De vuelta en casa

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Sentada esperaba a la pelinegra en el comedor, suspiro, llevaban dos meses de ser pareja, todo iba bien, no entendía porque Asami había insistido en llevarla al polo sur, tenía negocios que atender, eso lo entendía bien, pero ir no era algo que le emocionara, allá se encontraba su familia, sus padres, y estaba segura de que las noticias de su reciente comportamiento había llegado a los oídos de esos dos, Tenzin era buen amigo de ambos así como Katara, volvió a suspirar pesadamente hasta que al fin divisó a su chica caminando hacia la mesa con un par de copas en la mano.

- Bebe esto, te encantará. – Dijo ella sonriendo.

- Gracias, Asami... en serio no creo que esta sea una buena idea.

- ¿Buena idea? Korra, cariño eso hubiera sido algo bueno para decir antes de subir al barco, ya estamos aquí, ahora deberías estar pensando en lo que harás al llegar.

- Me esconderé... - Murmuró pesimista, Asami sonrió y acarició su rostro, eso siempre lograba hacerla sonreír, había algo con ella que siempre lograba tranquilizarla.

- Todo saldrá bien, estoy segura de ello. – Escuchó su reconfortante voz.

- Deberás abrazarme bien todas las noches como recompensa por aceptar venir... - Insinuó alzando una ceja, enmudeciendo al sentir un suave beso sobre sus labios contempló los ojos verdes de la chica frente a ella.

- Hecho. – Respondió la más alta dirigiéndole una mirada pícara.

Al llegarse la noche habían arribado al puerto de la tribu agua del sur, bajando por el puente del barco se detuvo a contemplar la manera en que su aliento formaba una densa nube de vapor, estaba en casa, antes de que los nervios se pudieran apoderar de ella sintió la mano de Asami tomando la suya, el cálido guante comenzaba a aliviar el entumecimiento de su mano que por los nervios había mantenido firmemente cerrada en un puño. – Todo va a estar bien. – Volvió a escuchar, así ambas bajaron y caminaron hasta llegar a una moto que las esperaba, sabía que Asami tenía una reservación en el edificio presidencial, después de todo aquel era un viaje de negocios, lo que le causaba tantos estragos era saber que el presidente, el jefe de la tribu era nada más y nada menos que su padre, el grande y siempre respetable Tonraq, se hospedarían en su casa, con él y Senna, su madre, los vería, eso era un hecho, a ellos y a su antigua habitación, todo aquel lugar estaba lleno de recuerdos, no quería arruinarlos, no quería que la que una vez fue su cálida y comprensiva madre de pronto de volviera ajena a ella, y todo por seguir sus estúpidos impulsos, jamás debió haber robado nada, jamás debió haber hecho tantas fechorías, eso no se lo habían enseñado sus padres, no quería decepcionarlos, y ahora tenía miedo de verlos, Asami había insistido en que lo mejor era enfrenar las cosas cuanto antes y darles solución, tenía razón, eso era lo que debía hacer, pero los nervios destrozaban su razón ¿Qué se supone que debía decir? No era como si una simple disculpa fuera a bastar, nada iba a bastar.

Luego de un largo camino en la motocicleta al fin se encontraban frente a las puertas del imponente edificio de gobierno. - ¿Llegaste a vivir aquí? – Preguntó la ingeniera que parecía encantada con la estructura de aquel edificio.

- Si... ¿Impresionante no?

- Debo admitir que no esperaba otra sorpresa más de tu parte, ya sabes, luego de descubrir que eras el Avatar no creía que pudieras decirme algo más de ti que me pudiera tomar por sorpresa, y luego me entero de que eres la hija del jefe de la tribu agua del sur...

- Lo se, tengo una historia complicada... - Respondió sin poder cambiar su expresión de preocupación, ya estaban ahí, sus padres no esperaban verla.

- No es complicada, es interesante. – Contestó la ingeniera sonriendo, vamos. – Dijo tomando su mano y arrastrándola cada vez más cerca de la puerta.

Ladrona en Industrias FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora