Capítulo 6

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Cómo decía en primer lugar, Juvia y Natsu tenían un corazón muy noble y bondadoso que a pesar de la tristeza, este siempre seguiría latiendo incluso después de una gran tormenta.
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No se supo de ellos durante casi más de una semana, la mayor parte del gremio estaban preocupados, pero se sorprendieron cuando de buenas a primeras ellos dos aparecieron.
Venían de direcciones diferentes y se encontraron los dos solo con el objetivo de entrar al gremio y lo demás ya vendría a su paso.

El pelirrosa se sentó en una de las pocas mesas vacías colocando su codo en ella para que acto seguido también colocara su cabeza sobre su mano mirando hacia un punto fijo y perdiendose en el.

Mientras que la chica de cabellera azul se sentaba en otra de las mesas vacías, mientras se recargaba en el respaldo del asiento y estiraba sus blanquecinas piernas.

Todo el mundo estaba algo nervioso e inquieto, pero eran ellos los únicos que presentaban esa tensión que incluso podría ser cortado con un cuchillo.

Los recién llegados al notar esto cambiaron sus posiciones y ahora el otro estaba como el anterior.

- Juvia se siente observada...

- si, yo también...

Todos los demás estaban con un nudo en la garganta, mientras que ellos hablaban tan tranquilamente, realmente no los entendían.

-a..ara, mm.. Esto es incomodo... La verdad es que Juvia prefiere cuando el gremio esta a rebosar de alegría... - decía esto mirando a todos a su alrededor.

Hasta hace poco que se había parado de su lugar y se había dirigido a la barra donde se encontraba atendiendola una nerviosa Mirajane y una mujer rubia sentada apenas a dos bancos de distancia a su izquierda.

Todos tenían su corazón a mil y sentían que en cualquier momento este iba a explotar.

-E.. Etto... Juvia...

Dijo entrecortada mente la maga de espíritus celestiales a lo que la peliazul solo volteo a verla diciéndole esto.

- oh, Lucy no me había dado cuenta de que estabas ahí - dijo al mismo tiempo que inclinaba la cabeza hacia un lado cerrando los ojos como si de una niña pequeña se tratara.

A lo la rubia solo puso los ojos en blanco y con unas pequeñas líneas moradas por debajo de estos.

- Mira-san, ¿me traerías un poco de té?

-- cla..claro Juvia, ¡ahora mismo te lo traigo!

La peliazul sólo raspaba con la uña de su dedo índice la barra en espera de la que la mayor de los hermanos Strauss trajera su pedido.

De nuevo todo el gremio se quedó en un silencio incómodo que pronto fue cortado por la voz de cierto pelirrosa gritando a todo pulmón.

— ¿que demonios es lo que les pasa? ¿¡eh!? ¡Pareciera cómo si hubiesen visto un fantasma! –

Si antes sus corazones estaban a mil ahora mismo ya habrían explotado.

— aquí tienes, Juvia.

— gracias, Mira-san, ¿cuanto es?

— no, nada Juvia, la casa invita...

— ah, ok gracias, Mira-san

Después de terminar de decir eso la peliblanca se fue de nuevo a la cocina.

Quedando de nuevo ese silencio incomodo, el chico volvió a decir.
— ¡Con un demonio! Les he preguntado que demonios es lo que sucede con ustedes, ¡pareciese que les cortaron la lengua!

— Callate de una buena vez, ¡Salamander!, ¿Es que no puedes ver la situación!?

— ¿Qué situación, Gajeel-kun? — decía la maga de agua dándole la espalda a la barra aún sentada en el pequeño banco.

Todos la miraban atónitos, pensando en que si de un momento a otro ya se le hubiera olvidado lo que paso hace menos de una semana.

— Juvia...

— ¿que sucede, Cana-san?

— ¿no estas triste...?

A lo que la mencionada solo agachó un poco la cabeza por un par de segundos pero en seguida la volvió a levantar.

— Triste... ¿por que? Es una nueva vida, ¿no es así? Es una pequeña lucecita que cuando nazca ¡se hará grande! Que crecerá con el paso del tiempo, que vivirá muy bien y feliz.
¿Porque tendría que estar triste? ¿Por que Juvia tendría que estar triste...? — la hada ya no podía hablar más con ese nudo en la garganta, pero aún así que siguió hablando.

— Juvia, no conoce esta tensión, ¿que les pasa? ¡Hay que celebrar! ¡Es una nueva vida y hay que estar muy feliz por eso!, ¡A celebrar se ha dicho!

Y así con esas palabras de aliento todo el mundo estalló en risas y aplausos, algunos que otros con pequeñas lagrimitas escurriendo por sus ojos, debido a las palabras de la maga.

— Juvia... Juvia esta feliz. — se podía notar que ella aún estaba un poco triste, que hasta lágrimas salían de sus ojos y sus palabras se oían temblorosas al igual que todo su cuerpo, pero eso no impidió que diera una pequeña sonrisa a su amado gremio.

— Juvia será feliz...








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