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"¿JungKook?"

TaeHyung se asomó por la puerta, su cabello levemente revuelto, usando un par de gafas rectangulares, de marco negro, y una sudadera tan grande que se deslizaba por debajo de uno de sus hombros. Se veía confundido, como si hubiese estado haciendo algo (probablemente su tesis de último año) y aun estuviese intentando procesar el regreso a la realidad.

Cuando JungKook no ofreció respuesta alguna, solo parpadeó y se paró un poco más derecho, buscando la mano del menor. "¿Qué ocurre?"

JungKook está agradecido de que TaeHyung sea de la manera que es. Nunca lo presiona por respuestas, y si JungKook buscaba un abrazo, TaeHyung cedía. Sin decir nada. Protectivamente. TaeHyung podía hacer que JungKook se sintiera pequeño en sus brazos, podía hacer que JungKook sintiera que tenía un mundo entero en su pecho.

Se quedaron de esa manera, el rostro de JungKook contra la curvatura del cuello de TaeHyung, hasta que habló silenciosamente. "Mi padre se enteró de lo nuestro. Me dijo que me largara de la casa."

Y ahora es cuando TaeHyung se tensa. Y dice, "oh."

Un largo, cuidadoso suspiro.

"Así que decidí mudarme," JungKook se separó, sus manos subiendo para ahuecar el rostro de TaeHyung, y el mayor dudó un poco, sus labios lentamente volviéndose pálidos. "Para estar contigo. Seamos solo nosotros dos, TaeHyung. Juntos, siempre."

"JungKook..."

"Nadie va a decirnos que no. Podemos amar sin limites, sin miedo. TaeHyung," JungKook apretó sus brazos alrededor suyo, pero TaeHyung lo empujó desde los hombros.

"JungKook," dijo TaeHyung, y JungKook bajó sus manos, porque lo podía oír en su voz, podía oír a TaeHyung diciéndole que mantuviese distancia. "Sabes que eso no es posible. Las cosas no van de la manera en que nosotros queremos, y la vida es injusta."

Fue frío, cuando JungKook intentó alcanzar la mano de TaeHyung, porque sus dedos no pudieron agarrarse alrededor de nada. "¿Qué estás diciendo?"

"Estoy diciendo," dijo, y tomó un largo respiro, una seca sonrisa en sus labios (y JungKook tragó sus ruegos de 'por favor no', las palabras con un sabor aun más amargo detrás de su lengua) "que deberíamos parar ahora."

Incluso si se está preguntando ¿parar qué? ¿de qué hablas, TaeHyung?, JungKook lo sabía. Sabía exactamente de que hablaba.

"Nosotros. Deberíamos dejar de vernos. Nunca estuvimos destinados, de todas formas."

"Nosotros—"

"Nosotros no estamos bien, JungKook," la voz de TaeHyung es gruesa ahora, grave, y JungKook notó un leve enojo en ella. Enojo hacia el mundo, enojo hacia JungKook. "Ni siquiera deberíamos estar enamorados."

"Sabes que eso no es cierto," los dedos de JungKook se habían doblado en sus palmas, apretándose en un puño con tanta fuerza que sus brazos visiblemente temblaban, sus nudillos volviéndose blancos. "Hemos hablado sobre esto. Estamos bien. Tú estás bien."

"No lo estoy," dijo TaeHyung con fuerza, "JungKook"

"Dios, por favor. No hagas esto ahora, TaeHyung."

"Solo detengámonos," TaeHyung se dio la vuelta, pasando su mano sobre su cabello, exasperación escrita en la presión de sus cejas. "Nunca iba a ser algo permanente, de todas formas. Ya nos divertimos lo suficiente, ya me divertí lo suficiente. Sigamos adelante hacia cosas mejores."

"TaeHyung."

TaeHyung no contestó, solo dio un paso hacia su apartamento y comenzó a cerrar la puerta. Se detuvo solo cuando estaba a dos centímetros de cerrarse, y JungKook no deja de mirarlo a través del estrecho espacio entre el marco y la puerta.

"Te amo," dijo JungKook, su garganta se cerraba y su nariz empezaba a quemar, no podía ni siquiera ver con claridad porque habían jodidas lágrimas creándose en sus ojos. Estaba llorando. "Te amo, TaeHyung. Por favor, detente, haremos que funcione."

"Ve a casa," susurró finalmente TaeHyung. "Olvídate de lo nuestro. Arrepiéntete, Dios te perdonará, JungKook."

Fue cuando se encontró mirando a la puerta cerrada, que JungKook comenzó a creer, por primera vez en su vida, que quizá todo en el universo ya está predestinado, y no importa cuanto luches contra ello, porque todo de alguna forma se va a dirigir al mismo destino, sin importar qué ruta tomes.

("Ya te lo dije, nací enfermo.")


Unos años después, JungKook sacaría su teoría de que la gente o crea sus órbitas, o entra a una existente, dependiendo de su fuerza gravitacional. JungKook aceptaría que si no tuvo la fuerza suficiente para hacer que TaeHyung entrara a su órbita, entonces TaeHyung podría, por supuesto, ser libre de gravitar hacia mejores atracciones.

mi iglesia no ofrece ningún perdón ↝ taekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora