Capítulo 8

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NARRA ANNA SIMÓN

Estaba besando a Ana, bueno, más bien ella me estaba besando a mi, pero yo se lo seguía. En parte me gustaba, me gustaba mucho. Pero por otra creía que sólo lo hacía para vengarse de Silvia.

Anna: Espera.

Ana: ¿Qué ocurre?

Anna: Tu... ¿Me quieres? Es decir, ¿me quieres de verdad?

Ana: ¿A que viene eso ahora Anna?

Anna: Tengo que saberlo, necesito saber que me quieres y no me besas para sentirte mejor contigo mismo por todo lo de Silvia.

Ana: Mírame a los ojos Anna y grábate estas palabras en la cabeza, ¿de acuerdo?

Yo asentí. Unas lágrimas me empezaban a brotar por los ojos.

Ana: Yo te quiero, te quiero muchísimo, más de lo que te puedas imaginar. Todo esto no lo hago para vengarme de Silvia, ni mucho menos. Lo hago por que te quiero, y quiero estar contigo.

En ese momento no pude evitarlo y me lancé a besarla. Era un beso lleno de muchos sentimientos, que explicaba cómo me sentía en ese momento.

Anna: Yo también te quiero mucho nena.

Estuvimos besándonos un rato hasta que decidimos cambiarnos e ir a dar una vuelta por Madrid.

Ana: ¿Vamos preciosa?

Anna: Vamos.

NARRA SILVIA

Estoy en un bar/café (cómo queráis llamarlo) con Llum. Me ha traído aquí por que le tengo que contar muchas cosas, y según ella, este es un lugar tranquilo dónde lo puedo hacer. Cosas de Llum.

Llum: Bueno Silvi, suéltalo todo.

Silvia: ¿Primero pedimos un café, no?

Llum: No, tu cuéntame todo lo que ha pasado. El café puede esperar.

Silvia: Eres un caso Llumeneta... Bueno, pues mira, Ana y yo...

Y así se lo cuento todo, con todo tipo de detalles, incluso el más insignificante.

Llum: Eres imbécil.

Silvia: Gracias por ayudarme tanto, Llum. Que buena amiga eres... Que se note la ironía.

Llum: Te lo vuelvo a decir, eres imbécil. ¿Lo sabías?

Silvia: Si lo se, lo se. Ya lo se...

Llum: ¿Por qué al final no le diste la sorpresa que tenías preparada?

Silvia: Por que la vi con Edu muy a gusto y pensé que ya estaban bien del todo y no quería saber nada de mi...

Llum: Podrías haberlo intentado al menos...

Una lágrima me cae por la mejilla, me la limpio rápido para que Llum no me vea pero se da cuenta en seguida.

Llum: Anda tonta, ven aquí.

Y me abraza a lo que yo me aferro más a ella, llorando.

NARRA LLUM

Cuando a Silvia se le pasa un poco este bajón pedimos los cafés. En ese momento miro por la ventana y veo una cosa que mejor Silvia no vea, así que intento desviar su atención para que no se de media vuelta.

Llum: Que bonitos ojos tienes Silvia, nunca me había fijado. Y tus labios.. Este pinta labios te queda genial que lo sepas. Y la sombra de ojos...

Y todo esto sentada encima suya girando la cara. Pero se acabó girando y acabó viendo esa escena que quería evitarle.

NARRA ANA

Estoy con Anna 'en nuestro lugar' es decir, el mirador de la otra vez. Lo hemos bautizado así ya que es dónde nos besamos. Cogimos una manta, la estiramos y nos tumbamos. Llevamos un tiempo sin hablarnos, cosa que me parece un poco raro, pero cuando iba a hablar Anna se me lanza encima y me empieza a besar. Va bajando por el cuello y mete las manos por dentro de mi camiseta.

Ana: Cielo, aquí no, mejor no. Nos puede ver alguien. Cuando lleguemos a mi casa te doy todo lo que no te puedo dar aquí... -le digo esto mordiéndome el labio inferior, cosa que hace que se derrita.

Anna: Está bien. Pero quiero doble ración por que me haces esperar.

Ana: Cómo quieras...

Y acto seguido continuamos besándonos cómo si el mundo no existiera.
Nos tumbamos en la manta y yo pongo su cabeza encima de su pecho. Unos tres minutos después escucho que alguien me llama, conozco esa voz mejor que nadie...

Silvia: Hola Ana.

Me sobresalto. No me la esperaba para nada aquí...

Ana: Ho-hola Si-silvia..

Silvia: ¿Qué estas haciendo aquí?

Ana: Pues...

Entonces me armé de valor y lo dije, si lo dije.

Ana: Pues estoy pasando un rato con mi novia. ¿Tu que haces aquí?

Le ha dolido lo que he dicho, y mucho. Pero os aseguro que me ha dolido más a mí que a ella.

Silvia: Pues he venido con Llum a ponernos un poco al día. Encantada de verte eh Anna.

Anna: Igualmente Silvia, y a ti Llum, que ya ni saludas.

Llum: ¡No digas tonterías rubia!

Le dio un abrazo y luego me dio otro a mí.

Ana: Bueno... Nosotras ya nos vamos, os dejamos que os pongáis al día.

Silvia: Ana, espera... ¿Nos podéis dejar un segundito solas?

Las dos asintieron.

Silvia: ¿Así que ya te has olvidado de mí?

Ana: Nunca voy a poder olvidarme de ti, Silvia. Me robaste el corazón.

Silvia: ¿Entonces a que viene todo esto?

Ana: Decidí que ya era hora de pasar página, de hacer mi propia vida y dejar de sufrir. Vamos Silvia, no te puedo estar esperando toda la vida... Además tu y Andreu estáis mejor que nunca, tienes una familia preciosa y... Y yo no puedo venir con todo mi morro y meterme en medio.

Silvia: ¿Crees que yo no sufro? ¿Crees que ahora mismo no estoy sufriendo? Me duele tantísimo que pienses así que me rompes el alma Ana...

Ana: ¿Entonces es culpa mía? ¿Soy yo la que decidió esto? Te recuerdo que fuiste tu quien dijo que nos tomáramos un tiempo, si no hubiera sido por ti todo esto no habría pasado. ¿Acaso no lo ves? Lo que pasa Silvia, es que eres una egoísta, eso es lo que pasa.

Me fui sin dejar que Silvia me dijera nada más, no quería escuchar lo que tenía para decirme. Me dirijo donde están Anna y Llum. Nos despedimos de ella y subimos al coche. Arranco y me pongo a llorar, no he podido evitarlo. Anna me coge la mano que tengo libre y me da un beso.

Anna: No llores, por favor. No me gusta nada verte así...

Ana: Lo siento, soy una imbécil.

Anna: ¿Por qué?

Ana: Estoy saliendo contigo pero estoy llorando por mi ex... Lo siento tanto Anna.

Anna: Eh... Lo primero, no llores mi vida. Lo segundo, es normal que llores por eso, hace poco que os ha pasado todo esto y uno no se recupera de la noche a la mañana. Vamos a ir pasando página poco a poco y siempre juntas, ¿vale?

Ana: No se cómo lo haces pero siempre haces que me sientas mucho mejor. Te quiero muchísimo mi rubia.

Anna: Yo mucho más, princesa.

Llegamos a mi casa y subimos sin dejar de besarnos. Era ya bastante tarde y teníamos hambre así que primero comimos unas pizzas y luego hicimos lo que teníamos acumulado desde antes.
Así que nos pasamos la noche dándonos dosis de amor.

Ana Morgade y Silvia Abril, ¿amor imposible?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora