Loto Blanco

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Abriendo sus ojos lentamente diviso las blancas sábanas que la cubrían, sonriendo se envolvió aún mas en ellas, olían bien y su textura era suave, Asami seguro había comprado unas de muy alta calidad, siempre era así, la chica sabía como comportarse en la alta sociedad, no era de extrañarse pues había crecido en ese ambiente, mirando hacia el pie de su cama pudo divisar pegada a la pared que quedaba frente a ella la cama de Asami, la chica parecía seguir durmiendo entre sus cobijas y su colección de almohadas, enterrada en aquel cómodo nido podía notar su suave respiración, ya se habían pasado seis meses luego de su contrato, la pelinegra se había vuelto más que su jefa su mejor amiga, luego de conocerla pudo ver más allá de su belleza física, la chica era encantadora también en su interior, estaba en serios problemas, lo sabía, Asami Sato la tenía perdidamente enamorada, a los tres meses de su contrato le había ofrecido una habitación solo para ella como señal de confianza, a pesar de que la habitación se encontraba al lado de la de Asami se había negado a mudarse, disfrutaba demasiado el poder platicar en las noches con ella antes de dormir, a veces se quedaba dormida contemplando a la de ojos verdes trabajar arduamente en su escritorio, a veces despertaba en la madrugada para encontrar a la chica dormida sobre los planos en los que trabajaba, debía admitir que le gustaba que hiciera eso pues tenía la oportunidad de cargarla y llevarla hasta su cama donde podía arroparla y contemplar su sueño por unos minutos antes de volver a su propia cama a dormir.

Dirigiendo su mirada hacia la ventana observó el color azul pálido del cielo y distintos tonos de violeta que le indicaba aún era temprano, sin embargo y sin importar a que hora tuviera que ponerse de pie siempre se sentía llena de energía, luego de meditar por varios minutos en su cama al fin optó por ponerse de pie e ir al baño, al salir se detuvo frente a la cama de la pelinegra, sonriendo la observó abrazando una de sus almohadas, no parecía que pronto fuera a despertar, la semana anterior había sido una semana agotadora para ella así que no era de extrañarse que en esos momentos durmiera de manera tan profunda, el sonido de alguien llamando a la puerta la alertó, sin demorar en responder corrió a abrir, para su sorpresa se trataba de Opal, la joven secretaria de Asami, la chica parecía sorprendida y no paso mucho antes de saber la razón de su sorpresa.

- ¿Korra? – Cuestionó. – Buenos días Opal. – Saludó perezosa, Opal era una chica agradable, durante su primer mes como guardaespaldas de Asami aquella chica había sido la primera en hablar con ella, en verdad era alguien con quien se podía llevar bien.

- ¿Duermes con Asami? – Se apresuró a hacer la pregunta. – Si...- Respondió, al notar el rubor sobre el rostro de la menor sacudió la cabeza. – Quiero decir ¡No! No en ese sentido, mi cama está allá y la de Asami del lado opuesto... - Aclaró, Opal sonrió, cubriendo su boca rió por lo bajo.

- Lo siento... no quise pensar mal, es solo que, bueno, fue lo primero que se me vino a la mente, debiste ver tu rostro. – Korra suspiro aliviada. – Espero que hayas disfrutado mi expresión, me tomaste por sorpresa. – Admitió. – Si lo hice, fue divertida.

- Pero dime ¿Qué haces aquí tan temprano? ¿Qué hora es?

- Son las seis, lo siento, es solo que he estado intentando llamar a Asami pero simplemente no contesta su teléfono y no tenía el número de la casa.

- Seguro dejó el teléfono en el satomovil... - Reflexionó en voz alta. – No sería la primera vez que le ocurre... ¿Es un asunto importante?

- Es Raiko.

- Entonces será mejor que le avise que estas aquí, espera un momento. – Dejando la puerta entrecerrada se dirigió hacia la cama de Asami, tomando asiento en la orilla posó una de sus manos sobre el hombro de la pelinegra para sacudirla con suavidad.

- Asami, despierta. – Habló con tono suave. – Hmm... ¿Qué pasa Korra? – Se escuchó con voz perezosa. – Opal está aquí, dice que intentó llamarte pero no contestaste el teléfono. – Un profundo suspiro escapó de los labios de la ingeniera.

Ladrona en Industrias FuturoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora