varias lágrimas en mis ojos.

-Te oí gritar mi nombre y me preocupe, pero tranquila yo estoy aqui-dice abrazandome y acariciándome el cabello y la espalda.

-Soñé que te perdía-digo llorando.

-Yo estoy aquí, no me perdiste, me quedare contigo a molestarte un poco.

Lo que dice me saca una pequeña sonrisa. Si antes quería salvar a Peeta, pues ahora estoy aun mas convencida de hacerlo. No permitiré que le hagan daño, no de nuevo, y mucho menos permitiré que sea Snow el que lo lastime, no si estoy ahí para impedirlo.

-Vamos a comer-dice Peeta, y yo asiento.

Durante la cena todo está en silencio, nadie parece dispuesto a hablar y yo tampoco. Levanto la mirada mas allá de la mesa y veo a los dos avox que nos acompañan esta noche. Son la chica pelirroja y Darius.

Finjo dejar caer algo de comida al suelo para tener la oportunidad de acercarme a nuestro antiguo jefe de los agentes de la paz. Cuando me agacho nuestros dedos se rozan y nos damos un pequeño apretón de manos, diciéndonos de algún modo, cuanto lamentamos la desgracia del otro. Sin embargo el momento se ve interrumpido por los chillidos de Effie, que dice que esa no es mi tarea sino de los avox.

Cuando todos terminan de comer me levanto y me dirijo a mi habitación. Cierro la puerta y la trabo para que nadie pueda entrar. Una vez dentro me dirigió al baño interno del cuarto, me desvisto y me meto bajo la ducha.

Una vez que estoy bajo el agua cierro los ojos y trato de imaginar que estoy bajo la lluvia y soy libre. Pero el recuerdo que me viene a la mente es el día en que Peeta me arrojo el pan que me salvo de morir de hambre. Otro motivo más para que el sobreviva y no yo.

Cuando salgo del agua me miro al espejo antes de colocarme la bata, mi vientre ha crecido un montón, tanto que cualquiera que me mire sin la faja diría que estoy embarazada y no obesa,  en realidad  se debe a que en tres días cumpliré 4 meses de embarazo y eso ya es suficiente tiempo como para que todos se den cuenta de la verdad.

Luego de colocarme la bata me dirijo a la cama me acuesto y no tardo en dormirme, pero así como  en dormirme las pesadillas no tardan en aparecer nuevamente.
Esta vez se trata de lenguas mutiladas. Me despierto sudando y gritando como siempre, pero nadie viene ya que he trabado la puerta porque necesitaba privacidad.

Embarazada En El VasallajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora