q u i n c e

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Salí de la cafetería después de barrer rápidamente el suelo. Aunque iba a tener que volver más tarde, tenía la necesidad de hablar con Yoongi. Estaba tan confusa y tan sumida en mis pensamientos que no me reparé en el escalón que había en la puerta trasera, así que tropecé. Tampoco me había dado cuenta de que Kangjoon estaba ahí para detener mi caída, y aunque me agarró rápidamente por las axilas para impedir que me diera contra el suelo, hizo que volviera a la realidad con tres palabras: "Tienes que trabajar". No me quedó más remedio que volver a entrar a la cafetería junto a Joon para cubrir el turno de tarde.

No podía dejar de pensar en el beso, en Suga en definitiva, y por mucho que Joon me pidiera concentración para devolver los cambios, no era capaz de dejar la mente en blanco. Por si fuera poco, me sonrojaba, se me aceleraba el pulso y acababa tirando el café de la bandeja. Por suerte ninguna taza cayó al suelo.

Saqué de quicio a Joon. Cada vez que posaba algún vaso o taza en mi bandeja, me apuntaba con el índice, amenazándome, y me decía que si tiraba algo, se chivaría al gerente. Y no dejó de preguntarme qué me pasaba. Al principio parecía molesto, pero después le vi algo preocupado. Tuve que tranquilizarle varias veces diciendo que estaba bien, que simplemente no era mi día.

Estaba deseando salir de allí. La necesidad de ver al peliverde de Yoongi había alcanzado un límite insospechado, inalcabzable. Me pregunté a mí misma si no sería obsesión.

El turno de tarde-noche no concluía hasta que la cafetería estaba limpia, es decir, a más de medianoche. Me puse la chaqueta y me acerqué a Joon, que barría a la velocidad del rayo. Estaba tan concentrado que le tuve que dar un par de golpecitos en el hombro para que me hiciera caso.

- Oye, Kangjoon.

Enarcó las cejas y apoyó la barbilla sobre el mango de la escoba. - Seguro que quieres que me quede yo solo a limpiar.

- Vaya, ¿cómo lo has sabido?

Se encogió de hombros. - No sé qué te ocurre hoy, pero estás muy rara. Eres la primera que siempre dice que hay que quedarse a limpiar todos juntos.

- Lo sé, pero hoy...

- Está bien, me quedaré.

Sonreí ampliamente. - ¡Gracias! - Hizo una seña para que me fuera.- ¡Te debo una!

Salí corriendo de allí en busca de Suga.

*****

Supuse que sería fácil encontrar a alguien con el pelo verde en medio de calles grises y casi a oscuras. Pero supuse mal. No había rastro de Yoongi por ninguna parte, y ya me había recorrido todas las calles de la zona. Quizá estaba dentro de algún local, pero no me atreví a entrar en ninguno. Al menos no sola. Esperé un rato con la esperanza de que Suga apareciera, dando vueltas alrededor de la farola donde solía verle cuando aún no sabía ni su apodo, cuando aún era un chico atractivo que todas las noches estaba ahí, con toda la tranquilidad del mundo y con las manos en los bolsillos de su chaqueta.

Los minutos pasaron. Me tuve que esconder de algún borracho y, huyendo de uno de ellos, acabé cerca de la orilla del río. Con un suspiro, empecé a pasear hasta que vi que algo brillaba en el césped de la orilla. Me acerqué.

Cuando vi a Yoongi tirado en el césped, mirando al cielo y con los ojos abiertos como platos, pensé que estaba drogado o borracho. Caminé muy despacio hasta él, pero se dio cuenta de que alguien se acercaba a él peligrosamente y se levantó, raudo y veloz, para encararme con una de esas miradas frías.

- ¿Eres omnipresente o qué? - protestó.

- Te estaba buscando.

Hold me tight » Suga; BTS✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora