Mi versión Jorlara

Juegos de una ex monja

Idea original: capítulo 151

POV Clara Anselmo

- Bueno, iba a preguntar cómo andaba todo pero acá veo muy nerviosos a todos –dice Jorge entrando al convento-

- Sí, están todas como locas por el casamiento

- Mirá vos –se pone las manos en los bolsillos- ¿Y la novia?

- No está –respondo nerviosa-

- ¿Cómo que no está?

- No, se fue a comprar flores y todavía no vino

- ¿Y la madrina? –pregunta pícaro-

- Y la madrina cómo la ves, nerviosa

- Muy nerviosa

- Sí, se casa nuestra hija así que estoy muy nerviosa –no paraba de moverme-

- Te llenaría de besos para sacarte todos los nervios

- ¿Qué? –pregunto de inmediato pero había escuchado y entendido cada palabra a la perfección-

- Lo que escuchaste –se acerca- Que te llenaría de besos para sacarte todos los nervios –toma mi rostro entre sus manos-

- Jorge –intento sacarle las manos-

- ¿Qué? ¿Me vas a decir "acá no"?

Sí, iba a hacerlo, pero su aroma enloquecedor me envolvió haciéndome cambiar de opinión.

- Sí –rueda los ojos- Pero pensándolo mejor... me vendrían bien unos besos para calmarme

- Vení –sonríe y me acerca a él-

Sus besos son frescos. Me ponen la piel de gallina. ¿Cómo pude haber pensado que no era el lugar? El lugar es en cualquier lado. Que los demás miren. Qué envidien este amor que nos tenemos. Que deseen un amor como el nuestro.

- ¿Mejor? –pregunta entre besos-

- Un poco –respondo para que no pare-

Lo siento sonreír. En el convento la felicidad es efímera. Siempre hay alguien dispuesto a interrumpir.

- ¡Clara! –gritan las novicias Diana y Nieves-

- ¿Qué pasó? –pregunto separándome de Jorge aun que seguía aferrado a mi cintura-

- Hola –dice Jorge entre risas-

- Hola, subcomisario Correa –dice Diana sin darle mucha importancia a su presencia- La necesitamos, Clara. Es la única que puede convencer a la Hermana Genoveva de que se vaya de la iglesia y nos deje decorarla a nosotras

- ¡Tiene un gusto horrible, Clara! ¡Por favor, ayudenos! –continúa Nieves-

- Bueno –suspiro- Ahora voy

Las novicias se fueron dejándonos solos.

- Parece que te necesitan –me deja un beso en la frente- Anda

- Bueno, pero antes... -le tiro la corbata- Dame otro beso para los nervios

- Me encanta la Clara que pide

Volvió a besarme. De esa manera que me gusta tanto. Lento. Sintiendo cada cosquilleo que generan nuestro roce de labios.

- ¡Clara! –volvieron a llamarme- ¡Vení!

- Monjas –dice Jorge frustrado- ¿Son todas iguales?

- Epa –le doy un golpecito en el brazo- ¿Yo era así?