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Dedos como plumas de punta negra, aliento cálido que quema como cenizas en la pálida piel. JungKook está quemándose, ebrio en los labios de TaeHyung, los fuegos del infierno hirviendo bajo y fuerte en la punta de su estómago, enroscándose en serpientes.

Y TaeHyung.

TaeHyung besa como si fuera el diablo, cálido, húmedo, prometedor. Agridulce, y es tan vulnerable, con tanta confianza y tan receptivo, que JungKook solo tenía que aprender cómo tomar aquello.

Pedid y se os dará, JungKook recuerda haber visto eso en la biblia, casi sin mirar los enfatizados versos cuando el pastor los mencionó, y recuerda que en ese momento estaba mordiendo sus labios, porque la cabeza de TaeHyung estaba escondida entre sus rodillas, sonriendo contra su palpitante piel. Un majestuoso verso, Él es todo-poderoso. JungKook susurró, "separa tus piernas para mi," y TaeHyung gimió, dejando que sus muslos se abrieran. Fácil, tan fácil.

JungKook presionó un dedo dentro, húmedo y frío por el lubricante, y bebió cada gemido que TaeHyung le ofreció desde el santuario de sus abiertos labios. Busca y hallarás. Sus dedos eran incoherentes, temblaban, y JungKook aun intenta descubrir qué significa unir las manos, mientras las suyas se agarran con fuerza de las de TaeHyung, enroscándose casi en puños, los nudillos blancos como hueso.

Cuando miró hacia arriba, solo un poco, la habitación estaba teñida de Zen, blanca y negra, las sábanas arrugándose abajo de ellos cuando embistió hacia adelante con tanta fuerza que la espalda de TaeHyung se deslizó por el colchón.

Ellos solo pueden amar aquí; en la seguridad del apartamento de TaeHyung, ocultos de los ojos que desaprueban y las lenguas que juzgan. JungKook empujaría a TaeHyung contra la puerta delantera mientras el otro metía la llave a tientas para dejarle seguro, perdiendo el balance mientras sus labios se encontraban, ajustándose como si estuvieran hechos el uno para el otro.

(Es algo que habían decidido cuando JungKook recién comenzó la universidad, y ahora, dos años después, no ha cambiado. Ambos estaban hechos el uno para el otro. Aun lo están.)

JungKook lo recuerda, vívido y doloroso, como una leve alerta en la base de su cráneo cada vez que piensa en cómo su padre le dijo que se alejara de TaeHyung.

"Es el hijo del pastor, lo se," y él había levantado una mano sin importar las protestas de JungKook. "Pero él es diferente. No es como nosotros, y es mejor para los dos que no estén muy cerca el uno del otro."

"Amarás a tu prójimo como a ti mismo," JungKook había dicho con rabia, arrugando su nariz en leve desesperación, dieciocho años y dejándose caer por debajo del suelo con el peso de la presión de sus padres. "Eso es lo que hemos aprendido, ¿no?"

"Él es una mala influencia."

Hasta ahora, todos saben que cuando eres joven, realmente no tienes palabra por ti mismo.

"La gente puede ser influenciada muy fácil, JungKook. Somos muy susceptibles a la tentación y el pecado. No deberíamos ponernos directamente delante de esa prueba."


("Creo que no tienes ningún problema")


Las uñas de TaeHyung dejaban blancas, borrosas lunas crecientes en los brazos de JungKook, y JungKook tenía sus labios clavados en la curvatura de su cuello, mordisqueando marcas en la pálida piel, cada marca ganando un ahogado gemido, una arqueada de la espalda de TaeHyung.

"JungKook," TaeHyung jadeó, y JungKook tragó la palabra directamente desde la punta de la lengua de TaeHyung mientras golpeaba con sus caderas hacia arriba, la tragó como si fuese una oración que nunca desearía que Dios escuchara. "Por favor."

mi iglesia no ofrece ningún perdón ↝ taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora