ᴡɪɢᴇᴛᴛᴀ

VIII

HOT

Samuel
Llevaba semanas con la cabeza metida en él, jamás había sentido atracción hacia una persona de mi mismo sexo. Estos tres últimos años mi cama siempre a sido ocupada con chicas pero jamás me había pasado las noches pensando en un hombre.

Todos los días me lo topaba a las afueras de una cafetería cerca de mi departamento, cuando me dirigía a juntarme con alguna chica que conocía por eso páginas en Internet.

Ayer por la mañana decidí ir a tomar un café, solo por la curiosidad de porque siempre estaba cuando yo circulaba por ahí. Pasaron unas horas y dejo su chaqueta sobre una de las mesas que estaban fuera, se sentó y comenzó a mirar a todos los lados que se encontraban a su alcance.

Me levante e hice como si me fuera a caer por no atarme las agujetas de los zapatos, derramando el café en mi camisa. Me apoyé en su espalda y se giró completamente asustado.

-. Joder tío, como lo siento... Siempre olvido atarme los cordones...

Su mirada estaba fija en mi, me senté en la silla frente a él mientras tomaba papel para limpiar lo que había derramado sobre mi cabeza.

-. Me llamo Samuel... Estire mi mano Samuel De Luque...

-. Guillermo Diaz... ¿Necesitas ayuda... Con eso? Apuntó mi pecho que estaba completamente mojado

-. Me reí No te preocupes... Al caminar los veinte minutos a mi casa, al llegar ya estará seca Volví a reír

Di la vuelta dos calles más arriba de la cafetería cuando un auto se detuvo a mi lado, pensé en una de las chicas con las que había estado al principio de la semana pero era Guillermo.

-. Puedo llevarte si quieres... No me molestaría... Me encogí de hombros y asentí

Guillermo
Samuel comenzó a caminar para volver a su casa, no dude en ir por mi auto y buscarle para llevarlo.

Debo admitir que desde que mi ex novia me terminó, vengo a esta cafetería para despejarme y me lo encuentro a él. Es un sentimiento muy extraño, esa sensación de atracción cada vez que pasa por las afueras del lugar me distraigo de todo lo que hago en ese momento.

Le ofrecí llevarle, no se negó. Se subió y al sentarse, sin querer, rozó su mano con mi pierna lo cual provocó un escalofrío por mi columna.

Era un edificio de más de quince pisos. Me sorprende porque desde pequeño he vivido en una casa, y ahora que vivo solo es igual.

-. ¿Te gustaría pasar? Se que no nos conocemos... Pero podría ser un buen comienzo...

Nuevamente ese escalofrío recorrió mi espalda, asentí de lo nervioso que estaba. Le seguí mirando la apagada pantalla de mi móvil.

Samuel
Con un par de horas conversando con Guillermo, me di cuenta que en gustos eramos bastante parecidos. En cada silencio que había miraba su móvil, apagado, bastante nervioso.

-. ¿Debes volver a tu casa? Reí Pareces un adolescente que se ha arrancado de su casa...

-. No es eso... Jamás había pasado tanto tiempo con un chico... Digo, conversando y riendo... Digo... Buscaba la forma de explicarse

-. Tranquilo, te he entendido...

Amablemente se ofreció a lavar los platos y vasos para luego irse. Necesitaba arreglar este sentimiento hacia él, así que me daba vueltas por toda la cocina rozando mi espalda con la suya.

Guillermo
Bruscamente golpeó la llave para cortar el agua, me tomo por los hombros y me volteo a la fuerza.

-. Lo siento, esto lo llevo hace unas semanas y necesito saber lo que es y lo que se siente... Me besó

No me extraño, yo sentía completamente lo mismo. Bienvenida sea la nueva aventura.

Le seguí el beso, lo cual iba subiendo de tono con cada respiración. Me tomo para que rodeara su cadera con mis piernas, llevándome a su habitación.

Me recostó suavemente en su cama, mientras con su manos sacaba mi camiseta. Los besos seguían subiendo de tono. Mi camiseta y sus pantalones habían desaparecido completamente de nuestra vista.

-. Se separó de mi ¿Quieres hacer esto? Volvió a besarme

-. Quiero hacerlo Le saque la camiseta

Cambiamos la posición y yo me encontraba encima de él.

Escritora
Entre besos y gemidos, ninguno noto cuando sus boxers desaparecieron y sus miembros se rozaban entre sí.

La exitación aun no llegaba a su punto de clímax, los gemidos eran casi como gritos. Samuel entre besos saco un condon de su mesa de noche, Guillermo no dijo nada.

-. ¿Seguro de esto? Bastante preocupado

-. Que no, coño. ¡Hazlo ya! Volvió a besarle

Samuel aun preocupado, entró lentamente en el cuerpo de Guillermo, mientras que el menor soltaba pequeños gritos que callaba con sus propias manos.

El mayor comenzó a dar pequeñas embestidas que iban aumentando en velocidad mientras más relajado se veía Guillermo.

Pasada una media hora, Samuel abrazo a Guillermo mientras ambos caían en un profundo sueño.

-. Samuel, ¿habías pensado que esto ocurriría algún día en tu vida? Decía con sus ojos cerrados

-. Jamás se me había pasado por la cabeza Nuevamente lo besó He de admitir que has sido lo mejor...

💜💚