t r e c e

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- Hyesun, hazme caso.

Jungkook me perseguía escaleras abajo. Cuando entré a la cocina e intenté cerrarle la puerta en las narices, puso la punta del pie y entró como si nada hubiera pasado. Seguía hablándome, intentando convencerme de la mala persona que era Suga mientras yo echaba arroz en un bol y hacía como si mi hermano no fuera nada más que una mosca rondando por ahí. Resoplé al verlo sentarse enfrente de mí.

- ¿No tienes que ir al instituto?

- Sí, pero no. - Volvió a sacarse el cepillo de dientes de la boca y me apuntó de nuevo con él. ¿Cuántos minutos llevaba cepillándose los dientes? ¿Cinco? ¿Siete? Ignoré el hecho de que escupió en el fregadero el dentífrico restante. - ¿Tú no irás al instituto? Tienes que ir. Los exámenes...

-Jungkook, ¡déjame ya en paz! - grité a punto de clavarle los palillos con los que comía en la mano. Jungkook puso cara de estar asustado. - Deja de fingir ser un niño bueno. Deja de intentar convencerme de hacer lo que tú me digas.

- Pero...

- Pero nada. Se acabó.

me levanté de la silla arrastrándola y salí de la cocina sin acabar el arroz que iba a tomar a base de desayuno. Jungkook volvió a salir detrás de mí.

- ¡Hyesun, joder! - exclamó, haciendo que me volviera de brazos cruzados a mitad de las escaleras. - ¡Intento protegerte de...!

- ¡Cállate! - le grité. Me llevé las manos a la cara y me la froté con un suspiro. - No vayas de niño bueno ahora. Llegas tarde al instituto. Vete.

- No iré si no vas tú.

- Bueno, pues haz lo que te salga de los...

Escuchamos un portazo tan fuerte que hubiera sido capaz de tirar la casa abajo. Miré hacia lo alto de las escaleras y vi a Yoongi caminando con cara de estar molesto. Empezó a bajar las escaleras rápido, y como yo estaba en medio, me empujó hacia la pared sin importarle una mierda el golpe que recibí en los hombros. Pasó por delante de Jungkook sin decirle nada, observó sus pies aún descalzos, se puso unas botas que eran de mi hermano y salió por la puerta principal como una exhalación, no sin antes fulminarnos a los dos con la mirada.

Si las miradas de Suga mataran, yo estaría muerta como trece veces.

- Bueno, pues adiós, Suga... Me caen tan bien tus amigos... - solté con sarcasmo.

- ¿Ves? Te ignora. No deberías ir con él.

- Perdona, ¿has dicho algo?

Jungkook resopló y, gracias al cielo, no me siguió escaleras arriba. Quizá ya se había dado por vencido.

Había estado autoconvenciéndome otra vez para no volver a aquella casa. Iba a encontrar algún tipo de apartamento, pero para ello necesitaba dinero, así que fui a la habitación de matrimonio para buscar el dinero que mi madre guardaba debajo del colchón. Sí, como esas ancianas chapadas a la antigua que salían en la televisión. Sólo tuve que meter la mano por debajo del colchón hasta tocar el somier de madera, y bingo. Billetes, y encima de los grandes.

Los apretujé en mi pequeña cartera rosa, la cual guardé en la bolsa de deporte con mi ropa, me cambié, me eché medio litro de perfume para ocultar el olor del alcohol que se había quedado impregnado en mí por culpa de Suga y me fui de casa para no volver.

Al menos pensaba no volver.

Salí por la puerta principal sin dar importancia a Jungkook. Esa vez sí le cerré la puerta en las narices.

Bajé tan deprisa los escalones de la parte delantera que no me di cuenta de que Suga estaba delante de mí. Me choqué con él.

- Mira por dónde vas.

Hold me tight » Suga; BTS✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora