Misión Fallida

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La noche cubría sus silenciosos movimientos, había burlado ya una enorme barda y un par de rejas sin problemas, con la capacidad de manejar todos los elementos difícilmente algo podía llegar a detener su avance, sigilosamente se aventuró hacia el interior de los edificios, abriendo una brecha en la pared con un par de movimientos de sus manos atravesó en un punto ciego donde los guardias no se acercaban, se encontraba dentro, mirando a su alrededor contemplo las enormes máquinas trabajando, los rechinidos de los engranes y el sonido del vapor eran ensordecedores, apresurándose entre los pasillos al fin encontró a un hombre que trabajaba ahí, con un fuerte y preciso golpe en la nuca logró hacerlo perder el conocimiento, haciendo uso de su uniforme caminaba con seguridad a través de las instalaciones de la fábrica, Industrias Futuro, se sonreía, seguro sacaría algo de valor invaluable, luego de mirar un mapa de forma detenida encontró el lugar donde se encontraba la oficina del dueño de aquel lugar, seguro ahí habría una caja fuerte, sin perder el tiempo tomo uno de los elevadores para dirigirse a la cima de la torre, al llegar quitó el seguro de la puerta haciendo uso del metal control, agradecía haberse quedado lo suficiente con los maestros del loto blanco como para aprender el control del metal, en verdad le había resultado ser útil en más de una ocasión.

- Veamos, si fuera un empresario adinerado ¿Dónde escondería una caja fuerte?... – Murmuró mientras sus ojos inspeccionaban el lugar con gran precisión, los muebles parecían ser de materiales sumamente costosos, maderas finas, telas de alta calidad, adornos en plata y oro, fue entonces que fijo sus orbes azules en un cuadro, la pintura era grande y mostraba a una familia, hombre, mujer e hija, sonrió, seguro ese debía ser Sato, de pie frente al cuadro observó con atención la figura de la hija, los rayos de la luna que entraban por la ventana a penas le permitían apreciar los detalles pero había algo en la mirada de aquella niña que había captado su atención, a penas colocó las manos sobre la orilla del cuadro sintió una fuerte descarga eléctrica estremecer su cuerpo, a penas capaz de emitir un grito ahogado cayó al suelo, había perdido la conciencia.

Lentamente comenzó a incorporarse, un suave gemido escapó de sus labios, su cabeza daba vueltas ¿Qué había pasado? Fue hasta que intentó moverse que se percató de sus ataduras, de pies a cabeza era imposible moverse, suspiro, con la vista nublada intentaba mirar alrededor, poco a poco sus ojos parecían irse acostumbrando a la luz de la habitación, la silueta de una persona parecía estar frente a ella, cuando al fin pudo enfocar a su captor quedó estupefacta, se trataba de una mujer, una elegante mujer, cabello negro y ondulado, piel blanca, ropa fina, pero lo que más intrigaba era su mirada, verdes ojos difíciles de ignorar, sus labios resaltados por un vivo color carmín, nada había salido de sus labios, ni un reclamo o pregunta, la mujer parecía molesta, podía imaginarse porque, después de todo ella no era nada más que una ladrona que había sido capturada, era natural que cualquier persona presente en aquella compañía se mostrara molesta ante su presencia.

- ¿Viniste sola?

Escuchó su suave, delicado, elegante y aún así autoritario tono de voz, sus mejillas se ruborizaron, se había perdido en la imagen de aquella mujer, volviendo en si ciñó el entrecejo y sonrió de forma retadora.

– Si, no necesito de nadie más para hacer mis trabajos bien.

La mujer frente a ella sonrió de lado, fue entonces que sintió como sus piernas temblaban, por un momento agradeció encontrarse atada en la manera en que lo estaba.

- ¿Quién eres? – Preguntó mirando alrededor, aún seguía en la oficina.

- Me llamo Asami Sato. – Sato, resonó en su cabeza.

- Ah... entonces eres hija de Hiroshi, lamento que me hayas encontrado visitando sin previo aviso el edificio de tu padre... - Dijo usando un tono burlón, Asami arqueo una ceja.

Ladrona en Industrias FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora