La azotea

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ALAN'S POV

Es increíble como una palabra puede arruinar tu día por completo;  LUNES
El fin de semana muy a mi pesar había terminado y me tocaba volver a la cárcel obligatoria para adolescentes, si, lo se, una mierda.
Lo único bueno que le veía era que volvería a ver a la chica de ojos azules y eso si es que se dignaba a aparecer en el instituto.

Las cosas habían cambiado desde su aparición. No dejaba de pensar en ella!!! Y es que ni siquiera le prestaba atención a Ryan.

Mi amigo ya se estaba empezando a mosquear conmigo. Me encontraba en la cocina con mi madre preparandole comida a papa para llevar al trabajo.

Ya llegaba tarde, no me importaba en lo más mínimo, además se suponía que Ryan pasaría a recogerme pero el muy cabrón se retrasaba, como siempre.

                *****************

La campana sonó haciendo que la puerta se colapsara con estudiantes horminados y sudados, que asco.

Me dirigí a la cafetería como cada dia de la semana, solo cambio una cosa, en vez de irme a sentar sin mirar a nadie, lo primero que hacía era mirar si encontraba a Alea por alguna parte y, si, si que estaba allí.
Sentada en la mesa vacía más cerca del baño, sin comida e igual de vestida como siempre, una sudadera gastada y demasiado grande para ella, de seguido me pregunto que habrá detrás de esas prendas feas y anchas, ¿sera delgada? Por la forma de su cara lo parece.
Entonces me mira, sostiene mi mirada por largos segundos hasta que no aguanto más y aparto mis ojos de los suyos, suelto todo el aire que no sabia que estaba reteniendo.

Jennifer, una de las chicas "populares", muy abierta con su sexualidad, por así decirlo, me pasa los brazos por la cintura poniéndose de puntillas y acomodando su cabeza en mi hombro de manera que su boca queda rozando mi oreja.

-La miras mucho últimamente ¿no?- aprieta su agarre en mi cadera y clava sus uñas en mi estómago, sin mirarla puedo adivinar que esta apretando los dientes enfurecida.

-No ¿por que lo dices? - intento hacerme el loco mientras dirijo mi mirada a la cocinera que se está rascando la cabeza con las manos llenas de comida, ensuciandose el pelo más de lo que ya está.

Al fondo del comedor hay unas ventanas con los marcos de color rojo, desde donde estoy parado puedo apreciar con claridad la suciedad en ellas, la cafetería esta echa un asco.

Las manos de Jennifer abandonan mi cuerpo para posicionarse a mi lado, intenta darme un beso en la boca pero aparto mi cara para que sus labios terminen en mi mejilla.
Se aparta dolida y reflejando odio puro en los ojos, se aleja de mi y se va contorneado sus caderas para atraer la atención de más de un adolescente hormonado.

Miro a Ryan que a su vez tiene sus ojos puestos en mi con el ceño fruncido, me encojo de hombros indiferante e intento localizar de nuevo a Alea pero no la encuentro en la mesa dónde estaba antes ni en toda la estancia.

Salgo dispuesto en hablar con ella, por alguna razón no quiero que piense en que Jennifer es algo mio o por el estilo.

La encuentro sentada en el suelo con las piernas cruzadas como un indio, la cabeza apoyada en las taquillas más bajas y un libro con la cubierta verde entre sus manos, parece muy concentrada a pesar del ruido que sale del comedor, se ve adorable.

El pasillo está vacío, el suelo es de una baldosa blanca sucia gracias a los cientos de zapatillas que lo cruzan. Alea no parece asqueada por este echo pero algo me dice que ya está acostumbrada.

No se percata de mi presencia hasta que le toco el brazo con el dedo índice, por un segundo parece sorprendida.

-Hola- intento sonar casual pero se puede notar a kilómetros que la vengo a buscar a ella.

ALEADonde viven las historias. Descúbrelo ahora