Capitulo 8

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No hemos salido de aquel lugar, he conversado con Nils y es un chico muy simpático y nos llevamos muy bien, al lugar llego Miguel y él no ha enseñado a pelear y poder luchar, las técnicas son muy difíciles pero cada vez la estamos mejorando. No sé lo que le pasa a Gabriel pero ya no me hable y menos se ha acercado a mi lado.

-estas un poco despistada Dalia. –yo mire y veo que estaba Nils. Él se acerca a mi lado y se sienta conmigo.

-tú crees. –él sonríe y acepta con la cabeza.-no, no es nada.

-puede confiar en mi Dalia, sé que nos estamos conociendo poco a poco, pero démonos una oportunidad de conocernos. –ahora soy yo la que le sonrió y acepto con la cabeza.

-está bien Nils. –el me da su mano y yo acepto.

Ambos conversamos y teníamos muchas cosas en común, nos reímos mucho junto y nos estábamos llevando muy bien todo. Fue a la cocina para ir a buscar algo para comer, ya que tenía demasiada hambre.

-se nota que te llevas muy bien con Nils. –yo mire y era la chica con quien llego Miguel, creo que se llama Kiria algo así. No sé qué problema tiene conmigo esta chica, pero desde que la conocí ha sido muy pesada conmigo.

Yo seguí buscando algo para comer e ignore lo que ella me estaba diciendo, se notaba que estaba inquieta y se acercó a mi lado.

-debería haberte encontrado el cazador. –yo la quede mirando y levante la cejas.

-de que estas hablando. –ella sonríe sarcásticamente.

-lo que oyes. –ella se bajó de la mesa y salió de la cocina.

Se me acabo el apetito y deje de buscar algo para comer, salí de la cocina y me fui a mi habitación, entre en ella y cuando veo estaba Gabriel sentado en la cama, ambos nos miramos pero no le dije nada y él tampoco me dijo algo. Fui directamente al baño y me cambien de ropa, luego me fui a la cama y me acosté, apague la lámpara sin decirle nada a él.

-no me vas hablar Dalia. –yo me quede en silencio y seguí sin decirle algo. –que es lo que te pasa.

-me lo preguntas a mi Gabriel. –ahora era el quien se quedó en silencio. –has estado raro conmigo hace muchos días, y me vienes a preguntar a mí que me pasa.

-no sé lo que me pasa Dalia. –yo me vuelvo y ambos nos quedamos mirando a la cara.

-yo solo quiero que me cuentes algo de verdad sobre ti y porque te acercaste a mi lado.

-como te dije antes Dalia, hay cosas que no te puedo decir. –yo me iba a parar de la cama, pero Gabriel me toma de la mano y me tira, yo caigo en la cama y Gabriel se coloca frente mío.

-tú lo único que eres es ser un mentiroso. –le dije. Pero él puso las manos en mi cara y se acercó a mi lado. –Gabr.......-pero era tarde el empezó a besarme.

Yo puse mis manos en su cuello y me acerque más a su lado, ambos nos estamos besando hasta que él se separa de mi lado. Yo me quedo en silencio y me alejo de él, me doy vuelta para el otro lado.

-Dalia yo.

-no tienes que decirme nada Gabriel, entiendo lo que tú eres y entiendo lo que soy yo, es mejor que te vayas.

-sí, si tienes razón. –Gabriel se levanta de la cama y sale de mi habitación. Empezaron a caerme lágrimas de apoco, hasta que no aguante más y me coloque a llorar, porque me estaba pasando estas cosas a mí.

Cada vez el entrenamiento es más difícil, pero ellos dicen que hay que estás preparado por todo lo que puede pasar. Yo estaba entrenando con Miguel, él me ha enseñado a cómo sacar mi espada, de un principio me ha acostado y cuando lo logre pensé que me iba a quemar y comencé a gritar, él me dijo que tenía que estar tranquila que no me iba a pasar nada, y de verdad que tenía razón, ya que el fuego que salía en la espada no me hacía nada, y ahora estamos ambos practicando.

-te he dicho Dalia que tienes que estar firme. –yo acepte con la cabeza.

Yo empecé atacar y luchar con la espada, Miguel ni se movía, solamente movía la espada, y yo movía todo mi cuerpo, ya estaba muy cansada, pero tenía que practicar muy bien.

-lo está haciendo cada día mejor. –me dice Rafael y yo lo miro. Pero eso fue mala idea, ya que Miguel se acercó a mi lado y me dio vuelta en el aire y caí al piso.

-nunca dejes de mirar a tu rival. –yo acepte con la cabeza. Él puso su mano para que la tomara, y cuando en eso yo lo ataco y caigo arriba de él.

-nunca tengas compasión con tu rival. –Miguel se puso a reír y yo hice lo mismo.

-eres muy inteligente Dalia. –Salí de arriba de Miguel y él se paró. No sé, pero mire a una esquina y me estaba mirando muy mal Kiria, ella tenía una mirada que le faltaba poco para matarme.

No sé lo que tiene esta chica conmigo, el otro día me dice que mejor me hubiera atrapado un tal cazador, y ahora se nota que me quiere maltar por acercarme a Miguel, que le vamos hacer, si él nos está enseñando las técnicas de defensa para poder defendernos en lo que hay afuera.

-y tu Ángel. –me di vuelta para ver quién era y era Nils. Yo me quede callada ya que no tenía ánimos de hablar con nadie. –te molesta que me sienta contigo. –yo negué con la cabeza, aunque me gustaría estar sola por un momento.

-Dalia tu sabias que las madres de cada Nefilim muere cuando nosotros nacemos. –yo mire inmediatamente a Nils, de que me estaba perdiendo.

-de que estas hablando. –el mira al cielo y sonríe.

-cuando supe que yo era un Nefilim, comencé a buscar información de lo que somos, y salía que aquella humanas que tenían hijos Nefilim no sobreviven cuando nosotros nacemos ellas mueren.

-tú me quieres decir, que mi madre no es mi madre. –el acepto con la cabeza.

-sé que es un poco complicado, pero es la verdad, yo fui criado por mi tía, ella me conto que cuando yo nací mi madre murió inmediatamente, pero buscando esas era las razones. –mire a Nils y él tenía los ojos con lágrimas.

-pe...pero como. –yo seguía algo confundida por lo que me estaba diciendo.

-es la verdad Dalia. –yo me pare y él me toma de la mano. –para dónde vas.

-tengo que hablar con mi querido Ángel.

Camine en búsqueda de Gabriel, pero no lo encontraba por ningún lado, está que llego a un salón que nunca lo he visto, abrí la puerta de apoco ya que no quería molestar si había algo importante en el lugar, cuando lo estaba haciendo veo a un mujer que estaba con un hombre, abro más la puerta y me doy cuenta que la mujer era Tara, ella se estaba besando con alguien, pero la oscuridad no me dejaba ver con quien lo estaba haciendo, hasta que miro y veo que el hombre con quien estaba Tara era Gabriel, ambos se estaban besando. Cerré la puerta del salón y corrí a mi habitación, no entiendo lo que estaba pasando aquí, como un Ángel se estaba besando con otro Ángel, si ellos no tienen sentimientos.

Espero que le guste y no olviden de comentar y dar su voto en el.

Saludos

Misy 

Mis Alas NegrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora