Era una noche totalmente estrellada, Escarlet estaba caminando para llegar a su casa y en el camino no podía dejar de pensar en Paris y en lo que había sucedido, hasta que por fin descarto la idea de amor. Pero ¡qué tontería! ella no iba a enamorarse y mucho menos de alguien relacionado con el castillo, la corona o la riqueza. Después de una larga caminata y con un par de tropiezos ya que estaba algo distraída llego a destino. La joven estaba entrando cuando una vos conocida le preguntó.
- ¿Por qué tardaste tanto?
- Es que...... me quedé hablando con un oficial.
- ¿Segura?
- Sí, ¿qué más podría haber hecho?
- Está bien, está bien, te creo.
- Dash, si no es una molestia, ¿me podrías ayudar a entrenar?
- Claro que no es una molestia, con gusto te ayudo.
Los hermanos se dirigieron hacia el patio para comenzar su entrenamiento en combate, el cual duro horas sin dejar ningún vencedor. Los jóvenes cansados decidieron dirigirse hacia sus respectivos cuartos ya que el día siguiente seria agotador.
La mañana comenzó como cualquier otra, ambos realizaron su rutina y se dirigieron hacia el castillo. Fue un día de lo más común hasta que el capitán Pierre llamo a Escarlet y le dio la noticia gran noticia de que había ascendido de puesto, pero cuando la muchacha quiso irse, cruzo con su mirada un Paris con un ramo de rosas perfectamente blancas.
- ¿Para qué el ramo?- -preguntó la joven de cabellos rojizos con la esperanza de que fueran para ella.
- Es que lo tengo que llevar hacia el castillo.
- Ah - respondió algo decepcionada por la respuesta.
- ¿Por qué esa cara de desilusión?, ah, ya entendí, creíste que era para vos. Te propongo un trato si me acompañas a dejar esto, mañana te doy un ramo igual a este -ella pensó la propuesta y dijo.
- Bueno, está bien.
Paris tomo su mano y la condujo hacia el cuarto del príncipe en donde tenía que colocar las flores.
- ¿Eso era todo? - Pregunto Escarlet.
- No, quiero que me diga su nombre señorita.
- Mi nombre..., mi nombre..., mm, lo olvide, que pena caballero no podre decírselo.
- Esperemos que mañana lo recuerdes.
Él la acompaño hasta la puerta y le beso la mano como en la noche anterior pero a diferencia de ayer la muchacha ya se lo esperaba. Escarlet se dirigió a su casa a pasos demasiado rápidos, casi corriendo porque estaba llegando más tarde que la noche anterior. La pelirroja entro a la casa en puntas de pie intentando hacer el menor ruido posible pero sus intentos fueron en vano, Dash la estaba esperando sentado en la escalera de la entrada.
- Llegaste más tarde que ayer.
- Sí, es que tuve un inconveniente.
- Bueno, te escucho.
- Dash tengo sueño, ¿podemos hablar mañana?
El muchacho no respondió solo se le quedo mirando con la gran duda, ¿qué es lo que hacía su hermana tan tarde en la noche?, ¿en qué líos estaría metida ahora?
Cuando Escarlet entro a su cuarto luego de tratar de esquivar las preguntas de su hermano se recostó en la cama y en lo único que podía pensar era como ocultarle esta situación.
Narra Escarlet
Tengo toda la noche para crear un plan para que no se entere que estoy viendo a un chico, pero... y si se lo digo, no, no, no , ni hablar sabes exactamente como es, es muy celoso y te va a molestar todo el día, y si le digo que me quedo entrenando con Pierre. No, va a querer quedarse o va a pensar que pasan cosas con él, algo que no va a pasar nunca... ah no se me ocurre nada.
Narrador Omnisciente
Escarlet después de unos largos minutos se quedó profundamente dormida pero Dash, en cambio, no podía conciliar el sueño. No dejaba de pensar, ¿qué hacia su pequeña hermana después del entrenamiento?
Narra Dash
¿Qué es lo que hará?, ¿estará viendo a un hombre? sí, eso es, pero.... No, ella no es de hacer esas cosas. Pero si así fuera, ¿qué hombre seria?, puede ser cualquiera. Mañana voy a mirarla más atento, no me van a quitar a mi hermanita.
Narrador Omnisciente
Esa mañana ambos tenían bastante en que pensar, aunque el frio de la ciudad no se los permitía demasiado. Durante todo el día Dash observo a su hermana con mucha atención tratando de descifrar que es lo que hacía luego de cada entrenamiento.
- Listo, quedo prefecto, le va a encantar, muchas gracias.
- Lo que sea por usted, Paris
El muchacho no podía esperar un minuto más, quería ver la cara de asombro de la hermosa joven al ver aquel ramo tan precioso, no era igual que el del día anterior, sino que este tenía flores de diferentes formas, colores y tipos. El simplemente esperaba que a La muchacha de la cual no conocía su nombre quedara impresionada.
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No lo podemos creer, 143 lecturas en 3 días, enserio, miles de gracias. Espero que les guste el cap.
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