_Estaba en la Alameda, junto al viejo molino de mi abuelo, me metí por el túnel subterráneo a observar sus enormes engrajes, quedaba embelesada con ese preciso sistema hidráulico, subí por las pequeñas escaleras hacia la salita de estar, y saque de la alhacena mi tarro de miel. Me serví unas cucharadas, y luego volví a salir al exterior. La puerta era una antigua era donde airear el trigo, justo a la derecha habia una breve cuesta, donde estaba el río. A derecha e izquierda unos enormes cerezos picotas. Me senté a observar las truchas nadando, no parecía haber nadie, me hallaba sola, en mi lugar favorito, donde cada pequeño detalle es mágico, donde la paz gobernaba mi alma, derrepente oí un sonido río abajo. Era mi nombre, un familiar sonido, corrí por el camino, pase bajo la frondosa higuera y me adentre en la Alameda que había bajo el molino, lo vi pasar, era el abuelo, estaba cazando colorines con una jaula, maquinando sus precisas trampas para que quedara encerrado en la jaula. Pero entonces empezó a alejarse, no conseguía acercarme a el, a medida que avanzaba me encontraba mas lejos de él, el parecía absorto, no podía verme, colocaba minuciosamente palitos y cuerda. Comencé a gritar su nombre, pero no lograba escucharme, sentía ganas de abrazarlo y decirle lo mucho que lo hecho de menos pero no lo lograba, entonces me percaté de que el ya no estaba aqui, me di cuenta de que era un sueño y desperté._
Supongo que se aleja de mí, que mas o menos he encarrilado mi destino, y ya no es como antes, antes soñaba larga y tendidamente conversaciónes con el, consejos, pero ya no, en este sueño parecía más alejado a mi, y eso me hacia sufrir, puede que sea muy egoísta por mi parte y ya necesite su merecido descanso. Me paré a analizar el pasado un segundo, sobre mi periodo en ese instituto. Hize una amiga, a ella no le importaba lo demás, ignoraba los comentarios y sólo creía en mi. Me volví más fría, más antisocial, no quería a nadie no los necesitaba, sólo quería encerrarme en mi misma, para uir de la cruda realidad, música en mis oídos y un buen libro, mi mejor compañía. Malviviendo sobreviví al invierno, como es obvio un año más no célebre la navidad, un año más ese 31 me acosté a las 11 porque tuve la oportunidad de descansar y que aminoraran mis horribles ojeras.
Ni nochebuena... Eso que hacen las "familias" por navidad, en eso que hacen creer a los niños de pequeños... "La magia de la navidad" para mi eran chorradas, ya bien podía darme por contenta si con suerte me compraban algo útil, como un jersey o unos tenis. "Familias", claro que tenía familia, el problema es que ese tumor maligno al que me designaron como padre, era un ser tan antisocial, huraño y frívolo que no toleraba celebraciones de ninguna clase, su única cegación era trabajar y obtener beneficios, todo lo demás le era indiferente. Y como no, llegó mi cumpleaños, ese año ni siguiera tuve tarta, ni regalos, ni felicitación.. NADA. Nadie sabía que era mi cumpleaños, tampoco iban a felicitar al bichito raro. Solía fantasear sobre como sería mi cumpleaños lejos de aquella vida, si hubiera sido una niña adoptaba por una pareja de gente pudiente...
-Podría tener una fiesta en un verde jardín, con una tarta y mucha gente, elegante mesa de blanco..
-También caía por carnaval, podría ser en una familia campechana pero unida y tierna, una fiesta de disfraces y de fondo los graciosos carnavales de cadiz.. Con sus chirigotas y risas.
-Quizás llegar a casa y encontrarme a todos mis amigos con un " sorpresa " todo lleno de globos y una tarta de galletas de esas sencilla y rica.
Bueno conformemonos con menos..
- Un café con los amigos junto al mar, con vistas a la playa y unas velas pinchadas en un breve pastel de la cafetería.
-Quizás sean tonterías...
Pero siento cierta envidia al ver esas películas americanas con su acción de gracias y esas cosas, es como un símbolo de armonía y unidad.
También me hubiera gustado creer en papa noel y los Reyes.. Mi madre no fue mala, hizo en todo lo posible que tuviera un poquito de navidad. Me pasaba el día montando el belén y el árbol, yo solita. A veces llegaba El y lo rompía todo, cuando abría mis juguetes nuevos los tiraba a la calle y decía "son cascarrias" "y has tirado el dinero en esto" Nunca tuve una buena imagen de el, tampoco se puede decir que causará sentimiento alguno en mi, ni en sentido bueno, ni en el mal sentido. Por mucho que lo he intentado no he conseguido entenderlo, se puede decir que sufre de Alexitimia. Aunque no tengo estudios que lo demuestren, es la mejor manera de definirlo. Es como si estuviese congelado en su interior, una tempestad andante, no siente frío, ni calor, no ama ni es amado, es inerte, como una piedra más en mi camino. Una gran piedra que no logró apartar, que me golpea cuando la intento dejar atrás. El es como mi noche más oscura, en la que aparecen todo tipo de monstruos y seres de ensueño malignos, por el tengo estas horribles pesadillas que me hacen tener insomnio desde muy niña. Nunca acabará esta pesadilla, me perseguirá, al igual que a mamá, es un psicópata tiene todo el tiempo del mundo para torturar mi existencia si intento alejarme de el. ¿Y que hacer? ¿Uir? Dejarlo todo en este antiguo pueblo con una mentalidad arcaica, cuyas gentes viven aún en el siglo XVIII donde existe el honor y la honra, donde las apariencias es lo importante.
Este horrible pueblo del cual salió ese engendró, es mi laberinto sin fin. Donde todos me odian, me tachan por ser su hija, por ser gordita, por ser nueva en el lugar. Me juzgan sin conocer, me odian de adelantado.
De tener que vivir aquí siempre prefiero la muerte, suena más dulce que un año más en este lugar. El abuelo no esta, mi ángel en medio de tanta oscuridad. Lo siento mamá si aún no estas preparada para que el vuelva a la carga, pero mi tregua no se puede alargar más.Intenta relajarte y tomarte la vida con algo más de optimismo, si te encierras en lo malo, los nervios te comerán, son como pirañas sedientas de sangre. Me dije.
Al uir cambié todo, mi forma de ser, de pensar, tinte mi pelo de rubio para marcar un antes y un después en mi vida, esa gorda morena me hacía recordar a tiempos peores, podía haber teñido mi pelo de rojo, o de azul pero a mi edad esos suena demasiado escandaloso, así que ese color es el más usual. Me veo bien, me gusta este nuevo atento, no se si algún día encontrare las fuerzas se volver al pasado, teñirme morena y enfrentarme a lo que fui. Supongo que suena demasiado radical pero es la verdad, necesitaba olvidarme de quien era, ojalá hubiese podido tomar un veneno tan potente que eliminara todo rastro de recuerdos y empezar de 0. Pero al menos he conseguido no reconocerme a mi misma y al mirarme en el espejo fantasear con que soy alguien totalmente distinta. No quiero hacer pensar que entre mi obsesión en perder peso y rubia me quiera convertir en una estúpida Barbie sin cerebro, no elegí azul , o rojo por el simple echo de que es más complicado de cuidar, se descolore, daña el pelo y todo el mundo me miraría raro. Lo que más deseo en este momento es pasar desapercibida, la mayoría de las chicas de mi clase son rubias a si que es una especie de camuflaje.
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~Falsa Esperanza~
Teen FictionNo quiero que el paso del tiempo se adueñen de mi memoria y no me de tiempo a plasmarlo, para así sobre papel, que nadie pueda desmentir mis palabras. En mi soledad escribiré todo lo que a nadie le diré. Lo mucho que lloré y lo poco que reí. Para ve...